Siesta y fiesta

¿Para qué vives? ¿Aguantas la semana laboral para disfrutar a tope los findes?

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Si crees que todo esto es tan moderno que no se menciona en la Biblia, te vas a sorprender:

“¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende! Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas y vino, y no miran la obra de Dios, ni consideran la obra de sus manos. Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed. Por eso ensanchó su interior el Seúl, y sin medida extendió su boca; y allá descenderá la gloria de ellos, y su multitud, y su fausto, y el que en él se regocijaba” (Isaías 5:11-14).

Puede que no diga explícitamente “discoteca”, “música electrónica” u otras cosas pero el ambiente, la bebida, el ignorar a Dios, el castigo y muerte de quienes actúan de dicha manera si se describen muy elocuentemente, ¿no te parece?

¿Crees que eso de salir de marcha y el sexo, drogas y rock and roll es nuevo? ¿Los botellones son una invención reciente?

“Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes” (Eclesiastés 2:1b).

“Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida” (Eclesiastés 2:3).

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“Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música” (Eclesiastés 2:8).

En otras palabras: “Probé drogas, alcohol, estuve con bailarinas guapas, etc”. Y ¿sabes lo que dice tras haberlo disfrutado todo? Esta es su conclusión:

“Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios” (Eclesiastés 11:9).

“El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Eclesiastés 12:13-14).

Repito: Si crees que la Biblia es un libro anticuado que nada tiene que decirte aquí y ahora, te equivocas. Tu decides si prestas atención a lo que dice Dios en Su Palabra o no. Pero los Mandamientos de Dios son eternos y las consecuencias también. Tú sabrás.

Y si eres consciente de que millones de almas se van a perder un día, aparte de reaccionar tú antes de que sea demasiado tarde, ¿por qué no compartes este escrito con tus colegas y en las redes sociales? A lo mejor se salva alguno al acudir arrepentido a Cristo y pidiendo perdón por sus pecados.