La iglesia del pastor Joshua en Myanmar está creciendo con cientos de creyentes de trasfondo budista, musulmán, animista y creyentes tradicionales que se reúnen los domingos. El sonido de los creyentes cantando, adorando, bailando y alabando a Dios llena libremente el aire. Ancianos, niños y jóvenes se alegran de ver al pastor Joshua y se sienten bendecidos por asistir al culto dominical. Juntando las manos en señal de respeto, el querido pastor les saluda con una sonrisa en la cara y choca los cinco con los niños.

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No podría ser más diferente de los retos a los que se enfrentó hace diez años, cuando el gobierno ordenó al pastor Joshua que cerrara su pequeña iglesia. Sus oraciones y su apoyo han contribuido a fortalecer al pastor Joshua en su lucha contra la persecución, y ahora él ayuda a fortalecer a otros que se enfrentan a sus propios retos.

Oí la voz de Dios

El pastor Joshua explica que no siempre ha sido seguidor de Jesús. "Mis abuelos, mi padre y mi madre eran de trasfondo animista, y yo trabajaba en la familia animista. Mis antepasados adoraban a los dioses animistas sacrificando animales para que les bendijeran, les dieran buena salud y también la seguridad de que les tratarían bien".

Aunque su familia practicaba el animismo, el pastor Joshua creció entre muchos budistas. Sin embargo, él no estaba interesado en ninguna de esas prácticas. El padre del pastor Joshua era funcionario del gobierno, y su trabajo le llevaba a él y a su familia a distintos lugares, lejos de su aldea en las colinas de Myanmar. De joven, el pastor Joshua aspiraba a convertirse en oficial del ejército, pero Dios tenía otros planes para él.

El pastor Joshua conoció al Señor Jesús en un campamento cristiano y lo aceptó como su salvador al tercer día de campamento. El joven Joshua estaba ansioso por compartir las buenas nuevas con su familia. "Cuando volví a casa del campamento llamé a los miembros de mi familia, a mis hermanos y hermanas, oré por ellos, les hablé de mi fe y les mostré cómo ser discípulos de Jesucristo". Toda su familia aceptó a Jesús.

Con el fuego de la fe encendido en él, Joshua sintió la llamada a ingresar en un seminario teológico. "Oí la voz de Dios que me hablaba el 1 de diciembre mientras estudiaba en la clase 10. Oí la voz de Dios hablándome, llamándome a ser su mensajero".

Por el contrario, en lugar de convertirse en oficial militar, como había planeado, obedeció la voz de Dios y pasó a formar parte del ejército de Dios.

Compartiendo el Evangelio persona a persona

El pastor Joshua terminó sus estudios de teología y regresó con su familia. Al ver la pasión del pastor Joshua por servir a Dios, la iglesia en casa a la que se había unido después de llegar a la fe por primera vez le invitó a pastorear la iglesia. Pero aunque esta iglesia era una mezcla de cristianos tribales y budistas conversos, sintió que Dios le llamaba a llegar a los budistas birmanos.

"Como oí muy claramente la llamada de Dios hacia los creyentes budistas birmanos, decliné la invitación de la iglesia y empecé a trabajar aquí". Su ministerio llega a los no alcanzados, los desatendidos y los no deseados en los barrios marginales de una de las ciudades de Myanmar.

Apoyado por sus padres, el pastor Joshua empezaba sus días rezando, y luego compartía el Evangelio con la gente del barrio, persona a persona.

Pero no todo el mundo estaba contento de que el pastor Joshua compartiera el Evangelio, como pronto descubrió. La historia de Mimi* fue uno de los primeros ejemplos. El pastor Joshua explica: "Un día conocí a una monja budista, Mimi, que vendía bollos en la calle. Le compré todos los bollos y empecé a compartir el Evangelio con ella. No sólo era una firme creyente budista, sino también una gran sacerdotisa y adoradora de espíritus". Compró todos sus bollos para poder hablar con la mujer y compartir con ella el amor y la luz de Jesús.

