Jesús cumplió la petición de sus discípulos dándoles un ejemplo de oración que hasta el día de hoy seguimos todos los cristianos.
Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: —Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos.
(Lucas 11:1 Nueva Versión Internacional)
[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]
Los discípulos de Jesús notaron que su Maestro estaba muy comprometido con la oración. Practicaba la oración con disciplina y dedicación. Entonces le pidieron un poco más de instrucción, así como los discípulos de Juan habían aprendido de su maestro. No sabemos en qué consistió la enseñanza de Juan el Bautista a sus discípulos en cuanto a la oración. Lo más probable es que Juan no llamara Padre a Dios, como lo hizo Jesús, y tal vez su oración no estaba tan cargada de gracia para perdonar como la del Señor Jesús. Jesús cumplió la petición de sus discípulos dándoles un ejemplo de oración que hasta el día de hoy seguimos todos los cristianos.
La oración del Señor Jesús comienza con palabras sobre Dios. A veces nos apuramos a pedirle cosas a Dios y saltamos esta parte de la oración. Jesús enseña que podemos acercarnos a Dios como Padre, incluso al pedir que Dios conserve su reputación única como Dios y Señor. Podemos disfrutar de esa misma intimidad con Dios que conoció el Señor Jesús. También pedimos que el reinado de paz y justicia de Dios se extienda por toda la creación.
Luego nuestra oración puede volverse hacia nuestras necesidades. Jesús nos enseña a orar por la necesidad de nuestro cuerpo y de nuestro espíritu, y por necesidades presentes, pasadas y futuras. Pedimos el pan diario; no pedimos todo lo que queremos, sino lo que necesitamos. Luego pedimos perdón por errores del pasado y protección para las tentaciones futuras.
Un Padre celestial que nos escucha alivia nuestros temores: el miedo a la soledad, a las carencias y la vergüenza de nuestra imperfección.
Padre, defiende la santidad de tu nombre. Trae tu reino a la tierra.
Danos el pan que necesitamos para hoy.
Perdona nuestros pecados y ayúdanos a perdonar a todos los que nos han perjudicado.
Y no nos dejes caer en la tentación.
Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria; por todos los siglos. Amén.
El Señor Jesús prometió y comprometió su palabra de manera muy seria en cuanto al poder de la oración: "Pidan y recibirán. Busquen y encontrarán. Llamen y la puerta se les abrirá”. ¿Acaso se trata de tener toda clase de riquezas, como las que se imaginó Han Solo cuando Luke Skywalker le pidió ayuda para rescatar a la princesa Leia? ¿O un paraíso de placeres como los que se imagina el islam?
¿Será que Dios es similar al genio de la lámpara, y nos concede los deseos que le expresamos, independientemente de qué se trate el asunto, sin tener absolutamente nada que ver con la ética, con el camino de justicia y santidad, con la promoción del reino, con la transformación del mundo?
Quien haya leído este texto y luego haya pedido un yate, sacarse la lotería millonaria, o conseguir la pareja perfecta para la fiesta de graduación, comprende que la oración no funciona de esa manera. Jesús no está ofreciendo un cheque en blanco para que pidamos cualquier capricho, para alimentar nuestra carnalidad, o para conseguir lo que sea. La oración no es un mapa del tesoro.
Y en renglones más serios, algunos hemos orado y orado, pidiendo, suplicando por familiares y seres queridos que están en su lecho de muerte, o hemos pedido la salvación de matrimonios deteriorados o de vidas jóvenes que vemos encaminadas por rumbos de muerte… y nos damos cuenta, con mucho dolor, que a veces pedimos, pero no recibimos. ¿Es que acaso el Señor Jesús nos está engañando? ¿O es que simplemente está equivocado en su enseñanza?
Nada de eso. Hay que ver qué tipo de petición es la que Jesús tiene en mente. Un poco más delante en el texto bíblico se puede ver con claridad. Por ahora, se nos manda confiar en esta promesa: roguemos a un Dios que es bueno y que se interesa por nosotros, nos escucha y sabe muy bien lo que es mejor para nosotros. Nos conoce y nos ama. No tenemos por qué tener miedo a pasar desapercibidos o a ser olvidados por la bondad de Dios. Sin miedo y con fe.
La oración sirve precisamente para ese propósito. Es la relación estrecha de un hijo o hija con su Padre celestial. Es el corazón fortalecido con la confianza en su gran amor comprometido.
Dios, gracias porque nos escuchas cuando clamamos a ti. Concédenos la paz para confiar sin miedo cuando no siempre escuchamos ni percibimos tu respuesta. Ayúdanos a pedir y buscar aquellas cosas que sabes que son lo mejor para nuestra vida. Amén.
¿Qué padre entre ustedes, si su hijo le pide pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?
(Lucas 11:11-13 La Palabra)
A nadie le gustan las picaduras de alacranes o las mordeduras de serpientes. Ambas tienen consecuencias dolorosas, que pueden ser muy serias e incluso, en algunas regiones del mundo y en algunos casos, llegan a ser mortales. Alacranes y serpientes son animales de veneno potente, que nadie en su sano juicio le daría a su hija o hijo pequeños. El veneno de estos animales tiene mucho más efecto en los pequeños que en personas adultas. La picadura de un alacrán, que a un adulto normalmente sólo le causaría molestias durante unas pocas horas, podría ser mortal para un bebé.
Así era también en el tiempo de Jesús. Los discípulos sabían cómo cuidarse de víboras y alacranes, y Jesús utilizó como ejemplo a estas temibles criaturas para enseñar otra lección sobre la oración. El Señor Jesús nos presenta a Dios como un Padre bueno y amoroso a quien podemos acercarnos con confianza para pedir. ¿Qué clase de padre, Jesús pregunta, sustituiría un pez con una serpiente o un huevo con un escorpión? ¡Eso sería ridículo! Si incluso los padres imperfectos saben cómo dar regalos buenos a sus hijos, ¡cuánto más debe deleitarse Dios en darnos lo mejor de lo mejor!
Entonces el Señor Jesús procede a explicar lo que implican sus palabras sobre pedir, buscar y llamar… No se trata de pedir, buscar y llamar a la puerta por cualquier cosa, beneficio, promoción, deseo, anhelo o capricho de nuestro corazón. Porque Dios no es el genio de la lámpara que está para conceder nuestros deseos, independientemente de las implicaciones éticas que esos deseos puedan tener. ¡Más bien, el Señor Jesús se ha estado refiriendo al don del Espíritu Santo! Jesús instruyó a sus discípulos a pedir el Espíritu, a buscar al Espíritu, a tocar y llamar a las puertas del cielo en oración por el Espíritu. Con toda seguridad, Dios va a responder.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]
La pregunta entonces queda de nuestro lado. ¿En verdad queremos pedir, buscar y llamar para recibir al Espíritu en nuestra vida? ¿Es acaso la presencia y la obra del Espíritu Santo en nuestra vida lo que más anhelamos y deseamos tener? ¿Tenemos esa clase de hambre y sed de Dios?
El Espíritu es Dios enseñándonos la verdad y conduciéndonos hacia la verdad. Es Dios consolándonos y fortaleciéndonos con su compañía, es Dios guiando nuestros pasos, aconsejándonos en las decisiones que tenemos frente a nosotros el día de hoy.
Dios, Dios amoroso y bueno, gracias por ser un Padre bondadoso y misericordioso. Te pedimos que nos envíes al Espíritu Santo para enseñarnos, consolarnos y guiarnos hoy. Amén.
Recibe el contenido de Protestante Digital directamente en tu WhatsApp. Haz clic aquí para unirte.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o