Me pregunto qué sería de mí si no fuera porque, en momentos en los que creí que mi barca se iba a hundir, él la sostuvo firme sobre las aguas más turbulentas.
Mientras estoy escribiendo, corren lágrimas por mis mejillas, esta madrugada partió con el Señor Milita Ferreiro, la que fue esposa de Ventura González, anciano de la Iglesia del Señor en la calle Bonhome de Ourense. Los dos conocieron al Señor en plena dictadura franquista poco antes de casarse y fueron fieles hasta el final a Aquel que un día conocieron; hoy gozan de su Presencia y están juntos ante su Gloria y Majestad. ¡Mi amor profundo para sus hijas y toda su descendencia!
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Todavía lo recuerdo al detalle, aunque algunas cosas se diluyan por el paso del tiempo. Estábamos en un Encuentro de la Unión de Mujeres Evangélicas, UDME, cuando se celebraba en el Escorial, siempre era en primavera y olía a encinas, almendros en flor, secuoyas y toda clase de árboles y arbustos maravillosos donde las ardillas hacían sus encantos y locuras; lo cierto es que era un auténtico placer poder pasear en ratos de meditación y ocio mientras las esporas flotaban por el aire, la temperatura primaveral era maravillosa y todo aquello hacía las delicias de todos los que podíamos participar del Evento.
La primera vez que asistí a aquellos maravillosos Encuentros no existían los móviles, amanecía temprano y la luz del amanecer inundaba las habitaciones que compartíamos tres mujeres en muchas ocasiones; pero nada importaba, era maravilloso el ambiente y todo lo que lo envolvía.
Por aquel entonces llevaba la alabanza un grupo de Ibiza, dirigido por Dina Flores y Gina Campalans, siempre llegaba a Madrid un avión con muchas mujeres que provenían de Ibiza, la mayoría fruto de una preciosa obra que comenzó debajo de una árbol y que se multiplicaría por mucho. No había demasiados instrumentos, pero muchas ganas y buenas voces, además de dos guitarras maravillosas cuyas cuerdas eran tocadas con arraigo y empuje.
Una mañana, Gina comenzó con la alabanza y dijo que hablando con alguien muy querido y conocido por mí, le había preguntado...¿qué tal?. La contestación había sido… ¡Aquí estamos! Entonces dijo Gina: en aquel momento supe que la canción con la que comenzaríamos es la preciosa de Marcos Vidal… ¡Aquí estamos!
Aquella fue la primera vez que escuché esa deliciosa canción y por alguna razón me atrapó el alma para siempre; años más tarde la hice un tanto mía, me prepararon una buena pista y la cante por diferentes lugares, a pesar de que las preciosas canciones de Marcos Vidal, especialmente esta, son muy difíciles de cantar para una mujer, tiene un registro muy amplio y hay que comenzar en la nota exacta haciendo un esfuerzo, o es fácil salirse por arriba o por abajo.
Supongo que después de tanto tiempo es bien conocida de todos esta maravilla de canción que hoy sigue haciendo que mi alma se encoja recordando muchas cosas a la vez que se expande sabiendo que mi Señor lo controla absolutamente todo; aún así os la dejo para que la podáis meditar con calma:
Aquí estamos
Con la espada en nuestras manos todavía,
con algunos años más y alguna herida;
pero aún en pie luchando día a día,
anhelando verte a ti ; ¡aquí estamos!
aunque algunos ya no están a nuestro lado,
ya el otoño arrasó con el verano
y el invierno será crudo, pero aquí estamos.
La primavera llegará
Nuestra barca
Hizo agua tantas veces en la noche
y si no se hundió jamás fue por tu mano,
no por nuestra habilidad; sino
por tu compasión, aquí estamos,
sabedores de que sólo fue tu gracia
Y conscientes de que siempre habrá un mañana.
En tu nombre y por la fe, aquí estamos.
Aquí estamos
Los recuerdos se me agolpan en la mente
y en algún momento tu figura emerge,
no sé cómo pero siempre estas presente
en el tiempo y el lugar, aquí estamos,
nuestro paso aún es firme a tu lado,
nuestros ojos ya te miran caminando,
casi, casi ya te tocan nuestras manos
llegaremos hasta a ti
Nuestra barca
Hizo agua tantas veces en la noche
y si no se hundió jamás fue por tu mano
No por nuestra habilidad, sino
Por tu compasión ¡aquí estamos!
Sabedores de que sólo fue tu gracia
y conscientes de que siempre habrá un mañana,
en tu nombre y por la fe ¡aquí estamos!
No me sorprende que hace poco le concedieran el Grammy Latino 2023 al autor de esta y mil canciones más; su respuesta al recibirlo fue: “Gracias a mi Señor y Salvador Jesucristo”. Conocí personalmente a Marcos Vidal hace años y es una auténtica bendición como persona y como cantautor, sus letras son vida y esta canción me conmueve cada vez que la vuelvo a cantar, me hace llorar pensando en mi propia vida. Me pregunto qué sería de mí si en momentos en los que creí que mi barca se iba a hundir, él la sostuvo firme sobre las aguas más turbulentas que nadie pudiera pensar, y cuando tomo todos estos recuerdos y los puedo acariciar dentro de mi corazón, sé que así ha sido y que así será para siempre hasta llegar a su presencia y de forma especial cuando pasamos de un año a otro y la incertidumbre nos puede acechar un poquito, estoy segura que quien ha hecho milagros en mi vida los hará hasta el final, y también en la tuya si tan solo te acercas a él y le pides que entre en tu corazón.
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Quiero terminar esta breve reflexión con la voz de Marcos Vidal…. ¡Aquí estamos!
En Su amor precioso y por quien ¡aquí estoy!
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