¡Salpícame de gozo!

“¿Por qué he de preocuparme?, no es asunto mío pensar en mí. Asunto mío es pensar en Dios. Es cosa de Dios pensar en mí.”

Simone Weil

“El ave descansa en el aire; la piedra en el suelo, el pez en el agua; y yo en las manos de Dios.”

Ángelus Silesius

“Siempre debemos confiar en el poder y el amor de Dios, aun en la hora más oscura de nuestro dolor.”

John Piper

¿Quién no recuerda con cariño el libro de Barbara Johnson, Salpícame de gozo en los pozos ciegos de la vida? Ese pequeño libro, lleno de gracia, y alentador, sigue siendo una "inyección" de gozo y aliento para quienes sufren penas o tristezas, y ayer en la noche, ni sé por qué razón, lo cierto que no me estaba ocurriendo nada fuera de lo normal; pero una foto que contenía un libro abierto en forma muy ágil y simpática, salían flores y corazones azules revoloteando por encima de aquel libro que yo quise imaginar una Biblia. No sé como en aquel momento de mi noche, volvió a mi mente como un rayo el libro de Bárbara, y lo cierto es que me acosté bien cansada; pero llena de gozo pensando en todo esto.

La autora del libro que estamos comentando tiene otros más como… Guarda tus tristezas en una caja grande, Mamá, ¡busca el martillo!, Ponte una flor en el pelo y sé feliz, entre otros. En aquellos años, alguien me regaló el libro aludido en el título, me gustó, me hizo sonreír y reflexionar, pero cuando ayer recordé todo esto regresó a mí de un modo diferente, tal vez por el paso de los años; estamos hablando del año 1994, ha llovido bastante, y la vida, las circunstancias vividas, los años que van corriendo… hacen que vayamos cambiando en muchísimos aspectos, y si somos hijos de Dios y permitimos que él nos vaya moldeando y modelando a su imagen, es cuando le conocemos más, conocemos con mucha más certeza e intimidad su Palabra y ocurren cosas como lo que me sucedió ayer en la noche.

Y lo que son las cosas, cuando muy temprano en la mañana de hoy estaba leyendo mi devocional en Nuestro Pan Diario… os recojo unos fragmentos:

“En 2017, la oportunidad de ayudar a algunas personas tras la devastación producida por el huracán Harvey…. Nos motivó a un grupo a viajar a Houston con el motivo de alentar a los afectados por la tormenta. Mientras ayudábamos, nuestra fe fue desafiada y fortalecida… la fe radiante manifestada por varias de esas personas es un reflejo de lo que expresó Habacuc al final de su profecía… cuando predijo que   llegarían tiempos difíciles…  mientras reflexiona sobre las posibles pérdidas terrenales, la palabra ‘aunque’  aparece tres veces: ‘Aunque la higuera no florezca… aunque falle el producto del olivo… aunque se acaben las ovejas del redil’… La oda a tiempos difíciles de Habacuc nos llama a confiar en Dios, la fuente de nuestra salvación, fortaleza y estabilidad, ayer hoy y siempre…”

¿Alguien puede creer que todo lo que me ha sucedido fue una casualidad? En la vida del creyente no existen casualidades y el Dios de mi vida me quiso llevar al desierto a reflexionar en pocas horas, ese es su modo de obrar en muchas ocasiones.

Cuando leí el libro de Bárbara mis hijos eran pequeños, y ella hablaba desde el prisma de una mujer con bastantes más años que yo que estaba pasando pruebas muy difíciles de modo especial con hijos muy problemáticos. Cuando cansada de llorar, orar con toda su alma y demás, decidió metafóricamente coger todos sus problemas y angustias, y lanzarlas al techo con una paleta y dejarlos allí pegados, dejar de sufrir de aquel modo y esperar a que el Señor se encargara de todo, ella pudo decir y escribir… ¡Salpícame de gozo! Y conforme el gozo del Señor llenaba su vida, algo muy diferente a la alegría, pero que pueden ir parejos, y algo que jamás debería desaparecer de nuestros corazones, ella misma iba salpicando de gozo a los demás siendo un instrumento de Dios para muchos.

Barbara escribió básicamente para mujeres en situaciones difíciles, y para cuando los años van pasando y se encuentran entre sus hijos y sus padres mayores... Pero yo quiero extrapolar su sentir para cada persona que me esté leyendo, hombre o mujer, y sean cuales sean sus circunstancias.

Ayer tempranito en la mañana, me llegó un precioso ramo de las más hermosas rosas rojas que os podáis imaginar, lo estoy mirando a cada rato cerca de mi ventana y se me alegra el corazón, ¿a quién no le pasaría lo mismo? Otras veces los regalos que me envía mi Señor, son siempre del mismo modo, a través de “ángeles”…… un ¿cómo estás?, oro por ti cada día…, un mensaje escogido para mí, especial para mis preocupaciones o circunstancias a diario…, un regalo de alimentos preciosos para nuestra familia, somos siervos de Dios…, un regalo en fotos maravillosas pensado para mí y mi ministerio, algo muy especial que jamás hubiera podido imaginar, o de cualquier ayuda para mi vida, los míos y nuestro ministerio… Podría estar mucho tiempo pensando en multitud de cosas por las que tengo que agradecer profundamente a mi Señor y a mis hermanos.

Quiero terminar con algo que me encanta realmente. Es una selección de canciones del cuarteto Gileade, para quien tenga tiempo y ganas de disfrutar de cada canción, todas son preciosas… pero la canción que quiero dejaros con mucho cariño y gozo en el Señor es la primera…. está llena de gozo, alegría, cantando de un modo maravilloso del poder y la soberanía de nuestro Dios; siento que está en portugués, muy fácil de entender para mí, espero que también para vosotros. Todas las canciones van en el mismo sentir y ritmo y hay alguna en español…. Yo os lo dejo para que disfrutéis con ello y así, hoy…..

¡¡Os salpico de gozo!! ¡¡Aleluya!!