El grito de auxilio de Ucrania y nuestros hermanos allí

“Al vernos enfrentados al dolor, un poco de valentía ayuda más que mucho conocimiento; un poco de comprensión, más que mucha valentía, y el más leve indicio del amor de Dios, más que todo lo demás.”  

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  “El futuro es algo que cada cual alcanza a un ritmo de sesenta minutos por hora, haga lo que haga y sea quien sea.”

    “Dios nos susurra en nuestros placeres, nos habla en nuestra conciencia, pero nos grita en nuestros dolores: es su megáfono para despertar a un mundo sordo.”

   C.S. Lewis

El pasado 24 de Febrero, salta por todo lo alto lo que se venía “cociendo”, la invasión de Rusia a Ucrania. Este horror se ha cobrado aproximadamente y variando de hora en hora y según distintas fuentes, en la mañana del 4 de marzo…   más de 2.000 civiles muertos, más de un millón de refugiados huidos de Ucrania,  un número alto de niños asesinados y heridos; más el horror de toda una nación, hambre, frío, miedo, sirenas y refugios, personas que viven lejos de su país y hasta el vislumbre de llegar a una tercera guerra mundial.

En estos momentos ya entra en función China pidiendo que se respeten los juegos olímpicos de este año y… mucho más que se intuye.

Estados Unidos en guardia, los países de la OTAN, y -en definitiva- todo el mundo convulsionado por un conflicto que bien pudiera terminar en un horror.

Ayer fue un día muy especial para nuestra iglesia, estuvimos más de 12 horas en rueda de oración con toda nuestra fe y nuestra alma; desde aquí quiero dar las gracias a los organizadores y a todos mis hermanos. Supongo que están siendo muchas las iglesias evangélicas que están haciendo cosas así, al mismo tiempo que enviando y viendo el mejor modo de enviar ayuda humanitaria de todo tipo y por todos los medios posibles.

Hace algunos años, antes de que apareciera un virus que todavía no se ha ido y que trastornó al mundo entero, llegó a nuestra iglesia, no importa los motivos ni otros datos, una familia de Ucrania; la verdad es que aquello me sorprendió mucho, no recuerdo haber recibido hermanos de esas latitudes; aunque ya estamos acostumbrados a recibir personas de muchos lugares, cuando la inmigración era básicamente latina. Y nosotros, un pueblo emigrante durante tantísimos años, hoy recibimos a gente de todo tipo, básicamente de aquellos países que recogieron a nuestros ancestros, y estamos obligados, y con mucho gusto, a recibir con amor y ayudar a quien lo necesite.

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Esta familia de Ucrania a la que he aludido antes, que sigue y forma parte de nosotros, no para de pedir oración con mucha fuerza por los suyos que dejaron en su país, una familia que está viviendo todo este horror.

Y lo que es la vida, hace algún tiempo, conocí a una mujer ucraniana a la que he ido queriendo mucho con el correr de los días; hace poco me llamó llorando, ¡llorando! Por alguna razón no podía comunicarse en aquellos momentos con su familia en Ucrania, y cuando se solucionó aquel problema recibe cada mensaje y está al pendiente de una amada familia que dejó allá hace años, simplemente por amor.

Los cristianos evangélicos de España estamos en contacto unos con otros por este tema, para poder orar y ayudar, está en nuestra tónica, que va muchísimo más allá de la ayuda humana; porque entra en juego el poder del gran Dios bendito de nuestras vidas, un Dios que ama, que murió en una cruz para poder salvarnos y que sigue buscando a quien le quiera aceptar en su vida y cambiarla por completo. Un Dios que resucitó y que regresa para llevarnos por siempre con él.

No hace mucho me enteré de una iglesia en Ucrania que ha triplicado su membresía en estos últimos tiempos, y se reúne tres veces en el día, en medio de algo caótico. Cuando me enteré, me acordé de Daniel y sus tres veces al día orando con sus ventanas abiertas, no temiendo a la ira del rey.

Crecí con tanto dogmatismo en Escatología, que es algo que no quiero repetir, y hay determinadas cosas que solamente sabe y le pertenecen al Padre que está en los cielos. Aún así, hay algo que tengo demasiado claro…. 

“De la higuera aprendan la parábola: cuando su rama ya se pone tierna y echa las hojas, saben que el verano está cerca”. (Mateo 24: 32)

Nada de lo que está ocurriendo y por ocurrir es ni será fácil, y estoy convencida de que el Señor regresa pronto ¡Maranhata!

Entre tanto, oremos en estos momentos de modo muy especial por lo que está ocurriendo, demos con amor toda la ayuda que podamos, y vivamos confiados en aquel que dijo…

“Estaré en mi puesto de guardia, y sobre la fortaleza me pondré; velaré para ver lo que El me dice, y qué he de responder...”  (Habacuc 2:4)

Termino orando al Dios de los cielos, y con mi amor por Ucrania, creo que pudiendo extrapolarlo al mundo entero, este planeta llamado Tierra que Dios creó por amor, y sigue redimiendo por amor.