Cristiandad corrompida: iglesia de Antioquía sin Pablo

Predicaba hace poco sobre esto de la bronca de Pablo a Pedro, Bernabé, y los que los seguían, y desde la periferia, me pareció adecuada la metáfora. ¿Qué es la cristiandad corrompida? Pues, teniendo en cuenta lo que ocurre en ese sitio, seria una buena definición: “La iglesia de Antioquía sin Pablo”. No tenemos ahora espacio, pero disponemos en esos sucesos de muchos materiales para ver lo que se venía.

Cuando Roma no está como después la ponen, ni se le espera, tenemos una iglesia poderosa, ejemplar en muchos de los aspectos que conforman una iglesia local, en una localidad. Es la que envía como misionero al mismo Pablo, quien, tras sus trabajos, regresa a la comunidad para dar explicación de sus circunstancias. Tal era la iglesia de Antioquía.

No creo que sea especialmente relevante si lo que vamos a ver ocurre antes o después de la reunión de Jerusalén para tratar el tema de los gentiles en la comunidad de salvación, que ahora está en un nuevo pacto. Tampoco si Lucas en los Hechos dulcifica el episodio. Todo se ha pretendido, pero ahora nosotros pretendemos solo encontrarnos en esa situación, con suficiente materia de sí propia, sin colocarla en una época u otra.

Queda claro, en lo que escribe nuestro Pablo, precisamente en carta no dudosa, sobre la situación. Vamos a ver.

Después de pasado un tiempo de su conversión y envío, nos dice Pablo que subió a Jerusalén, y entendió por revelación que debía exponer en privado el Evangelio del que era evangelista a los pilares de la iglesia, esto es, Pedro, Jacobo y Juan. Ya tuvo dificultades por llevar consigo a Tito, pues algunos querían santificarlo con la circuncisión. Pablo hace uso de su poderosa libertad y no se aviene. Lo que queda claro es que en la iglesia de Jerusalén había más de un falso y falsificador de la verdad; y era la iglesia madre, y donde moran los pilares apostólicos. Si allí se produce esa situación, en esos momentos, aviso tenemos para el futuro. (Gálatas 2:1-4)

De esos encuentros resulta que se considera la vocación de Pablo tan propia como la de los otros apóstoles. “Y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles y ellos a la circuncisión.” (2:9)

Y ahora viene la bronca. “Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara”, (2:11) lo que indica algo gordo. Los términos no hay manera de suavizarlos. Confrontación en público, en medio de una iglesia madura y ejemplar. “Porque era de condenar”, de eso se trataba. Esta es la libertad con la que Cristo nos ha hecho libres. Tenemos a Pablo con la Palabra firme en esa libertad, pero tenemos a Pedro que merece “condena” por la misma. Esto es la Iglesia en su caminar temporal. Pero que no nos falte tiempo para reconocerlo. 

Hoy esto no ocurriría. Estarían prestos los ‘yesaires’ para tapar con pasta las grietas (ese ejemplo lo puso Antonio del Corro, muy bien), que al final, ya se sabe, tapadas y pintadas, pero no quitadas. Lo que importa es la apariencia. Así les va a los que se escandalizan con nuestro Pablo. Han fabricado una iglesia poderosa y brillante, gloriosa, solo en la manera externa, pero la grieta hará el derribo en su momento (lo dicen los profetas).

Pablo ha enseñado sobre la indiferencia de ciertas conductas sobre comidas y costumbres. No se trata aquí de eso. Y él lo ve. Esto es muy importante: diferenciar cuando una cosa es secundaria, y cuándo es “de condenar”. No valen reglas o manuales, aunque las iglesias de todo pelaje las hayan producido. Esto es predicación, exposición de la verdad, y es del Espíritu. Si alguien piensa que los asuntos de la fe son frivolidades o frasecitas en la red mal lo llevan y mal edificarán, y esto es lo que abunda. Resulta que el mismo Espíritu que lleva a Pablo a reprender a Pedro, también está en Pedro, y con todo eso, ha actuado de forma que merece condena. Tremendo.