Con el tiempo, Mimi abandonó el budismo y dejó de adorar a los espíritus. Cuando la gente le pedía a Mimi que dirigiera rituales y ceremonias, ella se negaba - pero esto significaba que sus ingresos extra cesaban, y su marido se daba cuenta. (En Myanmar, las monjas budistas pueden casarse y tener familia).

Un día, el marido de Mimi le preguntó: "¿Eres feliz después de hacerte cristiana?". Ella respondió: "¡Sí! Me he hecho cristiana y he aceptado a Jesucristo como mi salvador". El marido de Mimi le dijo que invitara al pastor Joshua a su casa para que le hablara de su supuesto salvador.

El pastor Joshua estaba entusiasmado con la oportunidad de compartir el Evangelio con el marido y el hijo de Mimi. Pero se llevó una sorpresa. Cuando llegó, el marido de Mimi le estaba esperando con un cuchillo. El pastor Joshua corrió para salvar su vida.

A pesar de todo, Mimi se mantuvo firme en su fe y la amenaza contra el pastor Joshua no duró mucho: el marido de Mimi murió tres meses después.

Cuchillos fuera

A medida que más personas como Mimi llegaban a la fe, el pastor Joshua comenzó una pequeña iglesia con un puñado de nuevos creyentes. Dios siguió obrando a través del pastor Joshua de forma asombrosa, pero también siguió encontrando oposición.

Un día, una mujer musulmana, Noor*, y su hija fueron a visitar al pastor Joshua, curiosas por saber a quién oraba y adoraba. El pastor Joshua le dijo que oraba al Dios vivo.

Noor explicó: "Tengo la mano derecha enferma desde hace tres años. He visto a muchos médicos y lo he intentado muchas veces, pero no se cura, así que todas las noches me duele antes de dormir. Pastor, ¿me curará tu Dios? ¿Puede orar por mí?". El pastor Joshua oró por ella, pero no estaba seguro de si el poder de la oración sanaría su mano.

A pesar de sus dudas, cuando Noor regresó a la mañana siguiente, estaba extasiada al decirle al pastor Joshua que su mano se había curado. Vino con cinco de sus hijas, y el pastor Joshua compartió la historia de Jesús con todas ellas.

Pero los hijos de Noor no estaban contentos con la nueva fe de su madre. Un día, los hijos de Noor llegaron con cuchillos en las manos y amenazaron de muerte al pastor Joshua. Los hermanos gritaron y amenazaron: "Nuestros antepasados son musulmanes y nosotros también lo somos. ¿Por qué habéis cambiado la fe de mi madre?".

Noor detuvo a sus hijos antes de que pudieran hacer daño al pastor Joshua, pero escapó por los pelos.

Incluso después de este incidente, siete miembros de la familia de Noor aceptaron a Jesús como su salvador.

Encarcelados pero firmes

El pastor Joshua y su pequeña iglesia en casa empezaron a crecer, y los creyentes aumentaron en número.

"Cuando sus madres, hijos e hijas empezaron a aceptar a Jesucristo, ¡a la gente no le gustó! Son religiones diferentes, así que presentaron una queja en la oficina del gobierno".

Las autoridades locales y los funcionarios del gobierno empezaron a interesarse, y comenzaron a enviar cartas y amenazas para detener los cultos. El pastor Joshua trató de encontrar la mejor solución.

"Años después de que comenzara la iglesia, los funcionarios del gobierno empezaron a venir a verme, a investigarme y a decirme que no podía ejercer el ministerio aquí. Así que el gobierno se puso en mi contra. Vinieron con su vehículo del gobierno, e incluso un domingo vinieron con un vehículo de la prisión y me sacaron del púlpito y me amenazaron diciendo que no debería estar haciendo ministerio y compartiendo el evangelio".

