El pirata y el mapa del tesoro

Un día me contaron uno de mis chistes favoritos. Un pirata y un marinero se encuentran en un puerto y mantienen una conversación que va más o menos así:

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Marinero: ¿Por qué tiene una pata de palo?

Pirata: Me caí por la borda y un tiburón me arrancó la pierna de un mordisco.

Marinero: ¿Y el garfio?

Pirata: Una lucha con espadas. Otro pirata me cortó la mano de un sablazo.

Marinero: ¿Y el parche sobre el ojo izquierdo? ¿Un flechazo?

Pirata: No. El día después de ponerme el garfio, cuando me fui a rascar el ojo…

Ya te puedes reír, pero cuando recuperes la compostura, sigue leyendo que la conversación no ha acabado aún…

Marinero: Y a pesar de todo, le veo tan sonriente ¿por qué?

Pirata: Porque he encontrado el Tesoro.

Marinero: Dígame más, se lo ruego.

Pirata: Por supuesto. Deje que saque el mapa del bolsillo…

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Marinero: Ya veo. El Tesoro se encuentra en donde ha puesto una gran X.

Pirata: No, no es una X, Es una cruz.

Marinero: No entiendo.

Pirata: El Tesoro es la Cruz donde murió Jesucristo para perdonarnos a los pecadores.

“A vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” (Colosenses 2:13-14).

Marinero: Anda ya… ¿Y le ha perdonado a usted malhechor?

Pirata: Sé que puede parecer mentira pero por eso el Tesoro es tan valioso. Puede perdonarme incluso a mí, que era uno de los peores piratas.

Marinero: Ya, y ahora, sigue con sus fechorías pero con la conciencia tranquila, ¿eh?

Pirata: No, para encontrar el Tesoro, hay que apartarse del mal.

“Desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas” (Santiago 1:21).

Marinero: ¿Quiere decir que yo también puedo tener el Tesoro si dejo esas cosas de lado?

Pirata: Exactamente. Eso se llama arrepentimiento. Pero luego hay que seguir las instrucciones del mapa porque nos dice donde encontrar el perdón de nuestros pecados.

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto” (Juan 14:6-7).

Marinero: ¿Me puede dar una copia de ese mapa?

Pirata: Por supuesto. El mapa se llama la Biblia.

“Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1ª Pedro 1:23).

Marinero: Muchas gracias. ¿Y qué hago con este mapa ahora?

Pirata: Tenga cuidado porque muchos tienen este mapa pero no encuentran el Tesoro. Hay que leer el mapa y obedecerlo, no simplemente leerlo.

“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1:22).

Marinero: ¿Y está muy bien escondido el Tesoro?

Pirata: No, solo hay que abrir los ojos y mirar.

“Esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:40).

Marinero: Estupendo. Esconderé el mapa para que nadie me quite el Tesoro.

Pirata: No amigo. El mapa está disponible para todos. Solo hay que querer encontrar a Dios. Si alguien no quiere ver a Dios, no se molestará en buscar en el mapa. Pero usted, comparta el mapa con quien quiera encontrar a Dios.

Moraleja: Si eres un cristiano verdadero, comparte las Buenas Nuevas. Hasta puedes compartir el presente artículo como otros artículos del autor, los cuales suelen tener como objetivo alcanzar a quienes todavía no conocen a Cristo personalmente.

Y si no conoces a Cristo como tu Salvador, ya conoces el camino: Vuélvete de tus pecados y deja de darle la espalda a Dios. ¿quieres encontrar el Tesoro?

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