El corazón de la adoración

“La verdadera adoración es estar enamorado de Dios de manera tan personal y absoluta que es inconcebible la idea de transferir ese afecto.”

“Dios está tratando de llamarnos a volver a la esencia para la cual nos creó: ¡adorarlo y deleitarnos en Él para siempre!”

“Ninguna iglesia que ha descubierto el deleite y la satisfacción de la adoración que brota naturalmente del amor y la obediencia a Dios puede perecer jamás .”

“Nuestra adoración debe ser total. Debe involucrar la totalidad de tu ser. Por eso debes prepararte para adorar a Dios, y esa preparación no siempre es placentera. Puede exigir cambios revolucionarios en tu vida.”

¿Quieres adorar de verdad a Dios? Él te dice: “Quiero vivir en tus pensamientos. Que tus pensamientos sean un santuario en el que puedo morar”

A.W.Tozer, Adoración: La razón por la que fuimos creados 

Es demasiada la gente que suele pensar que cada vez que asistimos a un culto de adoración, es un delicioso tiempo de esparcimiento, ver a los hermanos, sentarnos cómodamente y observar como si fuéramos una especie de público y dependiendo de lo que vemos, reaccionar.

Pienso que a este tipo de personas, les vendría bien leer lo que decía el filósofo y teólogo danés Søren Kierkegaard, cuando expresaba que somos proclives a considerar la iglesia como una especie de teatro. Nos sentamos en el auditorio y observamos con atención a los actores en el escenario. Si nos entretienen bastante, mostramos nuestra gratitud de diversas maneras. Sin embargo, la iglesia debería ser lo opuesto a un teatro; Dios es el público que recibe nuestra adoración. Lo más importante tiene lugar dentro del corazón de la congregación, no en el púlpito.

Y esto lo dijo alguien que vivió entre 1813 y 1855. Hoy estamos en el 2024 y me parecen acertadísimas las palabras de Kierkegaard. En sus tiempos ni podían soñar con un teléfono móvil, un iPad, compartir pantallas para mostrar excelentes presentaciones, ni tan siquiera con la estrella de todo esto... ¡woow!, el maravilloso grupo de alabanza al frente.

No voy a caer en el error de decir que todo esto es malo puesto al servicio de Dios, pero sí es verdad que potencia lo del teatro.

El Señor se ocupó de darles detalles específicos a los israelitas sobre los sacrificios de animales para la adoración. Pero les dijo que no necesitaba esos animales:

“Pero no necesito los toros de tus establos ni las cabras de tus corrales. Pues todos los animales del bosque son míos, y soy dueño del ganado de mil colinas.” (Salmo 50: 9 y 10)

Lo que quería Dios era la alabanza y la obediencia:

“Pero el dar gracias es un sacrificio que verdaderamente me honra; si permanecen en mi camino, les daré a conocer la salvación de Dios.” – (Salmo 50 : 23)

La meta de la adoración es el sacrificio del corazón, y en realidad, satisfacer y agradar a Dios.

La próxima vez que te encuentres adorando, no olvides ir con un corazón enamorado de Dios, deleitándote en él, satisfaciéndote en él mientras lo haces. Deja siempre que brote del amor y la obediencia a Dios, entrégale completamente todo tu ser..…

¡Y prepárate para ver cambios revolucionarios en tu vida!

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