La asombrosa historia de la Unión Bíblica (25)

El joven Pablo Wickham estudiaba en el distinguido instituto Kilmarnock Academy (Escocia) y tras las clases asistía también a las reuniones de la Unión Bíblica. (1) Allí aprendió a manejar su Biblia, la que le había regalado su padre durante un permiso del ejército, y a cantar los conocidos coros de la UB. También entró en contacto con las lecturas planificadas de la Biblia. Asistió a un campamento de la UB donde se combinaban las reuniones con varias horas al día ayudando a algún granjero en labores de labranza debido a la escasez de trabajadores, la mayoría movilizados por la Guerra, tanto en las Fuerzas Armadas como en servicios civiles esenciales. Tras recoger patatas tenían estudios bíblicos y evangelísticos por las noches. En una de esas reuniones el líder del campamento hizo un llamamiento a entregar la vida a Cristo. Entre varios jóvenes, Pablo también salió al frente y firmó la tarjeta que constataba su decisión.

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La conclusión de la 2GM en 1945 con la victoria sobre la Alemania nazi y la rendición de Japón se celebró por todo lo alto. La sensación de que aquella guerra iba a durar muchos años, de pronto desapareció. Las familias comenzaron a reunirse de nuevo y a intentar volver a una normalidad que costaría mucho tiempo en recuperarse. Volvió a juntarse la familia Wickham, cuando la madre Norah Ferrier volvió curada milagrosamente de la tuberculosis tras varios años en un sanatorio de Leysin (Suiza) donde también había experimentado una verdadera conversión evangélica ayudada por el conocido evangelista canadiense Gaston Racine. También regresó curada la hija de Norah que se había recuperado de la tuberculosis al cuidado de su abuela Drusila en Lausana. La familia volvía a reunirse de nuevo. El matrimonio, Leonard y Norah, fueron a Inglaterra a buscar una casa adecuada. Los primeros encuentros no fueron nada fáciles, el joven Pablo Wickham solo recordaba a su madre por alguna foto y la pequeña ni siquiera conocía a su padre. El matrimonio prácticamente había perdido el contacto durante los últimos años de la Guerra. Leonard estaba nervioso por la extraña sensación, pero Norah estaba serena, confiando en que Dios les ayudaría a recomponer la familia. (2)

[photo_footer]Gaston Racine./ Foto[/photo_footer]

Los Trenchard seguían adelante con sus planes de volver a España y retomar la obra misionera. Estaban al tanto del riesgo elevado que se corría, pero estaban dispuestos a afrontarlo. Sabían de muchos pastores evangélicos españoles que solo por su amor a la libertad o simpatía por la República, habían sido apresados tras el final de la Guerra Civil. Varios fueron fusilados por el gobierno franquista o ajusticiados por turbas de fanáticos. El pastor de Pradejón, tras varios juicios y apelaciones, fue fusilado en 1946. Los evangélicos con cargos públicos fueron depuestos y algunos se hallaban encarcelados, en especial los catedráticos de universidades, como el catedrático de Albacete, D. Demetrio Nalda. Los no católicos no tenían derechos en la España franquista. (3) La mayoría de las iglesias evangélicas o protestantes habían sido clausuradas por orden gubernativa, a excepción de unas pocas, generalmente en Madrid, por ser allí donde se encontraban las embajadas o consulados extranjeros, ante los cuales Franco quería dar «apariencia de tolerancia religiosa». Una de las iglesias más grandes era la de Terrassa (Barcelona) pastoreada por D. Samuel Vila, que fue clausurada en 1940. La congregación tuvo que volver a reunirse por las casas (como al inicio de la contienda) en número inferior a 20 personas (que es lo que las autoridades permitían en teoría). En muchos lugares de España por reunirse en una casa apenas una decena de personas fueron multados o encarcelados por un mes y un día. El criterio dependía de las autoridades civiles que animadas por el clero interpretaban la normativa con excesiva severidad. (4)  El pastor Samuel Vila enviaba a sus jóvenes predicadores con su bosquejo del sermón, que él previamente había preparado y explicado a estos, junto con una carta alentadora. Como resultado, nuevas personas venían a los pies de Jesús, por lo que decidió hacer más copias y enviar sus bosquejos por toda España. Lo llamó «El sermón por correo» y fue de gran ayuda a muchas iglesias que no contaban con liderazgo. Con los que creían y querían ser bautizados, tenían un serio problema. Si iban a las afueras para realizar los bautismos podrían ser descubiertos y multados e incluso ser encarcelados, como le ocurrió al pastor de Játiva. Así que los líderes decidieron utilizar el bautisterio del templo, aunque estuviera clausurado. Samuel Vila y su esposa Lidia quitaron el sello gubernamental con agua caliente para no romperlo y sacaron con cuidado los clavos, para fijarlo todo de nuevo una vez terminasen los bautismos. Prepararon el bautisterio y los creyentes fueron llegando poco a poco, entrando por la pequeña puerta lateral de la casa de los Vila. Los hermanos no se sentaron en los bancos, para que no se pudiera demostrar que habían estado allí, sino que rodearon el bautisterio de pie. Las lágrimas fueron inevitables. Terminados los bautismos se reunieron en el patio interior para celebrar la Santa Cena. De nuevo salieron en pequeños grupos. Los Vila vieron que todavía se apreciaban las pisadas de las 150 personas que habían estado allí, así que compraron un saco de cemento rápido y fueron echando puñaditos hacia arriba, tapándose todas las pisadas con una fina capa de polvo artificial. (5)

