Dios sigue obrando y haciendo milagros. Sigue curando, protegiendo, resucitando, pero sobre todo sigue resucitando muertos espirituales a vida. Y su principal herramienta es nuestra boca, nuestro amor y nuestras vidas.
Llegado el verano, con todas sus actividades campañas evangelísticas, decidimos recibir una misión europea centrada en la evangelización en las zonas de ocio nocturno. Viviendo en Salou tenemos un campo de misión en discotecas, pubs y bares que es realmente un campo blanco dispuesto para la siega.
En seguida nos dimos cuenta de varias cosas. Primero, que era una misión internacional. La mayoría eran extranjeros y los españoles nos huían como si fuéramos una plaga de mosquitos. Solo algún grupo de adolescentes errantes que no podían entrar en ningún local por su edad entablaron conversación con nosotros.
Segundo, teníamos más éxito con los relaciones públicas de los locales que con los clientes. A los “conseguidores” de clientes les resultaba curioso que estuviéramos allí sin cobrar y les apetecía tener conversaciones un poco más profundas que ofrecer el “Happy Hour”.
Tercero, nadie se fiaba de nada que les ofrecieras para entablar una conversación. No se fiaban del agua embotellada que les ofrecíamos o de cualquier comida. La estrategia de ofrecer algo para que se te acerquen como té caliente tan bien aceptada en otros países europeos en misiones similares, aquí es inútil. Así que es difícil entablar conversaciones.
Cuarto, me incomodaba tremendamente la insistencia de los líderes de la misión para que ofreciera oraciones de sanidad por cualquier enfermedad que tuvieran. La táctica de evangelización de esta misión se basaba en presentar el evangelio y como demostración del poder de Dios curar personas in situ. En las reuniones posteriores de evaluación se aplaudían casi más las sanciones que las buenas conversaciones. Aunque yo no fui testigo de ninguna sanación, no dudo que alguna pasara. Los integrantes de los equipos se veían claramente honestos y bien intencionados.
Entonces, ¿si se producía alguna sanación (aunque fuera solo una), por qué me creaba tanto rechazo ofrecer sanación “gratis”? ¿No hemos recibido de gracia y debemos dar de gracia? ¿No oramos continuamente en la Iglesia por la sanidad de nuestros miembros y allegados y celebramos que el Señor los sane (o los sane del todo llevándoselos con Él)?
Mi rechazo visceral se debía principalmente a que la mayoría de personas (todas en mi caso) por las que orábamos no parecían curarse y el nombre de Cristo en esas ocasiones quedaba por los suelos, como si realmente no tuviera poder. Y esto no parecía nada neotestamentario.
Cuando lo comenté con los líderes de los equipos misioneros me dijeron que Jesús prometió que haríamos mayores cosas que Él (Juan 14:12), por lo tanto debíamos buscar realizar estas obras prometidas porque realmente ellos habían visto sanciones.
La verdad es que me encantaría que los milagros de Hechos se estuvieran repitiendo constantemente, pero las sanidades ocasionales que contaban los miembros del equipo en diferentes playas no eran obras mayores que las de Jesús. Sinceramente, eran una muestra raquítica a lo máximo de lo que leemos en el Nuevo Testamento. El ratio de curación en toda la Biblia es del 100%, hasta en la única ocasión que los discípulos no consiguen curar a un muchacho por falta de fe (Mateo 17:17) Jesús se asegura de “mantener la estadística” y lo cura.
Es decir, el proceso habitual en la Biblia de curación es que cuando un profeta, Jesús o un siervo del Señor invoca el nombre de Dios o Jesús para curar a alguien de forma pública y espectacular, las personas se curan(instantáneamente o siguiendo algún tipo simple de proceso corto e inmediato). Esto le daba gloria a Dios y revelabael poder de Jesús.
Sin embargo, las sanaciones en esta misión o en todos los cultos de sanación de Iglesia que yo he presenciado no se acercan para nada al ratio del 100%. Es más, creo que El Señor sana a más personas por la intercesión de su Iglesia constante a través de la oración y el ayuno que por sanciones públicas espectaculares. Y si esto es así, ¿para qué practicar la sanación como una especie de lotería que deja el nombre de Dios por los suelos para aquellos que no les toca el boleto premiado? Que seas sanado por Dios de forma espectacular en una especie de lotería de la sanación no se parece nada al modelo bíblico del Nuevo Testamento.
