En Atticus, círculo de lectura buscamos conectar la vida con los libros, dialogar con la cultura desde la Palabra, y hacerlo comunitariamente.
Un lector, cualquier lector, uno mismo, no es necesariamente noble o virtuoso nada más porque lea libros, y ni siquiera es necesariamente ético porque lee o escribe libros de ética. Hay que ir desechando de una buena vez la falsa idea de que los libros y la lectura nos hacen buenos per se.
Juan Domingo Argüelles
Hay grandes sectores de la población a los que nunca les han dado un libro, pero eso también ocurría en la Grecia antigua, en el Renacimiento, en el siglo XIX y seguirá ocurriendo en el siglo XXX. La proporción de lectores con respecto al resto de la sociedad es muy pequeña. Los lectores son una élite, pero una élite a la cual todo el mundo puede pertenecer.
Alberto Manguel
Cada lector(a) puede ser agente transmisor de la pasión cotidiana que le hace hallar tiempo para perderse/encontrarse en las páginas de los libros. Si quienes practicamos cotidianamente el hábito de leer no contagiamos a otro(a)s el gusto por la lectura, entonces, me parece, estamos dejando ir oportunidades para que más personas ingresen, sin permiso de nadie, a la élite lectora aludida por Alberto Manguel.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]
En pocas semanas va a iniciar actividades Atticus, círculo de lectura: el Libro y los libros. El nombre del círculo es tomado de un personaje de la novela Matar a un ruiseñor, cuya autora es Harper Lee. En la obra literaria él es descrito, como veremos, por su hija Jean Louise Finch (apodada Scout). Ella, de casi seis años, junto con su hermano Jeremy (10 años) y Dill (el infante Truman Capote, vecino de la casa colindante con la de los Finch, y un año mayor que Scout), viven durante tres años, sobre todo en verano, intensas aventuras en Maycomb, Alabama. El nombre del pueblo en la novela sustituye al real, Monroeville, donde el trío convivió intensamente y la cálida amistad entre ellos la capturaría magistralmente Harper Lee.
Cuando Scout tenía ocho años, en 1935, la vida del pueblo se trastocó debido a que Tom Robinson, afroamericano, es acusado por la blanca Mayella Ewell de haberla violado. Robinson era integrante de la misma iglesia en la que se congregaba Calpurnia, empleada doméstica en casa de la familia Finch, la First Purchase African Methodist Episcopal Church. El templo debía su nombre (First Purchase, primera compra) a que fue adquirido con las primeras ganancias de esclavos libertos asentados en Maycomb.
El padre de Scout, el abogado Atticus Finch, toma la defensa de Robinson y advierte a su hija, conociendo lo temperamental que era, acerca de mantener la calma cuando la agredan en la escuela porque él es defensor de Tom. De suceder lo anterior, Atticus aconseja a Scout “mantener la cabeza alta y los puños bajos. No importa lo que nadie te diga, no permitas que te hagan enojar. Intenta pelear con tu cerebro para variar… eso es bueno, aun cuando se resista a aprender”. Le advierte que será señalada y agredida porque su padre siendo blanco ha decidido defender legalmente a un afroamericano, quien, de antemano, es considerado culpable por la población blanca de Maycomb. En varias ocasiones Scout escucha que de manera denigrante Atticus es llamado “nigger lover” (amanegros), y ella no siempre reacciona como le había aconsejado su progenitor.
En una parte de la novela Scout le pregunta a su padre porqué aceptó defender a Robinson, Atticus responde: “Todo lo que puedo decir es que cuando tú y Jem sean adultos, quizá vean todo esto con algo de compasión y cierto sentimiento de que yo no les decepcioné. Este caso, el caso de Tom Robinson, es algo que llega hasta la esencia misma de la conciencia de un hombre… Scout, yo no podría ir a la iglesia y adorar a Dios si no intentara ayudar a este hombre”. En Matar a un ruiseñor la familia Finch era integrante de la Iglesia metodista. Harper Lee desde niña asistió a la Primera Iglesia Metodista Unida de Monroeville, la misma en que tuvo lugar el servicio fúnebre cuando ella murió en febrero de 2016.
En Matar a un ruiseñor Harper Lee narra, desde la óptica de Scout, los pormenores del juicio: testimonios de quienes acusan a Tom Robinson de violación, actuación del fiscal de distrito, reacciones del juez y el jurado (compuesto solamente de hombres blancos), y describe a los afroamericanos que se apiñaban “en la galería” esperando el veredicto, “los negros permanecían sentados o de pie a nuestro alrededor con una paciencia bíblica”.
Atticus elocuentemente presentó pruebas de la inocencia de Tom Robinson. La apretujada audiencia escuchó la sagacidad del abogado para evidenciar que los prejuicios raciales de los blancos encubrían la verdad de lo sucedido en el caso que sacudió a Maycomb. Se cumplió lo que le dijo el reverendo Sykes al hermano de Scout, cuando esperaban el veredicto y ante la tardanza en las deliberaciones de los juzgadores, Jem externó que ningún jurado podría condenar a nadie “sobre la base de lo que hemos oído”. A lo que el pastor afroamericano, con desaliento, replicó: “No esté tan seguro, míster Jem, no he visto nunca a ningún jurado decidirse en favor de un negro pasando por encima de un blanco”. Robinson fue unánimemente declarado culpable.
Desconcertada por la decisión de Atticus, a quien así llama y no padre o papá, Scout le inquiere sobre lo riesgoso de tomar la defensa de Tom Robinson. Es cuando Atticus le habla a su hija de un principio esencial del Evangelio, ser compasivo, es decir, identificarse con las personas vulnerables: “Uno nunca llega a entender realmente a otra persona hasta que considera las cosas desde su punto de vista, hasta que se mete en su piel y camina con ella”.
En Maycomb los varones tenían oficios y trabajos que implicaban el uso de destreza manual y esfuerzo físico. Pero Atticus salía de la norma, para Scout él “no hacía nada. Trabajaba en una oficina, no en una farmacia. Atticus no conducía un camión de volteo para el condado, no era el sheriff, no era agricultor, ni trabajaba en un garaje. Ni hacía ninguna otra cosa que pudiera despertar la admiración de nadie […] Él no hacía las mismas cosas que los padres de nuestros compañeros de la escuela: nunca salía de casa, no jugaba al póquer, ni pescaba, tampoco bebía ni fumaba. Se sentaba en la sala y leía”. Era excéntrico en un pueblo cuyos habitantes veían cómo Atticus “desperdiciaba” el tiempo embebido en periódicos, revistas y libros.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]
En Atticus, círculo de lectura buscamos conectar la vida con los libros, dialogar con la cultura desde la Palabra, y hacerlo comunitariamente. De aquí que al nombre le siga lo de El Libro y los libros, las enseñanzas bíblicas en conversación con obras de muy distinta índole. Como el apóstol Pablo en Atenas queremos esforzarnos en saber escuchar las preguntas y propuestas que hacen las personas en el Ágora contemporáneo y, al mismo tiempo, exponer la relevancia del Evangelio para la diversificada sociedad actual.
Vamos a iniciar con la lectura de Matar a un ruiseñor. Las reuniones van a ser mayormente por Zoom, y esporádicamente en alguna cafetería con presencia de quienes deseen sumarse al proyecto de leer junto con otros y otras las obras que vayamos seleccionando.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o