En la primera mitad del año 1946 se reabrieron muchas iglesias evangélicas e incluso se abrieron nuevas (Tortosa, Granollers, Puigcerdà, etc.). También se reanudó clandestinamente la publicación de «El Eco de la Verdad». Se vivió un despertar espiritual, dando como resultado conversiones y bautismos. (6) Se podía plasmar la unidad de las iglesias cristianas, superándose las diferencias denominacionales. Las iglesias de la provincia de Barcelona empezaron a juntarse los lunes de Pascua en el campo llegando a congregarse hasta 2000 personas. (7) Un grupo de estudiantes de la Escuela Superior de Manresa, se acercaron al templo evangélico de la Rambla por mera curiosidad. Al ser laborable, a esa hora solo se encontraba Doña Elvira, quien les explicó el evangelio a los jóvenes, invitándoles al culto del domingo. El joven José María Martínez se interesó vivamente, asistiendo el domingo junto a su familia. El resultado fue la conversión de toda la familia, quienes llegarían a ser columnas de la iglesia. (8)

[photo_footer]Unión de jóvenes de la Iglesia de Terrassa (Barcelona) enero 1947. (Tomada de Samuel Vila: Una fe contra un imperio, p. 228).[/photo_footer]

Pero llegó la Conferencia Metropolitana de obispos donde interpretaron que el artículo 6 del Fuero de los españoles era aplicable solamente a los extranjeros. Desde este momento se hizo casi imposible abrir nuevos locales evangélicos a partir de la segunda mitad del 1946. (9) Falangistas y requetés carlistas, que habían ayudado a Franco a derribar la República, comenzaron a asaltar las capillas evangélicas. La primera fue la de Granollers, un lugar de culto abierto por la Misión Cristiana Española. Allí los asaltantes encontraron predicando al joven voluntario Antonio Blanc a quien golpearon sin misericordia, destrozando luego los cristales y las Biblias e himnarios que encontraron. También fueron asaltadas la Iglesia Metodista de Barcelona, el templo de las Asambleas de Hermanos en C/. Trafalgar de Madrid, la Iglesia Bautista de Valencia, la iglesia de Albacete y las de Linares, Sevilla y Figueres. En la capilla de Ourense colocaron una bomba que no causó daños personales. Las iglesias de Ourense y Gijón fueron cerradas por orden gubernativa. Dentro de España los evangélicos fueron silenciados, pero fuera de las fronteras hablaron alto y claro sobre esta persecución consiguiendo las simpatías de protestantes y católicos de Europa y América. (10) Samuel Vila escribió al secretario del general Franco informándole de todo. El Gobierno de Franco por un lado persistía en la clausura de los locales de culto evangélicos cerrados y por otro respetó los permisos ya concedidos, enviando policías a custodiar los templos evangélicos durante las horas de culto. (11) Es decir, en algunos impedían el paso a los evangélicos para que no pudieran entrar a sus iglesias, y en otros protegían a los evangélicos para que pudieran celebrar sus cultos sin ser molestados.

