Pasión profunda por la llama

“Cristiano, debes saber que tú no estás actuando como deberías hacerlo cuando eres impulsado por cualquier otro motivo que no sea la gloria de tu Señor.” Charles Spurgeon

No hace mucho pude disfrutar de un foro hermoso con un título que me pareció precioso, ¡la verdad es que asistí con ganas! Buena exposición y luego coloquio en grupos para una puesta en común al final.

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En la exposición se tocaron temas muy buenos sobre la realidad de nuestras iglesias hoy en España y alguien dijo:

Me encantaría que en mi iglesia hubiera un precioso grupo de alabanza y mil instrumentos, pero la realidad es que tenemos dos instrumentos y lo hacemos como podemos.. es lo que hay y con esa realidad trabajamos e intentamos reavivar nuestra llama, me pareció de una sinceridad preciosa…

Lo cierto es que conocía a la mayoría de los participantes y me tocó un buen grupo; intentando contestar a las preguntas propuestas, no sé de que modo fuimos al tema de lo que se acabamos de comentar sobre lo que se dijo en la exposición sobre los grupos de alabanza y demás ¡eso me llegó por mil motivos!

Y comencé por dentro a pensar en lo que fue nuestra iglesia en tiempos y lo que es actualmente. No recuerdo lo que desencadenó aquella conversación, pero un querido hermano bien conocido por mí, dijo en un momento en el más puro acento inglés ¡es que yo soy británico y el folclore no me gusta! Y ahí me dio, intenté explicarle; pero no sé si lo he convencido.

Recuerdo tiempos en los que en nuestra querida España estábamos muy lejos de conocer expresiones como “grupo de alabanza”, “director de alabanza”…. No se nos dejaba tocar los instrumentos más que el domingo en la tarde en la reunión de Evangelio y los jueves en la reunión de oración.

En una ocasión fui sin miedo a preguntarle a un responsable de la iglesia el porqué de aquello, me contestó seco y cortante… ¡porque siempre se hizo así!

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Al día de hoy miro a la misma iglesia, en la que nací, donde siempre viví, y donde sirvo al Señor al lado de mi esposo hace mucho, y puedo contemplar con agradecimiento a nuestro Dios todos los cambios que ha habido; pero tristemente para que llegara todo eso, ha tenido que rugir por todo el planeta una pandemia, llegar guerras, terremotos y muchas más cosas, y es como si el Señor quisiera permitir que todas esas cosas ocurrieran para despertar la conciencia de muchos.

Llega una inmigración en masa que dobla el número de nuestras iglesias y se llena de personas de los más variopintos lugares, ya no vienen sólo latinos y de un perfil muy determinado, llegan latinos con perfiles diferentes, refugiados de guerra como Ucrania, razones políticas como las de Venezuela… y hermanos de muy distintos lugares.

Muchos con carta de recomendación, buenos creyentes, otros que simplemente no venían con intención de integrarse y se fueron y otros que maravillosamente han conocido el Evangelio, se han bautizado, integrado y para mí que sí me gusta “el folclore” que al hermano británico no le gustaba y siempre entendiendo lo que intento transmitir… es que soy una españolita de a pie y con raíces no sólo gallegas sino también de Madrid y de Madrid para abajo… ¡Va a ser que estoy encantada!

Encantada de poder ver como muchas cosas por las que he luchado con todas las fuerzas que mi Señor me daba… ya ni quiero recordar… hoy las puedo ver hechas una realidad y ¡Toda la gloria para el Señor y a nosotros su bendición!

Siempre fui muy observadora y me encanta ver, observar con calma y disfrutar de la pluralidad del Cuerpo de Cristo y las bendiciones que trae consigo.

En cuanto a los hermanos latinos, de modo especial los caribeños ¿qué queréis que os diga? que me siento plenamente identificada con su modo de alabar, porque siempre fue el mío y ya no tengo que escuchar… Bea porfa, no levantes las manos ni te muevas tanto, no quiero que te critique nadie….. ¡Pues olé por ellos; porque me encuentro en la gloria!

Cuando observo a otros hermanos, por ejemplo de Ucrania, tienen un perfil y una realidad muy distinta, algo que desemboca en un modo de expresarse totalmente opuesto; normalmente vienen de iglesias tipo ortodoxo, y son muy suaves a la hora de expresarse en todos los sentidos, incluso en el de la alabanza.

Cuando llega alguien del continente africano o son afroamericanos….. entonces es para morirse del gusto, llevan algo muy especial en la sangre y es una especie de “bombazo” estar a su lado y alabar juntos.

Pasan tiempo con nosotros estudiantes de Estados Unidos o de Australia, y también son distintos, por regla general vienen a completar estudios, un Master o algo parecido, y también se expresan de un modo diferente; son como más europeos; aunque no iguales.

Hay una deliciosa chica que nunca falta a las reuniones de oración y cuando comienza a orar yo empiezo a llorar de emoción por dentro. Habla más bien rápido y comienza a orar en español, y de repente se le va la boca a su ingles americano ; me parece precioso y voy a trompicones intentando entenderla

¡Pues sí! Va a ser que a esta españolita de a pie, gallega y mucho más por la gracia de Dios, le encanta el “santo folclore! Y aquí me arranco con un Aleluya que me brota desde lo más profundo del alma.

Y no entiendo la llama sin pasión al límite, sin entrega absoluta y sin un volcarme en el Señor a lo grande con la más profunda humildad de la que soy capaz. 

¿Recordáis a Moisés y la zarza ardiente? Un Moisés que se había lanzado con fuerza y equivocadamente en el momento de seguir lo que el Señor tenía para él, con 80 años y después de muchos en los que su Dios le tuvo que enseñar muchísimas cosas, ve una zarza que arde pero no se quema….. ahí estaba el Señor y su llamado en el momento exacto, y cuando se dio cuenta y aceptó aquel gran reto, nunca dejo que aquella llama se extinguiese en su interior, hasta que el Señor lo llevó junto a él.

Hace pocos días tuve que preparar a conciencia algo que estamos estudiando de modo sistemático, los Salmos, y aquella noche me tocaba a mí el salmo 100; lo cierto es que me tuve que exprimir un tanto; porque todos lo conocemos de memoria, hasta lo cantamos… esta preciosa doxología de tan solo 5 versículos que podríamos decir que es como nuestra antorcha y nuestro manual que nos enseña como vivir agradeciendo a Dios por su misericordia.

Tras haberlo estudiado y expuesto, me hizo retirarme en la noche adorando y con algunas frases dentro de mi corazón:

Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra ¡Aleluya,! Pueblo suyo somos y ovejas de su prado!

Termino dejando con cada uno de vosotros una increíblemente bello Gracias en la voz y al piano interpretado por Marcos Witt.