Me gustaría enumerar ciertas virtudes cristianas que la Iglesia puede fomentar. No necesariamente para “salvar el planeta”, sino porque estas virtudes corresponden a un modo de vida ético.
Este artículo está basado en el seminario que di el pasado domingo 4 de diciembre en las IV Jornadas de Bioética.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]
Empezaré dando por sentado algo que a lo mejor no lo es para muchos lectores: el calentamiento global actual es de origen humano, y pararlo no será nada fácil. Nada de nada. Explique porque en un artículo publicado en la revista Acontecimientos del Instituto Emmanuel Mounier, también publicado online aquí.
De modo que me parece que hay que prepararse para la eventualidad que la temperatura global suba unos 3 o 4 grados más de aquí a 2100. Puesto que ya hemos ganado más de 1 grado desde 1900, el calentamiento entre 1900 y 2100 resultaría del orden de 4 o 5 grados.
¿Acaso es mucho? Pues, sí. Menos 5, es una edad de hielo. Entonces más 4 o 5 es algo. En concreto, una tierra con 4 o 5 grado más resulta inhabitable en las zonas tropicales y subtropicales1, con, por ejemplo, una España hecha un desierto tipo Sahara donde solo se salvan el noreste y los Pirineos2.
Obviamente, un mundo que se vuelve inhabitable para miles de millones de personas es un mundo donde la civilización colapsa. Cabe mencionar que el término “colapso” tiene carga académica. Quiero decir que hay toda una literatura histórica sobre el colapso, posiblemente encabezada por Colapso de Jared Diamond, y The Collapse of Complex Societies, de Joseph Tainter3. En este último, Tainter define el colapso como una “pérdida rápida y significativa de un nivel establecido de complejidad sociopolítica”4. Un colapso mundial, es como la globalización, pero versión Somalia.
Como bien dijo Ed Brown (Care of Creation, Lausanna), el cambio climático es tan solo un síntoma. Un síntoma de una actitud del “siempre más”, que considera la creación como un pañuelo desechable. La tremenda pérdida de biodiversidad en curso es otro síntoma del mismo mal. Frente a esa mentalidad que será tremendamente desafiada en las próximas décadas, creo que la Iglesia puede proponer un modelo alternativo. ¿Por qué? Porque el Evangelio apela a un modelo de vida “sostenible”, para usar una palabra de moda.
Me gustaría ahora enumerar ciertas virtudes Cristianas que la Iglesia puede fomentar. No necesariamente para “salvar el planeta”, sino porque estas virtudes corresponden a un modo de vida ético, que el planeta sea en peligro o no.
En Colosenses 3.23 leemos, “Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.”
Si adoptamos una vida sencilla, frugal y respetuosa de la creación, únicamente para evitar el colapso, somos como alguien que diría “te quiero” a sus amigos únicamente para que haya paz en el mundo. Cualquier libro de historia está aquí para recordar que no hay paz en el mundo, y no la habrá. Y sabemos muy bien por qué5. Si actuamos únicamente para “cambiar el mundo”, somos, para parafrasear al apóstol Pablo, los más dignos de conmiseración de todos los hombres.
La motivación para las buenas obras no puede ser únicamente “salvar el planeta”. Tiene que surgir de la voluntad de agradar a Dios, que tenga impacto o no. Dicho de otra manera, convendría adoptar un modo de vida respetuoso de la creación, incluso si fuéramos tan poco que la naturaleza apenas notara nuestros excesos6. Dicho de aun otra manera: frente a un probable colapso, se trata de ser buena gente en el Titanic.
Es obvio que Jesús no haría horas de cola para el último iPhone, ni ahorraría meses para comprarse unos Nike. Tampoco estoy seguro que para “desconectar”, Jesús se fuera de vacaciones al otro lado del mundo, colgando fotos en Instagram. En 1 Timoteo 6.8, Pablo escribe a Timoteo “teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto”. También en Filipenses 4.11, Pablo enseña lo mismo: “he aprendido a contentarme con lo que tengo”.
El Evangelio nos llama a un modo de vida sencillo donde nos satisface lo necesario, libres del ansia para lo superfluo. No se trata de resistir a esta ansia apretando los dientes para parecer espirituales, sino de sanarla pacientemente para ser espirituales.
Seamos imitadores del difunto Juan Solé Herrera, quien dijo a mi amigo Daniel Casado, “Necesito poco. Y lo poco que necesito, lo necesito poco”.
Aquí solo pondré una foto. Jesús no haría esto.
En el capítulo 6 del evangelio de Juan, leemos sobre la multiplicación de los panes y peces. Al final del acontecimiento, Jesús pide a sus discípulos, “Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada” (Juan 6.12)7. Jesús acaba de alimentar miles de personas con cinco panes de cebada y dos pececillos. Otro podría haber dicho “Dejad lo que sobra. Si hace falta, volveré a hacer pan y peces en un plis plas”. Pero no Jesús. No cuadra con el personaje. La comida que Jesús acaba de hacer tiene valor intrínseco, por muy milagrosa y abundante que sea su origen.
Jesús nos aprende a no derrochar. Incluso si mucho tenemos, las cosas tienen valor intrínseco.
Terminemos.
Se avecinan décadas complicadas. En Mateo 9.36-38 leemos,
“Al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.”
[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]
Las multitudes desamparadas no faltan. Y no faltarán. No sabemos de dónde vendrán los tiros. Crisis energéticas, económicas, migratorias, políticas, sanitarias, demográficas. Un, dos, tres o cuatro grados más tienen de sobra el potencial para originarlas todas, en serie o en paralelo.
Ojalá la gente desamparada vea la Iglesia como un refugio, al igual que los pecadores y publicanos, los pobres en espíritu, veían a Jesús como un aliado.
¿Y qué tendrá que ofrecer la Iglesia? Consuelo, afección, compasión y, sobre todo, la perspectiva que “nuestra ciudadanía está en los cielos” (Filipenses 3.20).
Notas
1 Ver, por ejemplo, Vargas Zeppetello et al., Probabilistic projections of increased heat stress driven by climate change, Nature Communications Earth & Environment, (2022) 3:183.
4 Joseph A. Tainter, The Collapse of Complex Societies, Cambridge University Press, 1990, p. 4. El pdf del libro se encuentra gratis aquí.
6 De hecho, la contaminación por plomo del imperio Romano se ha detectado en el hielo de Groenlandia. Pero en esta época éramos unos 200 millones. Hoy somos 40 veces más.
7 Curiosamente, la última parte de la frase, “para que no se pierda nada”, no aparece en los demás Evangelios.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o