No sin cierto temor, Ernesto y Gertrudis, evaluaban la situación de la iglesia evangélica en España. Ernesto estaba dispuesto a dar con sus huesos en la cárcel si con ello la obra del Señor cobraba impulso. Mientras preparaban el viaje a España, Ernie se tomó un momento para descansar. Todavía echaba de menos caminar sobre dos piernas y se fatigaba con las muletas. Se dejó caer sobre el sillón y a punto estuvo de sentarse sobre Spuddy, quien con agilidad gatuna saltó rápidamente escapando de su dueño.

—¡Perdón, Spuddy, no te había visto! —exclamó Ernesto.

El felino, que era poco rencoroso, casi al instante se encaramó sobre su amo enroscándose en su regazo dando comienzo a su ronroneo particular. Mientras Ernie acariciaba a Spuddy, miró su estantería llena de libros y tomó uno de ellos al azar. Comenzó a ojear “El gran divorcio: Un sueño” del conocido escritor C. S. Lewis. En él un grupo de personas sale del infierno para admirar las maravillas del cielo. A Ernesto le encantaba el estilo claro y conciso de Jack (C. S. Lewis) quien intentaba escribir para que todos entendieran su mensaje. El libro en cuestión, al igual como sucediera con «Cartas de un diablo a su sobrino», había sido publicado por entregas en The Guardian y posteriormente fue publicado en un solo volumen en noviembre de 1945. La intención del autor era que el cristianismo fuera accesible al mayor número de personas, pero a la vez el libro llamó la atención de destacados teólogos. (12) Ernie, como buen misionero, compartía esa misma visión, llevar el conocimiento bíblico a todas las personas en su propio idioma.

[photo_footer]Familia Trenchard al completo, 1947. (Tomada de Ernesto y Gertrudis Trenchard- La enseñanza que permanece. Archivo fotográfico, nº 23).[/photo_footer]

Gertrudis sacó de su ensimismamiento a Ernie:

—¿Querido, estás seguro de que es el momento apropiado? ¿No sería mejor esperar unos años más hasta que de verdad se viva con garantías la libertad religiosa en España?

—Ma, es el momento. Sé que Dios es poderoso para guardarnos de todo mal según su voluntad, pero también sé que Dios ama a esos alborotadores que arremeten sin saberlo contra la obra del Señor y aun a esos policías que cierran iglesias o las vigilan. Si el pueblo evangélico en España se prepara, estudia, medita y vive la Palabra de Dios, aunque el precio sea alto, quién sabe si cárcel o multas, estoy convencido de que a pesar de todo serán invencibles. Sé que debo estar ahí. (13)

En 1947, Ernesto Trenchard preparaba sus materiales, libros, estudios, máquina de escribir… para viajar de nuevo a España. Su esposa Gertrudis viajó con antelación y se dedicó a los preparativos para la inauguración del nuevo local de la Calle Trafalgar, que sustituiría al local destruido durante la Guerra Civil. En Tarragona, tras un tiempo haciendo reuniones clandestinas, consiguieron el permiso de apertura y el 2 de febrero de 1947 pudieron inaugurar oficialmente la primera Capilla Evangélica en la Calle La Nau de Tarragona, a poco más de 200 metros de la catedral de la ciudad. (14)

