Donde antes había huertos, ahora hay cemento, hormigón y asfalto. Y no debería estar.
Es un poco atrevido intentar resumir adecuadamente las causas de esta catástrofe, viendo el sufrimiento de los valencianos que han y están sufriendo sus consecuencias. Los científicos y técnicos, como los meteórologos, ingenieros, geólogos, hidrólogos y geógrafos van dando explicaciones, y vamos a atrevemos a proponer las causas, que son varias, para luego ofrecer una visión bíblica al final.
Como se aprecia en la foto del satélite Landsat 8, ¿cómo es posible que con la misma lluvia de la DANA la ciudad de Valencia, la ciudad del Turia, el río más grande de la región, no tuvo problemas, mientras que los pueblos a pocos kilómetros al sur de la ciudad (como Paiporta, Alfafar, Catarroja ) y al oeste (Utiel, Chiva, entre otros), quedarán arrasados por la riada?
[photo_footer]Para comentarios en el mapa, ver en El País.[/photo_footer]
La ciudad de Valencia tiene más de 800.000 habitantes y 2,6 millones si contamos con la aglomeración urbana funcional. Este consiste en pueblos periféricos, ampliados con rapidez en el Siglo XX encima de arenas y gravas de anteriores riadas del pasado, los pueblos uniéndose sin mucha planificación local ni regional en una gran ‘conurbación’. Donde antes había huertos, ahora hay cemento, hormigón y asfalto. Y no debería estar. La naturaleza sigue su curso, y es como si estas construcciones lo estorbaban, lo interrumpían. La frase que oigo a diario ahora y se va repitiendo: “el agua siempre vuelve a su cauce”.
La DANA ha afectado también a otros municipios en Castilla La Mancha y en Andalucía, pero el goteo de muertes (después de una semana oficialmente más de 215, pero aun con unos 200 desaparecidos, algunos posiblemente de los 80 cuerpos aún sin identificar) se centra en el cinturón sur de la periferia de Valencia, en la zona inundable de uno de los principales torrentes, la Rambla o Torrente del Poyo, que viene de las montañas del oeste. Normalmente casi nunca llevan agua, y desembocan en la costa por la Albufera. Y es precisamente en estas zonas inundables de los ríos donde debemos enfocar el problema.
Se ha dicho que Valencia se ha salvado de una gran catástrofe por el desvío del Turia al sur de la ciudad. Este proyecto que surgió por la gran inundación de 1957, resultado también de una Dana y donde hubieron oficialmente unos 83 muertos, se terminó, con dificultades y oposición ya en 1973, y ha librado a la capital de la provincia de las crecidas que antes la inundaban con frecuencia, una 25 desde el siglo XIV. Pero se quedó corto, porque no fue acompañado por un plan urbanístico de la región, y con el crecimiento económico del país y de la ciudad las llanuras de inundación de los torrentes fueron llenados progresivamente y sin control por casas, fábricas, polígonos industriales, centros comerciales (como la anegada Bonaire) e infraestructuras como carreteras, (como la de circunvalación), vías de tren regionales y finalmente de alta velocidad. Los pequeños pueblos agrícolas cerca de los ríos, donde la gente solo bajaba al río para lavar la ropa o para trabajar el huerto, han crecido hasta juntarse en esta gran conurbación alrededor de la ciudad al que sirven.
[destacate]El beneficio económico a corto plazo, la falta de estudios serios a largo plazo, más caros pero más efectivos, ha sido el factor principal en un desastre que se veía venir.[/destacate]La extracción de grava o gravilla (piedras de río) y arena para la construcción, que ayuda a absorber el agua, dejando un subsuelo arcilloso impermeable, y la progresiva pérdida de suelos agrícolas, cambiando estás por cemento y asfalto y creando redes de desagüe por tuberías, ha sustituido unas tierras donde el agua se infiltraba poco a poco al subsuelo, llegando a los ríos de forma progresiva, con la consecuencia de que el agua llega mucho más rápido, y todo a la vez, a los arroyos. La parte humana del ciclo del agua ha sido alterada y las consecuencias son las que vemos.
El beneficio económico a corto plazo, la falta de estudios serios a largo plazo, más caros pero más efectivos, ha sido el factor principal en un desastre que se veía venir. Y el peligro no ha terminando. Como recuerda el especialista en medioambiente Francisco Valladares, esta Dana estaba bien avisada, dada la alta temperatura del Mediterráneo, y es muy probable que tengamos otros episodios similares dentro de unas semanas. El mar sigue almacenando mucha más energía que de lo normal.
