No dejaba de pensar en aquella frase que utilicé de James Dean y eso me llevó a su tormentosa vida, una vida muy corta pero muy intensa.
"Sólo las personas tiernas son realmente fuertes".
"Mi propósito en la vida no incluye el anhelo de encandilar a la sociedad".
"No puedo cambiar la dirección del viento, pero sí ajustar mis velas para llegar siempre a mi destino".
"Sueña como si fueras a vivir para siempre. Vive como si fueras a morir hoy".
James Dean
No hace muchos días, preparé un saludo genérico para “mi gente” con una postal bonita y la última frase que os acabo de dejar del mítico James Dean: “Sueña como si fueras a vivir para siempre. Vive como si fueras a morir hoy”. Me parece una frase muy buena, la llevé al terreno espiritual en dos trazos y lo utilicé para dar un buenos días. Aquella mismo mañana me pusieron la segunda dosis de una vacuna que… si la primera me dio reacción, la segunda me mantuvo paralizada y con fiebre altísima por días; y mientras todas estas cosas ocurrían, estaba llegando a su fin la vida de una querida hermana madre de una muy querida amiga. Era una operación a vida o muerte, sino se operaba aquello terminaría en una septicemia y si lo hacía era muy fácil que su corazón no lo resistiera.
En esos días yo hablaba mucho por teléfono con mi amiga y hermana, la situación era muy dura y dolorosa, y esta mujer que hoy goza de la presencia de su Señor, no era ”importante” según un criterio humano, no salía en las portadas de una revista al día o en el celuloide… pero era una hija de Dios que después de operada… ¿con éxito?…. en la noche comenzó a sentirse muy mal, algo no había salido bien y en la madrugada partió con su Señor.
En la mañana cuando me levanté muy temprano, con mi temperatura corporal por las nubes y mareada hasta decir basta, me encontré con un mensaje en mi teléfono: “mamá murió”. Lo cierto es que no podía con mi alma, pero decidí que tenía que ir “sí o sí”, algo a lo que tuve que declinar porque no me tenía en pie.
La tarde noche anterior ya no me encontraba demasiado bien y mi ordenador andaba un tanto trastornado en alguna parte, de modo que lo que hubiera hecho en la mitad de tiempo me llevó el doble, luego tuve reunión de mujeres que se nos fue de hora, era la primera de la temporada y cuando ya era tarde y mi marido me intentaba ayudar a resolver el problema, me asaltó con fuerza la frase del texto bíblico: “Como ladrón en la noche”. Todo esto ocurrió la noche en cuya madrugada la hermana se fue con el Señor, no me importó lo tarde que era, pero escribí un estado muy corto en una red social, no sabía la razón, pero sabía que tenía que hacerlo, era el versículo en cuestión: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche, en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.” un par de frases… Si él me llama esta noche, yo estoy lista, ¿lo estás tú?, recuerda….. ¡Aún hay lugar! Y una foto bonita de buenas noches. No sabía porqué el Señor me estaba pidiendo eso a aquellas horas, no sabía que la hermana iba a partir en la madrugada…. sólo sabía que tenía que hacerlo.
Y cuando mi mente todavía mareada por todo lo vivido, la fiebre alta y demás, no dejaba de pensar en aquella frase que utilicé de James Dean y eso me llevó a su tormentosa vida, una vida muy corta pero muy intensa. Cuando veo alguna foto suya, después de tantos años, me sigue pareciendo tremendamente atractivo, sus ojos azules, su modo de vestir… y todo lo que había detrás de aquella imagen que sigue siendo un icono de muchas cosas. Icono. Leyenda. Mito. Tres películas fueron suficientes para fraguar su inmortalidad.
¿Pero qué tenía este chico de aires tímidos, gesto reconcentrado y mirada triste para que a estas alturas se siga hablando apasionadamente de él?. Quizá no era Bogart, ni Brando, pero le bastó encarnar a la perfección las obsesiones, incomprensiones y rebeldías de toda una generaciónpara granjearse el favor del público. Ya se sabe que el carácter contestatario ha sido siempre un imán para las conciencias, sobre todo si viven adormecidas en la rutina de una vida plana. Y el talento de James Dean llegó en el momento justo, él fue el Elvis de la interpretación, el Warhol de la pantalla, el Che Guevara del cine. Y aunque su luz se extinguió pronto, también su claridad fue deslumbrante.
