Cuando cruzo un año más

“La habilidad de hacer una pausa y no actuar por el primer impulso, se ha vuelto aprendizaje crucial en la vida diaria”. (D. Goleman)

“Porque nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes hacer. La existencia no admite representantes. (Jorge Bucay)

«No existe ningún punto de partida si no se sabe bien a donde ir». (Sigmund Freud)

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Nos encontramos nuevamente, y gracias a Dios, cruzando el umbral de un nuevo año, y dejando atrás otro muy especial en el que han ocurrido multitud de sucesos tanto a nivel mundial, como, al menos a mí, a nivel personal.

Por más que quiero encontrar un criterio unificado, me es imposible que todos se pongan de acuerdo en cuanto si realmente se ha terminado una pandemia, que se ha cobrado miles y miles de vidas y aún anda por todos lados cuando nos creemos que podemos olvidarnos de todo este drama.

Después de unos 3 años de Covid-19 y pasando por diferentes fases, hoy nos encontramos con sensaciones difíciles y encontradas, Liliana Alvarado propone que el camino es “dejar ir lo que no podemos controlar”, no de forma pasiva; sino haciéndonos conscientes de la circunstancia y haciéndonos cargo de lo que nos corresponde.

Esto implica, prestar más atención, desde el cerebro racional, a nuestras acciones y reacciones. De igual manera sugiere que nos encarguemos de establecer nuevas rutinas diarias en las que podamos recibir motivación, placer y sensaciones de logro.

Después de personas que han pasado por un Covid varias veces, algunas que no quieren ni decirlo y menos de hablar de consecuencias que no se confiesan, y entremezclándose con otro tipo de enfermedades que creíamos erradicadas, produce muchas sensaciones para todos, y la certeza de que profecías de antes del fin dadas en las Escrituras se están cumpliendo.

Cada vez hay más ACV en todas sus variedades y a edades más tempranas, y podríamos continuar; la guerra entre Ucrania y Rusia, en estos mismos momentos sigue rugiendo con intensidad, guerras “sordas” como la que está sucediendo en Venezuela y mucho más es lo que estamos viviendo.

En cuanto a la moralidad, sería preferible ni mencionarlo, pero por primera vez en mi vida, me voy a definir en algo ¡eso sí! Respetando a todo el mundo, porque hay casos y cosas… respetando y amando… Me estoy refiriendo al tema de la “ley Trans”, de modo muy especial a lo siguiente:

“Para las personas de 12 a 16 años, “se permitirán dichas prácticas a solicitud de la persona menor siempre que, por su edad y madurez, pueda consentir de manera informada a la realización de dichas prácticas”...” (El País). Realmente me parece brutal.

Personalmente he pasado por momentos muy difíciles que intento barajar con la difícil época de cuidar a una mamá de mucha edad; he perdido a distintos seres muy queridos y lo dejo aquí.

El mundo anda más revuelto que nunca y las necesidades económicas, y la emigración e inmigración para solucionar estos problemas se incrementan por momentos.

Así estamos cruzando el umbral de un nuevo año, y cuando voy pasando por todas estas cosas al escribir y pienso en todo lo que tengo que hacer para reunir a mi familia en nuestra casa en estos días, es como si todos mis cables se cruzaran, y necesito alzar mis ojos al cielo y preguntarle a mi Señor, al mismo tiempo que pido de su ayuda.

¡Claro que me siento triste por todo lo que estamos atravesando! Pero al mismo tiempo me siento esperanzada, sabiendo bien que falta poco para la segunda venida de mi Jesús. Y en medio de todo quiero celebrar con los míos que hemos superado un año más, que estamos juntos, que nuestro Dios nos permite tener alimento y casa. No sé qué vendrá mañana, y para eso sólo puedo ponerme en las preciosas manos de mi Dios; hoy quiero gritar con fuerza que a pesar de todo y más…

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¡Eben-Ezer! Expresión hebrea del Antiguo Testamento que significa “Roca del socorro”. Porque en este sin sentido que estamos atravesando, el único refugio y ayuda, y al único al cual nos podemos encomendar es a Dios, el Dios de mi vida, de la de tantos, y que también quiere ser el tuyo en estos mismos momentos de confusión, temor, incertidumbre…

Os dejo con una preciosa canción para mí y deseando para cada uno toda la bendición de Dios sobre vuestras vidas…