El río Turia ya había sufrido miles de crecidas, especialmente por las DANAS del otoño (unas 25 desde el Siglo XIV, desde que hay registros fiables). La ciudad romana, construida sensatamente en una parte alta del centro de un meandro del Turia, nunca tuvo, ni tiene peligro, pero al crecer la ciudad hacia los cauces de los ríos, cubriendo las llanuras fluviales de casas, industrias e infraestructuras, las crecidas se repetían, como también en otras ciudades de la costa litoral de España (Barcelona y el Baix Llobregat (mil muertos en 1962), Tarragona, Castellón, Alicante, Murcia, etc).
La catástrofe de estos días por desbordamiento de los ríos, como en otros muchos ejemplos a nivel mundial, tiene múltiples causas. Si la comparamos con otros grandes desastres, la de Valencia es relativamente pequeña, pero es la que nos toca de cerca. Es importa entender que de todos los desastres naturales que afectan a la humanidad (erupciones volcánicas, terremotos, olas de calor, hambrunas, epidemias e inundaciones) es esta última la más devastadora, dejando mas víctimas que todos los demás combinados.
Algunas de las inundaciones más importantes han sido:
- El rio Huang Ho en China, en 1887, dejando entre 900.000 y 2 millones de muertos, con muchos más muertos por hambre y enfermedades después.
- Rio Yangste en China, con 422.499–4 millones de muertos.
- Rio Huang Ho en 1938, con entre 30.000 y 89.000 muertos, y hasta medio millón más por hambre y enfermedades. La causa era humana, para intentar frenar el avance de las tropas Japonesas.
- La rotura de la presa Banqiao en China, en 1975, causó entre 26.000 a 400.000 muertos, por la rotura de la presa o del mismo tifón, que descargó cuatro veces más lluvia que el máximo previsto para esta presa.
- En Bangladesh, en noviembre 1970, más de medio millón de personas murieron por las inundaciones.
- Inundaciones en Pakistan por las lluvias monzónicas en 2010 (1.985 muertos directos, pero millones desplazados y una gran pérdida económica de este país – 5,3 millones de empleos perdidos, 10 millones de piezas de ganado ahogadas, y años de crecimiento económico negativo).
- Inundaciones en Alemania y centro de Europa en 2002, con 110 muertos. Impacto económico grande, aunque menos que en Valencia 2024.
Hay muchos más, pero todos en valles o llanuras fluviales de sedimentación, zonas inundables, donde los grandes obras de protección han sido desbordadas, o incluso crearon más problemas. El agua vuelve a su cauce. Pero el hombre no aprende del pasado.
Las inundaciones afectan a países ricos y pobres, afectando mucho mas a estos últimos, pero en los países ricos, los que sufren son sus poblaciones con menos recursos. En Valencia, los que están sufriendo más son las personas en los barrios de trabajadores, en las casas construidas en los últimos 50 años cerca de los barrancos y ríos.
[destacate]Las inundaciones afectan a países ricos y pobres, afectando mucho mas a estos últimos, pero en los países ricos, los que sufren son sus poblaciones con menos recursos.[/destacate]Una Dana en un desierto no produce un desastre. Solo ocurre un desastre si hay personas. Por ello las partes bajas de las cuencas de los ríos, con grandes zonas urbanas, son las más vulnerables, donde se tienen que crear infraestructuras adecuadas. La ciencia del agua, la hidrología, ha mejorado mucho, pero la alteración del curso natural del agua para evitar inundaciones es en sí mismo una causa de inundaciones río abajo.
En España ya existen desde hace tiempo, a disposición de los ingenieros y las autoridades, detallados mapas de riesgo, y cálculos de retorno de crecidas de los ríos e inundaciones. Normalmente la periodicidad de las riadas es inversa a la magnitud del evento. Un evento como el de Valencia puede predecirse que ocurra cada mil años.
Y es posible prevenir. Barcelona ciudad se sitúa debajo de la sierra de Collserrolla y está ahora protegida por grandes colectores y depósitos subterráneos que salvan la ciudad de las innumerables inundaciones que afectaban la ciudad, como la de la Rambla en 1862, descrita tan gráficamente por el visitante Hans Cristian Andersen, y que se llevó la vida de casi mil personas.
En Inglaterra se construyen obras de protección fluviales para un retorno más corto, ya que para una inundación de una periodicidad grande el coste de construirla sería mayor que el coste de la recuperación. O sea, que se entiende que no se puede proteger totalmente a las ciudades de las riadas más grandes.
¿Podemos resumir entonces las causas de las inundaciones de Valencia? Hay muchos factores. Podemos resumir:
- El terreno: las montañas al oeste, y una caída abrupta de torrentes (como el río Magro) que descienden de la meseta, y la llanura de sedimentos en la llanura costera.
