Reforma de la iglesia: reliquias contra la Palabra en Wittenberg

Ya se ha celebrado el llamado día de la Reforma. Buena ocasión para pensar. Si bien se mira, lo que ocurre aquel 31 de octubre de 1517, dice mucho de lo que luego se entienda de ese acontecimiento.

Primero, llamar acontecimiento a clavar unas tesis para discutir con los estudiantes de la Universidad de Wittenberg, es llamar mucho a lo que pasó. A toro pasado, es cierto que puede considerarse un punto de ignición, pero ni Lutero ni nadie pensaba a lo grande con aquello.

El caso es uno más de ejemplo de cómo Dios lleva el tiempo del tiempo. A Lutero se le vino el tiempo de la Reforma encima. Fue fiel, y tiró firme, pero si alguien mirase su agenda, eso no estaba en ningún sitio. 

Ya tenía bastante consigo mismo, con medio atisbar cómo salir libre del juicio eterno. Otros han tenido su experiencia, pero la suya la usó Dios para mostrar la obra de su gracia a amplios sectores. Y eso supuso una revolución, no solo del individuo Lutero, sino de la individualidad humana, con sus resultados de cambios y transformaciones de toda la sociedad.

Agustín entendió necesario contar su camino. El de Lutero lo cuenta la historia de su siglo, con resultados que perduran. Si cada uno tenemos nuestro sitio, el de Lutero puede verse, o al menos aquí propongo verlo, sitiado por multitud de reliquias, adquiridas por el príncipe pensando en el beneficio que prometían a sus súbditos. También estaba sitiado por la fuerza de la Palabra, la Escritura.

Entre la una y las otras se encontraba todo el material doctrinal y teológico corrupto por siglos de apostasía. Las reliquias, con ese material por mediación, te llevaban a la Escritura, a la Biblia, pues te indicaban cómo salvarte de cosas ahí señaladas. Al fin y al cabo, por el efecto y virtud de ellas te podías agenciar un buen término ante el juez. Esto no se suele indicar ni señalar, pero creo que es fundamental. El mundo perverso de las reliquias no deja de ser un medio de salvación, o ayuda para la misma, pero esa salvación te la cuentan con las palabras de la Biblia.

Pero es que también el uso de la Biblia por algunos maestros (muchos, demasiados a mi entender) de la iglesia antigua había llevado a las reliquias. Un camino perverso y corrupto de ida y vuelta. Antes que el papado apareciera, ya estaban las reliquias en las que se sustentará. Y la doctrina sobre las mismas la han fabricado gente con versículos bíblicos, que, por supuesto, creían y defendían que toda la Biblia es inspirada… etc. ¡Guardaos y velad, que el engaño está dentro! (Que alguno, por ejemplo, con toda seriedad y conocimiento extenso de la Biblia, defienda el efecto salvífico de las reliquias como argumento en favor de la divinidad y humanidad de Cristo, debería ser aviso enorme para todos nosotros.)

Por supuesto, el papado existe porque (dicen) existe la reliquia de Pedro. Sobre su tumba se edifica la santa sede. Sin ella, todo se viene abajo. Por eso la tienen en la doctrina, como fundamento, aunque los huesos de nuestro buen Pedro nadie sepa dónde estén (ni falta que hace, porque él está donde tiene que estar). 

El papado sin reliquias, sería una simple reliquia del pasado. No importa lo que Cristo le dijera a Pedro, lo que importa es lo que el papado dice de Pedro. De sus huesos (dicen que en el Vaticano, pero no) cobran valor el resto de reliquias por toda la cristiandad. Eso es el papado. 

Durante unos siglos, los mártires y sus cosas, incluido, si se podía, sus cuerpos, tuvieron la condición de mediadores entre la iglesia aquí y la celestial. Eran la “demostración” de que la iglesia celeste existía. Sus reliquias eran valoradas por las comunidades cristianas. El concepto de patrón protector, tan caro en el imperio romano, se trasladó a esos mártires, ya santos. Que podían ayudarte en el trance supremo del juicio divino. Esos muertos ayudaban a los que iban de camino al cementerio (la vida), y luego los llevaban a los lugares celestiales para ayudarles en el juicio.

El papado (y parece que la Reforma aparece contra eso), aunque pretenda sostenerse en las palabras de Cristo a Pedro, que sobre ti edificaré mi Iglesia (cosa que aquí creemos y defendemos, ese es nuestro Pedro y la Iglesia de Cristo, a la que pertenecemos), y que eso haya sido motivo de discusión entre teólogos, solo se sostiene sobre la tumba de Pedro. Sin las reliquias de Pedro no hay papado. (Hagan la prueba.)