Las amenazas de cerrar la iglesia se hicieron más intensas, hasta que finalmente el gobierno emitió una orden de cierre. El pastor Joshua fue detenido y encarcelado. Estaba desamparado, y los creyentes se quedaron sin pastor.

"En aquella época, los pastores de la zona tenían miedo de hablar conmigo. Tenían miedo de venir a verme y orar por mí y animarme porque temían que su iglesia también fuera clausurada, así que estaba solo, y nadie estaba allí para animarme". Sentimientos de soledad rodeaban al pastor Joshua dentro de los fríos muros de la prisión.

En esos momentos de desesperación, la noticia del encarcelamiento del pastor Joshua llegó a oídos de dos colaboradores de Puertas Abiertas. "Cuando sufría la persecución, las dos primeras personas que vinieron a animarme y a estar a mi lado fueron dos creyentes". Gracias a sus oraciones y a su apoyo, estos dos colaboradores pudieron orar con el pastor Joshua y animarle cuando pensaba que todo el mundo se había olvidado de él. Se formó el vínculo de la hermandad en Jesucristo.

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Fortaleciendo a los perseguidos

Poco después, el pastor Joshua fue liberado, ¡y la iglesia se alegró!

Pero su relación con los dos colaboradores de Puertas Abiertas no terminó ahí. Le invitaron a asistir a una capacitación de preparación para la persecución, que se convirtió en una fuente de fortaleza y aliento para el pastor Joshua.

"Cuando empecé a asistir a esta capacitación, mi fe crecía más y más día a día. Estaba tan feliz que se me caían las lágrimas todos los días. Cuando veo cómo Jesucristo ha sufrido por mí, y cuando veo cómo otros cristianos fueron perseguidos y están sufriendo, puedo ver que el sufrimiento por el que pasé no es nada comparado con ellos. Después de la capacitación, estaba muy emocionado, y ahora enseño todo lo que aprendí en la capacitación de preparación para la persecución a los miembros de mi iglesia".

El pastor Joshua continuó compartiendo lo que había aprendido. "Siempre que voy a Myanmar, les enseño cómo prepararse para la persecución. Me siento animado, y ellos también se animan".

Estaba tan entusiasmado por compartir lo que había aprendido, que ahora es un formador certificado en preparación para la persecución. "Las lecciones de capacitación, si las escucho todos los días, me dan nuevo ánimo cada día. Las lecciones son muy alentadoras y fortalecedoras para los creyentes y para mí".

El pastor Joshua comparte un testimonio de un grupo de pastores que fueron animados a través de la capacitación. Los pastores servían entre los budistas birmanos, pero eran perseguidos en los pueblos donde servían. Se sentían abatidos, desanimados y solos, con el tanque vacío de fe y esperanza.

Pero a medida que el pastor Joshua compartía las lecciones, podía ver cambios en los pastores. "Cada día veía cambios en su rostro y en su comportamiento. Veía que volvían a estar llenos, renovados y fortalecidos".

Algunos de los pastores que han recibido capacitación del pastor Joshua encontraban sus campos de misión tan desalentadores, que estaban a punto de darse por vencidos. Pero la Palabra de Dios, compartida a través de esta capacitación, fortaleció y renovó su coraje para continuar la lucha por el reino de Dios. El pastor Joshua dice: "Algunos han renovado su compromiso. Vinieron a mí con lágrimas en los ojos, diciendo: 'No vamos a detener nuestros ministerios. Ahora seguiremos haciendo nuestro ministerio, aunque muramos'.

"Me gustaría pedirles y animarles a seguir haciendo esta capacitación de preparación para la persecución en el país, porque esto es lo que necesitamos aquí".

El pastor Joshua explicó lo importante que es una capacitación como ésta para la iglesia en Myanmar. "El dinero no es lo más importante para el ministro que sirve aquí. Lo importante es conocer la Palabra de Dios y tener el coraje de enfrentar la persecución”.