[photo_footer]Capillas de la Calle Trafalgar en Madrid y de la Calle La Nau en Tarragona (1947). Tomadas de Ernesto y Gertrudis Trenchard-La enseñanza que permanece. Archivo fotográfico, nº 22 y Una història al servei de la ciutat- 75 anys de presència protestant a Tarragona (1947-2022).[/photo_footer]

Alicante quedó sin cultos hasta 1947 porque muchos de sus miembros fueron fusilados y otros lograron expatriarse. El evangelista Manuel Velázquez había ido reagrupando poco a poco a los evangélicos que quedaban, juntándose en su propio domicilio. En Cartagena el pastor José Crespo pasó varios años en la cárcel y tras ser liberado hizo lo mismo reagrupando a los pocos miembros, comenzando cultos en casas familiares. Hasta 1947 no se pudo reabrir la iglesia al culto público. (15)

El evangélico Juan Francisco Mega Berenguer, cabo primero amanuense, estuvo destinado en Madrid al Estado Mayor de la Armada, en el Ministerio de Marina. Allí disfrutó porque su trabajo le permitía visitar las iglesias evangélicas de Madrid, en las que halló un gran apoyo espiritual, especialmente en la Asamblea de Hermanos de la Calle Trafalgar 32, donde asistía regularmente. Mientras tanto, seguía carteándose con su novia de Cartagena, Febe Oria. Confesó su fe ante el jefe de la Brigada y este le permitió no asistir a las misas relevando al cuartelero de guardia. Pasado el tiempo fue destinado al destructor Escaño que tenía su base en Cartagena. Aquí Juan Francisco se integró plenamente en la Iglesia de Cartagena, bautizándose junto a su novia y otros hermanos, e interesándose por el estudio de la Palabra de Dios. Igualmente, pronto mostró dones para hablar en público. Juan Francisco y Febe se animaron a comenzar con los preparativos para su boda civil, siendo conscientes de que vivían en tiempos de dictadura y no sabían qué podría pasar con el empleo en la Armada. El juez que consultaron era un joven bastante liberal y, basándose en el «fuero de los españoles» les dijo que no tenían nada que temer, puesto que en teoría «ningún español será molestado por sus creencias religiosas». Aunque, por si acaso, les recomendó que de momento era mejor que no mencionaran su confesión religiosa en la solicitud de matrimonio. Así llevaron a cabo la solicitud y les fijaron la fecha del 24 de abril de 1948 para su boda. Finalmente, pudo celebrarse sin impedimentos. Tras una comida familiar todos se dirigieron a la Iglesia Evangélica, que estaba abarrotada de hermanos. El anciano-pastor Juan Biffen, de la Iglesia en Calle Trafalgar (Madrid) se trasladó hasta Cartagena para unir ante Dios a los contrayentes. Pasados unos días J. Francisco se reintegró al trabajo e hizo entrega del certificado oficial de matrimonio junto con toda la documentación. Se le nombró cabo de compra como añadido a sus tareas de oficina del destructor Escaño. (16)      

[photo_footer]Boda de Febe Oria y Juan Francisco Mega (1948). (Tomada de Fundamentos inconmovibles - Mis memorias, p. 148).  [/photo_footer]

Ya en España, Trenchard se puso enseguida con la enseñanza y, junto a sus amigos Biffen y Araujo, iniciaron los cursos sobre Gálatas y Doctrinas Fundamentales. Comenzaron en la capilla del colegio El Porvenir mientras se terminaban los arreglos de la capilla de la Calle Trafalgar. Las clases eran gratuitas y pronto tuvieron gran aceptación llegando a asistir hasta 75 alumnos. Los que querían los apuntes y optar a la entrega de trabajos para conseguir el certificado de aprovechamiento lo abonaban. Los alumnos que vivían más lejos podían cursar los estudios por correspondencia. Su compañero Gray utilizaba los mismos materiales enseñando a otro buen grupo en Valladolid. Gertrudis tuvo que regresar a Bournemouth para el inicio de curso en su escuela, por lo que Ernesto se quedó sin la ayuda de su inestimable compañera de fatigas. Aunque esperaba la colaboración de algunos hermanos eruditos en la preparación de los materiales, Trenchard se encontró completamente solo ante esta tarea. Sin duda, no estaba solo porque Dios le daba las fuerzas y el tesón para la obra. Cuando le asaltaban las dudas o flaqueaba, ahí estaba la Palabra de Dios para animarle:

Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. Isaías 40:29-31.

