¿Seguir a Jesús, o seguir la tradición?

Mr. 7:8, 9, 13 – “… Dejando el mandamiento de Dios os aferráis a la tradición, invalidáis el mandamiento para guardar vuestra tradición”.

Vamos a valorar un supuesto simbólico. Supongamos que Dios comunicó claramente en las Escrituras que, por razones que solo él conoce, es incorrecto que su gente se siente en sillas rojas. Así que la Torá dice: “No os sentaréis en sillas rojas”. El papel del pueblo y de sus pastores, es transmitir a su generación ese mensaje de la manera más clara, sencilla y ajustada a su tiempo.

Sin embargo, los pastores de la siguiente generación suman a este mandamiento un “detalle” más: “El pueblo de Dios nunca debe estar a tres metros de una silla roja”. Ese añadido se diseña como una “ayuda” para cumplir mejor el mandamiento. La generación siguiente, sin embargo, hereda esa “norma” y agrega nuevas “sugerencias” para facilitar la obediencia: “Es incorrecto que el pueblo de Dios vea una silla roja”. Otras generaciones van “insinuando” nuevos mensajes: “El pueblo de Dios nunca debe estar en una habitación en la que haya una silla roja”. Finalmente, los pastores del pueblo pontifican: “No es moralmente legal comprar las sillas rojas en IKEA” (“El fin de la religión”. Bruxi Cavey).

¿Nos vamos entendiendo? Como una sacrosanta bola de nieve, la herencia acumulada va creciendo más de lo que se puede soportar de tal manera que, al final, nadie sabe realmente si lo que importa es el mandamiento o lo que se ha dicho sobre él a lo largo del tiempo, porque la palabra de Dios ha sido desfigurada y sepultada bajo una espesa capa de maleza llamada tradición. Con esa pesada carga en sus espaldas, el pueblo acaba siendo víctima de una manipulación brutal que lo somete, lo desvía del camino y lo viola religiosamente, como ha sucedido tantas veces a lo largo de la historia.

Cada generación tiene la responsabilidad intransferible de distinguir y discernir, por sí misma, la diferencia entre Tradición y Palabra y volver a las raíces de la revelación de Dios, para responder con firmeza a su misión de acuerdo con los signos de los tiempos.