El 17 de marzo de 1967, cerca del río Jabok al este del Jordán, cuando realizaban trabajos de limpieza en el yacimiento de Tel Deir Alla, la expedición holandesa dirigida por el profesor Henk J. Franken de la universidad de Leiden, localizó 119 fragmentos de yeso con inscripciones. Tras recogerse minuciosamente y hacer fotografías de infrarrojo se enviaron al Laboratorio de Investigación Central para los objetos de arte y ciencia de Ámsterdam, a fin de restaurar para su posterior traducción e interpretación en el Instituto Arqueológico Palestino de Rijksuniversiteit, en Leiden.
De los diferentes fragmentos de yeso, los especialistas formaron dos grupos o combinaciones que fueron montados y enmarcados. Siendo expuesta actualmente en el museo arqueológico de Amman en Jordania.
Aunque el texto solo se ha podido reconstruir en parte, el titulo de la combinación I, realizado en color rojo, dice: “
Inscripción de Balaam el hijo de Beor, el hombre que es adivino de los dioses”.
A continuación la inscripción parece indicar que Balaam tiene en sueños una visión divina, en la que advierte al pueblo de una catástrofe que enviará la diosa Shagar:
“
Y los dioses vinieron hasta él por la noche, [y le hablaro]n según la palabra de Él, y hablaron a Balaam, hijo de Beor, de la siguiente manera: <<Él hará ... >> Entonces Balaam se levantó a la mañana siguiente ... mientras lloraba, sí lloraba.
Entonces vino hasta él Eliqa ... <<¿Por qué lloras?>> Entonces él les dijo: <¡sentaos! Os diré lo que la diosa Shag[ar hará]: Puedes romper los rayos del cielo, en tu nube (puede haber) tinieblas ...” (Comienzo del texto traducido por Hoftijzer y Van der Kooij).
La escritura, según análisis paleográfico del profesor Naveh, se trata de un antiguo arameo cursivo, siendo su letra muy regular y cuidada, realizada por un escriba profesional. Usó, como se ha indicado, tinta roja para él titulo y las frases más importantes, y la tinta negra para el resto del texto.
Por los informes de la excavación, podría tratarse de un santuario datado en el siglo 8 AC según la estratigrafía y análisis del carbono. Sobre sus paredes enyesadas, se escribieron las advertencias proféticas. Es interesante comentar, que por la distribución del material encontrado, éste santuario habría sido destruido por un terremoto, que podría haber coincidido con el que se produjo sobre el 750 AC, reinando en Judá Uzías, y en Israel Jeroboam II, mencionado en la Biblia por los profetas Amos 1:1 y Zacarías 14:5.
La persona de Balaam recordada en la ciudad de Deir Alla, está como se dijo al principio ligado al último periodo del Éxodo bíblico, cuando Israel se disponía a cruzar el Jordán para instalarse en Palestina, según Números 22 al 24. En este relato Balaam aunque no era israelita, sí se manifiesta dependiente de Dios, reconociendo que su profetismo procede de Él. Posteriormente accedió, por riquezas, intentar maldecir a Israel.
Es interesante resaltar la conexión del texto encontrado en Deir Alla y las expresiones de los oráculos de Balaam en la narración bíblica: en la inscripción hallada se lee “Balaam hijo de Beor” coincidente con Num 22:5. “El hombre que es adivino de los dioses” relacionado con Num 24:3-4, 24:15-16. Así mismo, el contexto general de la inscripción está dentro de la visión religiosa de la zona. Estamos ante la evidente relación de los pueblos vecinos de Israel con sus expresiones y vivencias. Hay que considerar que si una clara referencia histórica, fuera de la Biblia en el siglo 8 AC reconoce y recuerda a Balaam, igualmente los personajes bíblicos relacionados con él en su tiempo, como Balac, Moisés, Josué, y tantos otros, indirectamente son también reconocidos.
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