James Byron Dean nació el 8 de febrero de 1931 en Marion, Indiana. A los pocos años se trasladó a Los Angeles, pero a la muerte de su madre –cuando él contaba 9 años– volvió de nuevo a Indiana, donde vivió en la granja de sus tíos. Pronto, sin embargo, regresó a California para estudiar interpretación en UCLA. Allí trabajó en anuncios, series televisivas y obras de teatro en Broadway. Y aprovechando su estancia en Nueva York completó su formación en el prestigioso Actors Studio.
Comenzó en el cine con trabajos insignificantes –¡Vaya para de marinos! (1951), Un conflicto en cada esquina (1953)–, pero el "alma mater" del Actors Studio, Elia Kazan, ya le había echado el ojo. El director de origen armenio le ofreció su primer gran papel en Al este del Edén (1955), basada en una magnífica obra de John Steinbeck. Antes del estreno de la película ya se hablaba de un nuevo fenómeno llegado del Actors Studio. El trabajo de Jimmy impactó de tal modo que fue nominado al Oscar al mejor actor. Antes de acabar el año confirmó su talento con Rebelde sin causa (1955), sobre la historia trágica de un joven desubicado e incorformista. Su atractivo era incontestable y desde aquel film, el espíritu 'outsider' y romántico de la juventud (qué adecuado resultaba su segundo nombre, Byron) quedó para siempre definido en su persona. Pero estaba escrito… El 30 de septiembre de 1955 James Dean se estrelló con su Porsche Spider y murió en el acto. Tenía 24 años. Antes había hecho testamento con su última película Gigante (1956), por la que logró otra nominación al Oscar, esta vez póstuma. Elizabeth Taylor, compañera de reparto en el film, dijo de él: “Todo el que estuvo en contacto con Jimmy se dio cuenta de que su vida no sería igual otra vez. Sólo Dios sabe de dónde viene un espíritu como ése, que ilumina nuestras vidas como una estrella fugaz”. En poco más de un año, James Dean había marcado una época –“sin él los Beatles nunca habrían existido”, llegó a decir Lennon–, y había hollado para su público el difícil y tortuoso camino hacia la madurez. La actriz Pier Angeli fue su gran amor, pero un amor trágico. Nunca se casaron y Angeli se suicidaría en 1971 tras dejar una nota donde decía que jamás le había podido olvidar.
Durante el rodaje de “Gigantes”, Liz Taylor y James se hicieron grandes amigos,, ella le hizo una confesión a un periodista bajo la promesa de que no saldría a la luz hasta después de su muerte: “Te voy a decir una cosa, pero es “off the record” hasta que muera, ¿de acuerdo?. Cuando Jimmy tenía 11 años y su madre murió, empezó a sufrir abusos sexuales por parte de alguien muy cercano durante mucho tiempo», desveló entonces la actriz, «Creo que aquello le atormentó por el resto de su vida. En realidad, sé que fue así. Hablábamos mucho sobre ello. Durante el rodaje de Gigante pasábamos noches en vela hablando y hablando, y esa fue una de las cosas que me confesó».
Son muchas las leyendas y muchas las realidades, y tal vez todo comenzó con la temprana muerte de su madre y los abusos continuados por alguien cercano. De todos son conocidos sus excesos en muchos temas, de forma especial con el sexo. Se dijo de todo; aunque creo que por las razones dichas anteriormente era absolutamente bisexual, y muchos afirman que el accidente automovilístico en el que murió, fue realmente un suicidio.
Y todo esto por su frase que utilicé en un día complicado y atravesando y un difícil paso a la gloria de una muy querida hermana. Puede que mis circunstancias personales, mi fiebre y demás, que me mantuvieron como inmovilizada por días hicieron que mis pensamientos se entremezclaran; pero sé bien que en todo ello hay una razón, igual que en aquella noche, y es el mensaje, el gran mensaje que en muy poquitas palabras dejé al mundo a deshoras…
“Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche, en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.”
Si él me llama esta noche, yo estoy lista, ¿lo estás tú?
Recuerda….. ¡Aún hay lugar!
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