Tan dulce como tú quieras

Por Mati Sanchiz

Ya estamos en estas fechas del año tan amadas por unos, y tan odiadas y aborrecidas por otros. Ya nos hemos sumergido en esos días que unos disfrutan por sus luces y otros detestan por los derroches. Ya se ha entrado en esa lucha de poder, de ideologías y de sentimientos encontrados. Unos se iluminarán con recuerdos tiernos y amables, y otros se esconderán sombríos en sus quejas añejas. Unos serán abrazos para mitigar el dolor y otros serán látigo para abanderar alguna misión. Dos mundos diferentes chocarán, los que viven abiertos a la vida, los que dibujan derecho con lápices torcidos, aquellos que colorean los días grises con su paleta de alegría, contra los mendigos de la justicia, los gruñones, míster Scrooge’s y los Grinch’s anti-navideños, anti-felicidad, anti-vida.

Cada quien llevando sus cargas a cuestas, con su bagaje, cicatrices y su lastre, algunas mejor llevadas que otras. Unos adornarán sus casas con las mejores galas, que no tendrán que ser las más caras, y otros se sumirán en la pesadumbre y su acritud amargará el dulce. Y yo solo os deseo, a unos y a otros, que os dejéis abrazar por el Amor, que vuestros deseos más dulces se cumplan, que vuestros anhelos de bondad se materialicen, que podáis llegar a ser más felices de lo que jamás pudisteis soñar; que riamos, bailemos, lloremos… todos hemos atravesado un gran desierto que todavía no hemos dejado atrás, todavía sus arenas nos pisan los talones, pero mi anhelo es que seamos capaces de ver cuán afortunados somos, aunque nos falten algunas caricias, algunas miradas y sonrisas, porque hemos llegado hasta aquí llenos de vida. Llenemos estas fechas de significado, de valor, de sabor, porque la Navidad puede ser tan dulce como tú quieras. 

¡FELIZ Y DULCE NAVIDAD!

He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. (Mt 1:23; cf. Is 7:14)

Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle… Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. (Mt 2:1-2, 11)

Comparto contigo esta versión de la canción de The Marias, We're the lucky ones.