Al término de los cursos en Madrid, Ernesto informó a la familia que habían asistido más de 500 oyentes, lo que le hacía muy feliz. Posteriormente impartió un curso intensivo a un grupo de jóvenes en Linares (Jaén). En el primer trimestre de 1948 Trenchard viajó a Barcelona para impartir una clase semanal para las tres asambleas (C/. Teruel, Milans del Bosh y Marqués del Duero). Recordó cuando estuvo anteriormente en la Ciudad Condal, dejando a su familia en Toledo, y el inicio de la Guerra Civil en 1936. Cuánto le costó llegar a Toledo para proteger a su familia, y cómo le dolió tener que abandonar su tierra de misión. Meditaba en todo ello realmente contento de volver a estar en España. Todavía ubicado en Barcelona recibió la visita de uno de los Editores, W. T. Stunt, junto con su esposa. Se trataba del más joven de los Editores, lo que agradó mucho a Ernesto y lo llevaría a considerarlo como un Editor cercano y comprensivo. Trenchard disfrutaba las oportunidades de compartir la Palabra, como cuando fue invitado a predicar en la iglesia de Vilanova, una congregación que crecía enérgicamente a pesar de la persecución a la que era sometida por las autoridades. Al respecto escribió a su familia: «Hay algo apostólico y vital en una iglesia que nace en medio de un ambiente de oposición de parte de los “de fuera”». (17) Jesús nos prometió la aflicción, pero también, con ella, su presencia. Recordó la frase de C. S. Lewis, quien había vivido las dos guerras mundiales, en su recién publicada obra The Problem of Pain (El problema del dolor, 1947): «Dios susurra y habla a la conciencia a través del placer, pero le grita mediante el dolor: el dolor es su megáfono para despertar a un mundo adormecido».

Por el momento regresó a Inglaterra, pero desde allí continuaría su obra en España. Cuando Trenchard presentó su informe a los Editores lo hizo desde la alegría de la obra bien hecha. Uno de sus estudiantes en Madrid se había convertido por medio del curso de Gálatas. Logró terminar el curso sobre Génesis con ayuda de Woodford y estaba trabajando en dos cursos, uno sobre los Evangelios junto con su amigo Gray, y otro sobre Romanos. Sus materiales estaban siendo utilizados en otras partes de España, por ejemplo, en Vigo, donde Woodford tenía una clase con 70 personas. Además, otros estudiaban por correspondencia. Durante su tiempo en Inglaterra volvió a ayudar a Gertrudis en el colegio Christopher’s School, y a la vez se encargó de la evangelización de la asamblea de Bournemouth y de la obra en Strouden Park. A pesar de tener una sola pierna, el gozo de volver a sentirse útil en la obra de Dios lo llenaba de energía. Ernie meditaba en ello mientras trasladaba unos libros de un aula a otra en el colegio. Al pasar por la puerta del despacho de Gertrudis asomó la cabeza:

—Señora directora, ¿tiene usted un segundo? —preguntó Ernesto con ironía mientras apoyaba los libros en el escritorio de su amada.

Gertrudis, acostumbrada a tener la cabeza en multitud de temas a la vez, contestó sonriendo y siguiéndole el juego a su marido:

—El esposo de la directora no necesita preguntar, ¿cómo estás?

—Pues meditaba en los buenos resultados de nuestro primer viaje misionero a España tras la Segunda Guerra Mundial. Imagino que un mundo convulso no satisface el anhelo de eternidad del corazón humano, por lo que no sobra ningún obrero, todos somos necesarios.

