Te amaré mañana

Te seguiré queriendo mañana; hoy, mañana y siempre, cuando despiertes sin peinar, cuando sin saber cómo, la ropa se encogió, aunque el pelo empiece a clarear y los achaques hagan su aparición estelar.

Te amaré desde la cercanía del suspiro, desde el susurro al oído, te amaré desde la distancia si decides marchar, te amaré en tus aciertos y en tus fallas, te amaré desde adentro, a veces a voces, desde las azoteas, y a veces desde la mudez silenciada. Con el eco de tu voz y desde los abismos que se abrazan. Te amaré en las esperas, en el ‘ahora no’, en el dolor, en la pena, desde el conocimiento de causa. Te amaré cuando gritas y cuando callas, cuando lloras, cuando aborreces y cuando amas. 

Te amaré, no como se ama el chocolate o una canción, te amaré desde el corazón, desde las entrañas, no con un amor romantizado, sexualizado, falsamente idealizado, te amaré con amor eterno, con amor infinito, con ese que no se acaba. 

Te amaré desnuda de egoísmos y codicias, no desde el mérito o como una indulgencia penalizada, no desde la compulsión o la obsesión, sino desde la serenidad y la seguridad del compromiso, con la fuerza sobrehumana de la decisión. No arrancará desde el azaroso destino, no por una casualidad indiferente y aleatoria, sino desde el mismo amor intenso, decidido y con propósito.

Te amaré no desde una reacción química de mis átomos, no desde la biología dictatorial y ciega, te amaré desde el amor que mueve sin ser movido, desde la libertad libre. No será un simple concepto, ni una explicación filosófica, ni una explosión hormonal, te amaré desde la fuente del puro amor. Serás más que pegotes de pintura en un lienzo, más que ruido en mis oídos, serás mi obra de arte favorita, el mejor y mayor retrato, serás mi mejor sinfonía, no serás un fantasma, ni una sombra, serás la flor más hermosa de mi jardín.

Te amaré no como quien tiene un apetito, tiene hambre o tiene sed, no desde un sentimiento cambiante o manido, te amaré desde la voluntad, desde la tenacidad y constancia, desde la trascendencia. No desde lo voluble de la sentimentalidad, sino desde la sacralidad del amor. 

Sí, lo decidí, te amo hoy y por siempre, y te amaré mañana y para siempre. 

[…] Yo te he amado con amor eterno; por eso te sigo tratando con bondad. – (Jer 31:3 DHH)

Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. – (Jn 15:9)

Las muchas aguas no podrán apagar el amor […] - (Cnt 8:7)

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[title]Por un año más[/title]

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