Satanás, nuestro enemigo más peligroso

En estos días estuve pensando bastante en las múltiples maquinaciones y operaciones del diablo actuando de mil maneras diferentes, contra las personas en general y especialmente contra algunas en particular mediante engaños muy sutiles que están relacionados con el mundo ocultista. No solo es deprimente y angustioso, especialmente para quienes padecen estos influjos, sino que también es un sinvivir que atormenta a muchas personas que no saben a ciencia cierta "qué demonios les está pasando".

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Precisamente estaba recordando las inspiradoras palabras de Jesús en la sinagoga de Nazaret, proclamando su misión mesiánica y redentora para todos los cautivos y oprimidos por el mismo diablo entre otros. “El Espíritu del Señor está sobre mí; Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos (del diablo), Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos (del diablo); A predicar el año agradable del Señor”. Lucas 4:18-19, Hechos 10:38.

Frecuentemente soy testigo de una cantidad considerable de personas, que conviven entre nosotros y que están siendo oprimidas, perturbadas y demonizadas por espíritus malignos y esto no es ningún cuento medieval ni tampoco es siempre una patología psíquica, si bien en muchos casos en las personas oprimidas o atormentadas por el diablo también aparecen importantes disfunciones en su área psicológica. 

Satanás ha venido al planeta Tierra para hurtar la Verdad a muchos, matar el alma y también la esperanza de millones de personas e intentar destruir, a toda costa, a los hombres y mujeres que estamos hechos a la misma imagen de Dios, lo que le produce a nuestro adversario el diablo un odio irrefrenable hacia toda la raza humana.

Me consta que sobre esta cuestión se han producido algunos excesos muy lamentables, pero ello no es razón para que nos mantengamos en la ignorancia y en la pasividad espiritual. No obstante la cuestión es más seria de lo que muchos piensan. Porque quisiera resaltar, que Satanás no es ningún bromista.

Mientras, hay infinidad de personas que siguen esperando la ayuda de los verdaderos embajadores del Gran Libertador, Jesús de Nazaret, a través de quienes hemos sido comisionados a predicar el Evangelio completo y esto incluye, libertar a los cautivos del diablo. 

También quiero advertir que esta cuestión no se soluciona con gritos y pataleos innecesarios, ni con mojigaterías esperpénticas que lo único que hacen es excitar a los afectados y escandalizar a la gente que pudiera presenciar una ministración de liberación espiritual en versión salvaje. Tenemos que actuar cuando sea necesario, pero sin aspavientos, sin miedo al enemigo y con la mayor serenidad posible.

Existen diversas maneras de ayudar a la gente que está bajo influencias diabólicas, pero estas siempre deben de ser guiadas por el Espíritu Santo, para que sean intervenciones efectivas sobre la vida de los que padecen este tipo de problemas espirituales, que en muchas ocasiones son bastante complejos.

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Son muchos los que están aprisionados en cárceles espirituales y claman por ayuda, sin saber de quién ni de dónde pueda provenirles el auxilio que tanto necesitan.

También los cristianos somos objeto de múltiples ataques y de constantes intentos de perturbación satánica, pero nuestro gran recurso defensivo consiste en vestirnos de toda la armadura de Dios, manteniéndonos en alerta y guardando con firmeza nuestra integridad espiritual. Efesios 6:10-18, 1ªPedro 5:8-9a.

Jesús nos ha dotado a los cristianos nacidos de nuevo de una poderosa autoridad espiritual para liberar a todos los que desean sinceramente ser ayudados y rescatados del poder de Satanás... Marcos 16:17-18. Por esa maravillosa bendición, damos gloria a Dios por su don inefable.