El líder de la misión me ofreció hacer un servicio de sanación en la Iglesia. Yo le dije que claro que sí, que si su ratio de sanación era el bíblico, es decir del 100%, o incluso del 50%, que llamaríamos a todos los enfermos. No hubo servicio de sanación.
La colaboración con esta misión solo duró dos veranos. Si bien la valentía de estos hermanos saliendo por la noche a evangelizar me parecía excepcional, su método me era desconcertante, si no anti-bíblico. Déjame explicarme.
Creo firmemente que las palabras de Jesús en Juan 14:12 de hacer mayores obras que Jesús se cumplió en sus apóstoles y en la Iglesia, pero no a través de milagros espectaculares.
Solía pensar que los apóstoles habían hechos milagros mayores que Jesús porque la sombra de Pedro según Hechos 5:15 curaba enfermos cuando Jesús curaba tocando.Y los paños o delantales que había llevado Pablo curaban enfermos y expulsaban demonios (Hechos 19:12), mientras que Jesús llevaba su ropa puesta cuando sanó a la mujer del flujo de sangre. Pero Jesús supera todo eso curando a distancia (Lucas 7:10). Aunque de todas formas, ¿cómo sé puede evaluar qué tipo de milagros es mayor? A Dios no le debe costar un gran esfuerzo ningún tipo de milagro.
[destacate]La Iglesia en poco tiempo se convierte en ese árbol frondoso que comenzó solo con una semilla de mostaza.[/destacate]Lo que creo que está claro es que nadie ha hecho milagros y señales como Jesús, nadie jamás se le ha acercado ni se le acercará al ministerio terrenal del creador mismo del universo. ¿En qué sentido entonces expresa Jesús que haremos mayores obras?
El gran milagro que hace Dios es transformar corazones, y es el único milagro en la tierra que es eterno. Jesús hizo innumerables milagros y creyeron probablemente menos de mil personas. Pedro predica sobre la resurrección de Jesús, la cual no había sido presenciada por la mayoría del pueblo, y añadió Dios en un solo día más de 3000 personas. La Iglesia en poco tiempo se convierte en ese árbol frondoso que comenzó solo con una semilla de mostaza.
Jesús resucitado podría haberse quedado en la tierra haciendo milagros y convirtiendo corazones, pero decide que es mejor (y puede que más útil) que pecadores transformados por Él explicaran a otros pecadores cómo habían sido transformados y lo que habían experimentado de Jesús. Y su táctica ha sido increíblemente fructífera. El cristianismo es la creencia mundial más extendida.
Si Dios decide sanar por un milagro espectacular de vez en cuando en lugares donde ya existe Iglesia, creo que es por la pura misericordia de querer agradar a sus hijos. Un poco como Jacob, que ponía varas de diversos colores para que las ovejas nacieran de diversos colores. La realidad es que las varas no hacían absolutamente nada al color de las ovejas, pero Dios decidió favorecer a Jacob por el deseo de aumentar su fe en Él y bendecirlo. La estrategia de buscar milagros espectaculares como forma de evangelización creo que a veces es satisfecha por Dios, aunque la estrategia sea realmente incoherente.
Si nos fijamos en los periodos de más milagros como en el Éxodo, en la época de los profetas y durante el ministerio de Jesús las personas no se han arrepentido y se han tirado en masa a buscar a Dios. Todo lo contrario, rechazaron a Moisés, mataron profetas y crucificaron a Jesús.
La estrategia evangelística de usar como instrumento principal los milagros públicos espectaculares no parece la más acertada. Sobre todo cuando Jesús declara a Tomás:
…Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
Dios sigue obrando y haciendo milagros. Sigue curando, protegiendo, resucitando… pero sobre todo sigue resucitando muertos espirituales a vida. Y su principal herramienta es nuestra boca, nuestro amor y nuestras vidas.
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[title]Por un año más
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