- La situación meteorológica: la DANA en sí (antes se llamaba ‘gota fría’) es un fenómeno típico del otoño en la costa mediterránea. Se caracteriza por una masa de aire polar muy fría a altitudes altas del ártico y se encuentra con aire muy cálido y húmedo del Mediterráneo. Esto produce episodios de lluvia de mucha intensidad, hasta más de 700 litros cúbicos por día en algunas zonas. Combinado con vientos provenientes del mar. El cóctel estaba servido.
- Un mar mediterráneo dos grados más caliente de lo normal (y cada año más caliente). Esto produce mucho más vapor de agua, y libera más energía.
- Unas lluvias previas que llenaron los poros del suelo, impidiendo una mejor infiltración de agua.
- Una sequía larga previa, con suelos duros y menos vegetación que amortigua la lluvia, reduciendo el tiempo en que el agua llegue río abajo.
Esta combinación ya en sí es explosiva: pocos sistemas de drenaje pueden soportar esta gran intensidad de lluvia, y menos en terrenos con menos cobertura vegetal, secos y endurecidos.
Desde la época romana, los bosques mediterráneos, que ayudaban a ralentizar el impacto de lluvias intensas, han sido sustituidos por cultivos y ganadería. Esto ha producido más erosión en la meseta, y produjo una llanura costera desde la Costa Brava hasta Almería. Los depósitos de arenas y piedras arrastrados por los ríos crecían más que la erosión de un mar que subía por el deshielo de la última época glacial. Estos sedimentos de los ríos fueron dispersados por las corrientes marinas, y es donde hoy se asientan las ciudades y los campos de naranjos y otros cultivos, y las grandes líneas de transporte (AP-7, líneas de tren, etc.).
[destacate]Se ha priorizado la rapidez en la terminación de las obras y los presupuestos, en vez de planificar estas obras con más previsión e inversión.[/destacate]Zonas de sedimentación, zonas inundables, e inundados continuamente a través de dos milenios, pero ahora cubiertas por edificios y superficies de cemento, asfalto y hormigón, y drenado por tuberías, las ciudades unidas por carreteras y vías de tren.
Para muchos ingenieros de caminos, las grandes obras de infraestructuras, como la ronda litoral y el AVE, no han contado con la inversión necesaria para asegurar el drenaje eficiente de lluvias intensas. Se ha priorizado la rapidez en la terminación de las obras y los presupuestos, en vez de planificar estas obras con más previsión e inversión.
La AEMET dio el aviso de riesgo máximo (rojo) a la región a las 07.31 del martes 29. Seguramente hubieron fallos en la coordinación entre diferentes gobiernos locales, regionales y nacionales, por diferencias políticas donde todos compiten por el voto. Al final los intereses ideológicos y personales han primado sobre las necesidades de los ciudadanos.
El rechazo a la evidencia científica del cambio climático es uno de los grandes problemas de hoy, y que han afectado directamente la situación de Valencia. Algunos partidos políticos han incluido al cambio climático en su lote de temas que relacionan con un control y una manipulación de la sociedad por razones ideológicas. Hace años que nos avisan de los efectos del calentamiento de la tierra y la necesidad de reducir la emisión de los gases invernaderos a la atmósfera, cambiando nuestras fuentes de energía a renovables. La ciencia nos avisa que estos cambios en la temperatura del mar y de la atmósfera van a traer grandes desequilibrios en el tiempo, como lluvias más intensas (las DANAS son el mejor ejemplo), las sequías (como las que están padeciendo muchas regiones de España en los últimos años), pero algunos políticos siguen rechazando la información que les proveen los científicos y técnicos.
Pasa lo mismo con los volcanes, como el Etna. Se olvida rápidamente el último episodio. En la Isla de la Palma la mitad de las casas engullidas por la lava estaban construidas en zonas de riesgo. Y por no ser autorizadas no tenían seguros. En el caso de las riadas de Valencia es más complejo, ya que con un buen control urbanístico es posible planificar para mitigar los efectos de lluvias torrenciales. Aún así, el crecimiento urbanístico de los pueblos de Valencia (Utiel, Chiva, y las del sur de la ciudad) no ha sido controlado ni pensado.
El resultado es que el coste de paliar estos cambios, como la subida constante del nivel del mar en la zona mediterránea, va a neutralizar todos los beneficios que el clima mediterráneo aparentemente trae, como el turismo, fuente muy importante de la riqueza del país.
- Es necesario un esfuerzo unido de los políticos para un bien más importante: el bienestar de las personas damnificadas, con la construcción de viviendas con precios asequibles para los damnificados y según criterios de seguridad.
- Se necesita una planificación integral de la región para ver cómo se pueden mejorar las infraestructuras, las zonas industriales y comerciales, y las zonas de viviendas, con un plan económico de inversiones.
- Este debate y planificación debe incluir toda la zona costera del Mediterráneo, no solo la de Valencia.
- Un esfuerzo de solidaridad, que ya se está viendo en la población, pero continuado en el tiempo y que incluye acuerdos políticos en vez de echarse la culpas los unos a los otros.