La historia de las reliquias es todo un mundo. Otro día conversamos. Pero por si alguien piensa que eso es cosa del pasado y de gente ignorante, Trento puso algo así como que sin la presencia de reliquias no se consagrasen altares. Hoy mismo, la peregrinación a reliquias obtienen indulgencias, con publicidad en la tele y todo. Aberrante. Ya que la iglesia papal tiene la función de santificar (me temo que en eso no hay iglesias evangélicas como hermanas separadas, algunas ya se han fundido en abrazo, y mostrado el mismo ADN del padre común), las reliquias son un medio eficaz para ello.

(Derecho Canónico # 1186) Con el fin de promover la santificación del pueblo de Dios, la Iglesia recomienda a la peculiar y fiel veneración de los fieles la Bienaventurada siempre Virgen Maria… Así mismo promueve el culto verdadero y auténtico de los demás Santos, con cuyo ejemplo se edifican los fieles y con cuya intercesión son protegidos.

Eso sí, solo a los que hayan sido incluidos por la autoridad de la Iglesia en el catálogo de los Santos o de los Beatos se pueden “venerar en culto público” (id. #1187). Por otra parte, “está terminantemente prohibido vender reliquias sagradas. Las reliquias insignes así como aquellas otras que gozan de gran veneración del pueblo no pueden, en modo alguno, enajenarse válidamente o trasladarse a perpetuidad sin licencia de la Sede Apostólica” (Id. #1190).

Existen en el papado normas de conducta establecidas sobre el uso de reliquias y su conservación. “Las reliquias de los Beatos y de los Santos no pueden ser expuestas a la veneración de los fieles sin el correspondiente certificado de la autoridad eclesial que garantice su autenticidad”. Y aquí paro, porque si le añades que las reliquias tiene poder contra los demonios, ya me dirán si esto no es un lio de mil demonios. 

¿Cómo se las apaña la autoridad eclesial para “garantizar la autenticidad” de una reliquia? Pues lo mismo poniendo otra al lado y ver si sale algo. Ambrosio, que todavía no es el papado ni mucho menos, pero apunta maneras, garantizó la veracidad de los huesos de los dos mártires que precisamente estaban debajo de donde él se hacía su tumba en la iglesia que construía, porque al verlos los demonios salieron asustados dando berridos. Lo dijo él.

De todos modos, ahora parece que por ley no pueden venderse las reliquias, aunque sí se venden sus beneficios. Si no hay beneficio no hay peregrinación. Ni se pueden trasladar sin los permisos pertinentes. Eso será ahora. Antes, cuando el mercado no estaba regulado parece que sí. En Wittenberg, que es donde estamos con Lutero, habían comprado un montón, y eso era común. No vamos a pedir certificados de traslados para los huesos de Santiago, ni del pilar intermedio. Tampoco del traslado de la casa de Nazaret donde la anunciación, pasando por Dalmacia, hasta llegar a Loreto. No vamos a pedir… Quizás un poco de vergüenza.

Ya se sabe, al papado no hace falta derribarlo con teología, con un poco de arqueología basta. El problema es que el misterio de la iniquidad solo se derriba por la Espada del Espíritu, y esa la tiene y usa solo quien la tiene. Pero ya reluce...

Con este medio tuvo que bregar nuestro Lutero. Unas reliquias y tradiciones, de las que él forma parte, es monje, donde han metido la Escritura torcida y corrompida en su manipulación doctrinal. Y una Escritura, a la que le convoca su director agustino, que la encuentra llena de las reliquias de la tradición. No la puede tener sin tener con ella la historia corrupta de la cristiandad. Dios tiene que venir a liberarlo. Y poner cada cosa en su sitio. Para nosotros es imposible, pero para quien nos amó, sí. Por eso vemos y hablamos. Por eso estamos aquí. Por eso tenemos futuro…

[analysis]

[title]¡Protestante Digital te necesita![/title]

[photo][/photo]

[text]

Gracias a quienes aportan económicamente podemos hacer esta labor de comunicación desde una perspectiva evangélica a través de una plataforma gratuita, con el propósito de ser sal y luz en nuestra sociedad. Si quieres que Protestante Digital pueda continuar con esta labor, ¡anímate a ser parte! Te necesitamos. 

Encuentra más información en apoya.protestantedigital.com.

Si lo prefieres puedes donar por Transferencia Bancaria. Asunto “Donativo Protestante Digital” en la cuenta de la Alianza Evangélica Española (CaixaBank): ES37-2100-0853-5702-0025-3551

[/text][/analysis]