La conducta es siempre un discurso para quien pueda leer la conducta. Resulta que Pedro “antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba”, (vers. 12) de manera que su conducta, a primera vista, y para no ser muy visto, representa aceptar que los judíos cristianos no deben tener comunión, ser “comensales”, con los gentiles. Una gran burla del Evangelio, pero, por lo que vemos, esto se mantenía por grupos de cristianos judíos, incluso dentro de la misma iglesia de Jerusalén. Mal, muy mal hecho, pero es lo que hacían. Esto es corrupción. La cristiandad con sus corrupciones y supersticiones la fabrican esta gente. Estos, en el mejor de los casos, edifican hojarasca y basura sobre el fundamento que es Cristo, en otros casos, edifican copias falsificadas de la verdad sobre el fundamento falso, lo uno y lo otro es lo que va componiendo esa cristiandad falsa y corrupta.

Pedro sabe bien, pues lo ha aprendido por extenso, que ese modelo no es correcto. ¿Por qué lo hace? Pues el asunto es tremendo. Muy serio. “Porque tenia miedo de los de la circuncisión”. Miedo da ver el miedo de Pedro. Y encima no se trata de un miedo producto de una situación de peligro físico. Pablo cuando perseguía, producía miedo en los cristianos, porque podían ser encarcelados o muertos. No es el caso. Los que llegan de parte de Jacobo no vienen con espadas. ¿Por qué los teme Pedro? ¿No ora ferviente? ¿No está cerca del Señor? ¿No hace Pedro todo lo que dicen que hay que hacer? Seguro que sí, y seguro que más, y seguro que no conforme a los dictados de estos maestrillos. Creo que Dios dispuso el miedo en Pedro para que todos aprendamos en su miedo. Y dispuso la valentía en Pablo para que todos aprendamos de su valentía. Todo es de gracia.

Pedro, en este caso, está edificando sobre el fundamento que es Cristo solamente basura, su obra, y es el ejemplo para que reconozcamos que si no edifica el Señor, esto es lo único que podemos nosotros. Esto es la Reforma.

“Y en su simulación participaban también los otros judíos”, (vers. 13) lo que hace al asunto aparecer en su verdadera dimensión. Para Pedro lo que hace es una simulación, pues realmente sabe que la verdad no es ésa. Sin embargo, lleva a otros creyentes a seguirle. Una parte importante de una iglesia local ejemplar, que están participando de la simulación de un apóstol. Tremendo. Esto es parte de la corrupción que se está formando, piedras con la que se está edificando el nuevo templo de la cristiandad. Imprescindible tener esto en cuenta, si no, no nos daremos cuenta de lo se viene encima.

“De tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos”. Tremendo. Nuestro Pablo viendo cómo su gran colaborador Bernabé es arrastrado a una posición que supone la negación del Evangelio con el que han evangelizado. Tremendo. Creo que dispuso Dios el ser arrastrado de Bernabé para que nos veamos en ese arrastre. Todo es de gracia. Si el Señor no nos hubiera dejado resto escogido, como Sodoma y como Gomorra… 

Se podría decir que todo en la vida y vocación del Apóstol se le vino abajo ese día. Incluso el fruto de su predicación por los suelos. Lo dice luego a los gálatas, ¿tanto tiempo, y en tan poco tiempo se ha venido todo al suelo? ¿Qué alucinación a sobrevenido? ¡Pablo esta viendo la cristiandad corrompida, delante de sus ojos, por medio de los que habían recibido todo tipo de información, a los que claramente se les había presentado el Mesías! ¡Su propio Bernabé!Creo que dispuso nuestro Dios esta derrota de Pablo para que todos veamos la victoria de la Verdad que permanece, y que las cosas parecen, y nos parecen, pero solo son en Dios. Todo es de gracia.

“Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos…”. Tremendo. ¡El gran Pedro, el bueno de Bernabé, una gran parte de hermanos consagrados y trabajadores en la causa del evangelio, no están andando conforme al evangelio! Creo que Dios dispuso que estos no caminasen conforme al evangelio para que nosotros miremos y veamos, y quede nuestra mirada solo en la voluntad soberana de nuestro Dios, y mirando así al Redentor, quedemos postrados en la tierra, sin nada donde mirar, solamente vistos por Dios.

Cuando vi… dije. Gran lección. ¿Qué pasará cuando en las iglesias del futuro nadie vea, o si ve, no diga? Señor, tu misericordia, tu misericordia, tu misericordia...

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