- Al final, la suma de las decisiones y acciones de cada uno influyen en la respuesta del clima. Por ello es consecuente un estilo de vida que refleja esta realidad, viviendo vidas más sencillas, con menos impacto. Revisar nuestro consumo de energía, y como podemos reducir el consumo de energía proveniente de fuentes fósiles, como el gas, y el petróleo.
Al final el hombre cree que puede dominar las fuerzas de la naturaleza con su inteligencia, ciencia y tecnología, pero su orgullo, egoísmo y autosuficiencia van en contra de esa misma inteligencia.
Para terminar, quisiera hacer una reflexión más general. Desde los comienzos de la humanidad, el hombre ha luchado contra la naturaleza. Ha intentado dominarla para poder subsistir de ella: el agua, el campo para la agricultura y el ganado, los bosques y los minerales para material de construcción y herramientas para ayudarle y para defenderse de otros que amenazan su territorio o ciudad, o con el afán bélico de conquistar otros territorios.
La Biblia nos habla directamente de esto. Nos habla de un Dios que creó los cielos y la tierra, plantas y animales, y que todo lo que creó era bueno. Luego creó al hombre, con un propósito, para administrar su creación (Génesis 1: 24 a 29, y Génesis 2:15). No para dominarla, como a veces se ha entendido, sino para cuidarla y administrarla para su dueño. Ya desde el principio vemos cómo el hombre da la espalda a su Creador. Quiere ser autosuficiente, tomar sus decisiones aparte de su Padre, que había creado una creación tan increíble.
Adán y Eva son desterrados del increíble jardín, y ya todo es duro y difícil. Aún allí, vemos que Dios no les abandona, y les cuida. Les da oportunidades una y otra vez. Su proyecto continúa.
La torre de Babel (Génesis 11) es un gran ejemplo. El hombre usa la tecnología para construir una torre que llegue al cielo, como muestra de su poder humano, pero la competencia y lucha entre los hombres desbarata los planes más ambiciosos.
“Costruyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. De este modo nos haremos famosos y evitaremos ser dispersados por toda la tierra”.
“Nos haremos famosos” ya nos indica el objetivo, y el plan totalmente en contra del mandato de Dios de poblar toda la tierra (Génesis 1:28).
[destacate]Dios sigue con su proyecto de restaurar su creación, que incluye seguir delegando en los hombres: una comunidad nueva que depende del Cristo resucitado y la presencia de Su Espíritu en ellos.[/destacate]Entonces, nuestro deber es de cuidar a la creación por obediencia al creador, que sabe lo que es mejor para nosotros, y porque debemos amar lo que Dios ama. Es revelador ver cómo Dios sigue adelante con su proyecto para su creación, que incluye el mandato al hombre. Tenemos un modelo de sostenibilidad en Génesis y en Éxodo y Levítico, al pueblo de Israel, que afecta el campo y su descanso, las relaciones justas entre las personas, el cuidado de los animales, etc. Pero el fracaso del pueblo que rechazó los sabios consejos y recomendaciones de Dios para su bienestar en la tierra, refleja el corazón orgulloso del hombre.
Pero Dios, aún con esto, sigue con su proyecto de restaurar su creación, que incluye seguir delegando en los hombres: una comunidad nueva que depende del Cristo resucitado y la presencia de Su Espíritu en ellos, haciendo posible lo imposible. Está comunidad se distingue por su obediencia a Dios, reflejando el amor a Él ante todas las cosas, el segundo mandamiento de ‘amar al prójimo como a ti mismo’ (Mateo 22: 34 a 40), y su servicio abnegado y fiel.
La palabra de Dios nos ayuda a entender el origen del mal, ejemplificado en estos días por la gran catástrofe que ha ocurrido, y a saber cómo responder ante el sufrimiento de tantas personas: con entrega y amor, de una forma tan práctica, dando testimonio con nuestro amor y nuestras palabras de Cristo, Dios encarnado, que se identificó en esta tierra con su humanidad sufriente, dándonos la esperanza de una nueva vida y comienzo, una nueva perspectiva de la vida y de las cosas. Es una gran oportunidad para que la nueva comunidad que Dios está creando, su iglesia, dé testimonio de su gran proyecto de amor para la humanidad, que sigue adelante.
A veces parece que no podemos hacer mucho. Pero cada acción por los demás, aunque sea pequeña, refleja lo que el mismo Maestro hizo y mandó a los que le siguen:
‘Señor, cuándo te vimos forastero y te dimos alojamiento, o falta de ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo en la cárcel y te visitamos? El Rey responderá: “Os aseguro que todo lo que hicisteis por uno de mis hermanos, aun el más pequeño, por mí lo hicisteis” (Mateo 25:25-46).
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