Paracaídas

¿Te imaginas un regimiento paracaidista cuyo lema sea “a la tercera va la vencida”?

[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]

No conozco ninguno. Creo que en el fondo, todos sabemos que nadie puede intentarlo una segunda vez si a la primera vez no salió bien:

“Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27).

Por eso es sumamente importante que dispongamos de un paracaídas fidedigno porque si no, la caída puede ser desastrosa:

“Cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina” (Mateo 7:26-27).

Eso lo dijo Cristo al final de lo que conocemos bajo el nombre “El Sermón del Monte”. Y en esas frases nos indica como escoger un buen paracaídas: Dijo que “cayó, y fue grande su ruina” debido a que “oye estas palabras y no las hace”. En otras palabras, para tener un buen paracaídas, hay que escuchar a Jesús y no solo escuchar, sino obedecer lo que dice. Si no, la caída es inminente.

Santiago dijo algo semejante: “Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era” (Santiago 1:22-24).

Es decir, la Palabra es lo que nos indica como evitar la misma suerte que le espera a Satanás. En Lucas 10:18, Jesús dijo: “Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo”. El suelo está muy duro, pero su aterrizaje y el de los que le sigan es peor: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo 25:41).

1ª Juan 5:11-12 dicen que nuestro Paracaídas es Cristo: “Este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”.

Fíjate que dice que si no tienes a Cristo, no tienes la vida. Puedes pensar que tienes la vida porque tienes una religión o porque haces cosas buenas o por lo que quieras. Pero la realidad es que “el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”. Si no tienes a Cristo, te encuentras en caída libre sin paracaídas. Y lo sabes muy bien como todos los pecadores:

[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]

“La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad. {…} Habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican” (Romanos 1:18 y 32).

Recuerda que no hay segundas oportunidades tras el aterrizaje. Asegúrate que te pones el Paracaídas antes de que se acabe tu trayecto hacia abajo.