—Así es, Pa, ¡parece que Dios aún tiene asombrosos planes con el pirata Trenchard!

Ambos rompieron a reír, tomándose así un momento de descanso académico. Ernie escondió su brazo estirando la manga de su chaqueta y poniendo el dedo índice en forma de garfio. Lo que sumó más risas a la situación. Tanto su amada Gertrudis como él, sabían afrontar estos temas con humor.

Los Editores estaban muy contentos con los resultados de los cursos de Trenchard en España y quisieron ayudar con su financiación. En octubre de 1948 se celebró en Madrid la reunión anual de ancianos y obreros en el nuevo local de la calle Trafalgar. Aunque a Ernesto le fue imposible asistir por estar todavía muy ocupado ayudando en el colegio de Gertrudis, allí se comentó favorablemente la obra que Trenchard realizaba con sus cursos. Al enterarse de esto, Ernesto se animó todavía más y en su cabeza fluyeron nuevos planes para su siguiente viaje misionero a España, que seguramente sería viable hacia los primeros meses de 1949.

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En junio 1948 Jacob DeShazer y Florence se graduaron de la Universidad de Seatlle Pacific con una diplomatura en letras y una licenciatura en misiones. Atrás quedaron los bombardeos de Pearl Harbour, la operación Doolittle y sus más de tres años de prisiones japonesas. Terminada su formación misionera, el 14 de diciembre 1948, los esposos DeShazer partieron desde San Francisco en el USS General Miegs rumbo a Japón. Hicieron escala en Hawai y Jake se alegró de pisar aquellas islas cuyo ataque causó en él tanta ira como para querer que los japoneses pagaran por ello. Qué diferente era todo ahora que volvía a Japón, no a buscar venganza, sino a llevar el Evangelio de la paz y el perdón por medio de Jesús. Tras atracar en Yokohama, Jake fue entrevistado por una treintena de periodistas, en su mayoría japoneses, que le preguntaron por qué quería regresar a un país donde había estado preso tanto tiempo y donde había sufrido tanto. Sus respuestas fueron claras: «Dios me ha llamado para hablar a los japoneses de Jesús”; “Leí la Biblia mientras estuve encarcelado y descubrí que es la Palabra de Dios. Jesús es el Salvador de toda la humanidad. Si los japoneses aceptan a Jesús como su Salvador, tendrán la Luz de la Vida y el amor de Jesús controlará sus vidas». (18)

Notas

(1)El nombre original del movimiento de la Unión Bíblica fue Children’s Special Service Mission (CSSM y en castellano Misión de Servicios Especiales para Niños). Posteriormente se añadió a ese nombre el de Scripture Union. Fue en la reunión de mayo de 1960 en el centro de conferencias cuáquero de Old Jordans, cuando el liderazgo decidió cambiar el nombre por el de Scripture Union para todo el mundo, o sus traducciones o adaptaciones como: La Ligue pour la Lecture de la Bible en países francófonos; Bibellesebund en países germanohablantes; o Unión Bíblica en los países hispanoparlantes.

(2)Documento A (inédito), por Pablo Wickham Ferrier (Valencia, 18 noviembre 2021), pp. 2, 6 y 7.

(3)Samuel Vila: Una fe contra un imperio, por David Muniesa (Terrassa; CLIE, 1979), pp. 182-183.

(4)Ibid., pp. 187-188, Nota del autor, David Muniesa: «Hubo lugares de España, como en Medina del Campo (Valladolid) donde la intolerancia de las autoridades llegó a tal extremo que los creyentes fueron castigados con multas y cárcel por haber sido hallados reunidos meditando la Biblia en grupos menores de veinte personas. En cambio, en Terrassa, lo sobrepasamos muchas veces, reuniéndose hasta cincuenta, ya que los jóvenes querían encontrarse en un mismo grupo en contra de nuestras advertencias de prudencia».

