Lo que predomina en el cosmos no son los cuerpos celestes, como planetas, satélites, estrellas o galaxias, sino el inmenso vacío que los envuelve. Un vacío oscuro, frío, silencioso y aterrador.
Se sabe que en nuestra galaxia, la Vía Láctea, existen más de cuatrocientos mil millones de estrellas. Además, por todo el cosmos que podemos observar, hay miles de millones de galaxias. Cuando se hacen los cálculos pertinentes, la cantidad de cuerpos celestes resulta abrumadora para el entendimiento humano. ¿Cómo es posible entonces que los cosmólogos digan que el universo está vacío? La respuesta está en las enormes dimensiones del mismo. Lo que predomina en el cosmos no son los cuerpos celestes, como planetas, satélites, estrellas o galaxias, sino el inmenso vacío que los envuelve. Un vacío oscuro, frío, silencioso y aterrador. Los cuerpos sólidos del universo representan tan solo una insignificante mota en un inmenso espacio vacío.
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Los científicos han calculado que la densidad media del universo -teniendo en cuenta tanto la materia conocida como la materia oscura, que aún no se sabe cómo es- es aproximadamente de 2,7 x 10-30 g/cm3. Para entender esta cifra existe un buen ejemplo. Es como si se partiera un grano de arroz en nueve trocitos iguales, se despreciaran ocho y el restante se machacara hasta convertirlo en polvo. Si este polvo se introdujera en una esfera del tamaño de la Tierra, para que se repartiera uniformemente por el espacio de la misma, el resultado daría lugar a un inmenso espacio vacío similar al que existe en el universo.[1] Algo verdaderamente escalofriante. Más aún, si se tiene en cuenta que el cosmos se expande y que este vacío se hace cada vez mayor.
Ante semejante vacío, ¿acaso no resulta extraordinaria y prodigiosa la acción de la ley de la gravedad? Esta fuerza de la naturaleza ha logrado concentrar esa insignificante porción de materia cósmica y convertirla en galaxias, estrellas y planetas como el nuestro, donde ha florecido la vida en todo su esplendor. ¿No es portentoso que el ser humano pueda vivir en un cosmos tan inmenso, frío e inhumano? La temperatura media del universo es de alrededor de 273 grados centígrados bajo cero. Ninguna persona puede soportar tanto frío a no ser que vaya muy bien protegida. Sin embargo, ésta es la temperatura de la radiación que inunda el espacio, el llamado “fondo cósmico de microondas” que constituye como un eco iniciado poco después del Big Bang.
En realidad, el vacío cósmico está repleto de peligros para la vida tal como la conocemos: grandes asteroides o cometas que viajan a gran velocidad y son susceptibles de colisionar con los planetas; sucesos transitorios de radiación de alta energía emitida por las estrellas que pueden acabar con la vida; rayos gamma; supernovas o estrellas que estallan; agujeros negros; etc. El espacio exterior es un mundo inhóspito para nosotros y el resto de los seres vivos. Sin embargo, vivimos en el lugar más seguro de la Vía Láctea, en el disco externo y alejados del núcleo de la galaxia. Ahí está situada la Tierra, en el sistema solar, como una minúscula partícula azul repleta de vida en la inmensidad de un universo frío, estéril y hostil. ¿Cómo se puede creer que esto es una mera casualidad? ¿Por qué pensar que sólo somos un accidente fortuito? Yo creo más bien en la acción determinada de un Dios misericordioso que diseñó este extraordinario hogar cósmico para que pudiéramos vivir y amar en medio de un universo hostil.
Notas
[1] Català, J. A. 2021, 100 qüestions sobre l’Univers, Cossetània, Valls, p. 73.
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