Todavía me gusta

Me gusta tropezar con esa gente mágica, especial, esa que, contra todo pronóstico, todavía existe en el mundo, la que llega con la paz debajo del brazo, la luz por bandera, las sonrisas como trofeos y el abrazo sanador. 

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Me gusta pasear por mis soledades, colisionar con mis aciertos, abrir las puertas atrancadas, atravesar puentes imposibles, recorrer senderos sin lindes ni maleza, encumbrar las montañas más altas, vencer mis insufribles vértigos y acariciar las nubes más blancas. 

Me gusta guardar largos silencios, esconder las palabras en el diccionario y las letras en el tintero, atrapar suspiros con mensajes escondidos y lágrimas que nunca se debieron derramar. Me gusta escuchar los latidos acompasados, coleccionar emociones sentidas, dibujar corazones en la arena de sal.

Me gusta pensar en ti aunque ignoras ser recordado, mantenerte en un recodo de mis recuerdos, vivo aunque fugaz, paseando por la noche de mis pensamientos. Saberte a salvo, protegido en el huequito de las manos, siendo luz aunque todo esté apagado.

Me gusta creer que todo irá bien aunque todo vaya fatal, y que el final temido no me pille despistada. En mí hay un resquicio de esperanza, un pedacito de cielo, una estrella adoptada, un mar, soy algo más que biología llena de parches y remiendos, soy una parte de ti, la parte de un todo, de un universo, una pequeñita dosis de realidad, soy mi sed espiritual.

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Me gusta que todavía haya cosas que me gustan. 

Gustad y ved que es bueno Jehová. ¡Bienaventurado el hombre que confía en él! (DHH)

Prueben, y vean que el Señor es bueno. ¡Feliz el hombre que en él confía! (RV95)

Salmos 34:8