(5)Ibid., pp. 188-190. Nota: La idea de usar la pequeña puerta lateral de la vivienda colindante para entrar a la iglesia de modo clandestino, fue imitada por otras congregaciones, como fue el caso de la Iglesia de Vilanova y la Geltrú. Era lógico que, ante las prohibiciones y represiones franquistas, los hermanos agudizaran su ingenio, p. 275).

(6)Ibid., pp. 226-230.

(7)Ibid., p. 237. Nota: Dice al respecto D. Samuel Vila, «Lo cierto es que la persecución crea un ambiente de simpatía y fraternidad cristianas entre los que son objeto de las mismas dificultades al tener ocasión de avisarse mutuamente de los peligros, superando en tales circunstancias todas las barreras denominacionales».

(8)Ibid., pp. 337-338. Nota: Por el empleo del padre de J. M. Martínez en la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles -RENFE- la familia tuvo que mudarse a Ponferrada, donde el joven estudió la Biblia y diversos libros cristianos, de manera que cuando regresaron a Manresa, J. M. Martínez ya se había transformado en un elocuente predicador.

>(9)Ibid., pp.232-233.

(10)Ibid., p. 245. Nota: El abad ginebrino Edmon Chavaz y el padre Girard de Francia, viajaron a España para investigar sobre la persecución que vivían los protestantes escribiendo después en favor de la libertad de culto para los evangélicos. Vale la pena leer la relación epistolar de Samuel Vila con el abab (pp. 245-252).

(11)Ibid., pp. 239-246.

(12)C. S. Lewis, autor de Las crónicas de Narnia. Un genio de la narración. Colección Héroes cristianos de ayer y de hoy, por Janet y Geoff Benge (Ed. JUCUM; Seattle, 2009), pp. 127-136. Nota: A principios de 1946, Lewis había sido nombrado doctor en teología por la Universidad de St Andrews en Edimburgo y comenzó a trabajar en una obra de mayor envergadura teológica, «Milagros: Un estudio preliminar». Esta obra saldría publicada en la misma época que otra similar, «El avance del cristianismo» del obispo Barnes, para quien no existía tal cosa como un verdadero milagro, sino que todo se debía a una causa natural que todavía no comprendemos. Sin embargo, el libro de Lewis argumentaba que los milagros ocurren cuando Dios decide intervenir en los asuntos humanos. Ambos libros se convirtieron en éxitos de ventas.

(13)Samuel Vila: Una fe contra un imperio… pp. 244-245. Nota: Los alborotadores intentaron destrozar la Iglesia evangélica de Terrassa, pero fueron disuadidos de no hacerlo por la policía. Uno de aquellos alborotadores conocería a Jesús durante su servicio militar en Galicia, sirviendo años después como pastor en Catalunya. Lo mismo ocurriría con uno de los policías que velaban por la seguridad de los cultos en Madrid, también aceptaría a Cristo y se congregaría en esa misma iglesia.

(14)Una història al servei de la ciutat- 75 anys de presència protestant a Tarragona (1947-2022), por Samuel García Mega (Església Evangèlica Baptista de Tarragona; Tarragona, 2022), pp. 19-21.

(15)La Iglesia Evangélica Española- Iglesia Protestante- 125 años de vida y testimonio, por Pablo García Rubio (Departamento de publicaciones de la IEE; Barcelona, 1994), pp. 307, 309.

(16)Fundamentos inconmovibles - Mis memorias, por J. Francisco Berenguer, (Publidisa; Barcelona, 2013), pp. 143-149.

(17)Ernesto y Gertrudis Trenchard-La enseñanza que permanece, por Tim Grass (Comisión de publicaciones del Centro Evangélico de Formación Bíblica CEFB; Madrid, 2019), p. 91.

(18)Victoria sobre la venganza - La vida de Jacob DeShazer. Colección Héroes cristianos de ayer y de hoy, por Janet y Geoff Benge (Ed. JUCUM; Texas, 2012), pp. 171-173.