No temas; yo soy tu proveedor

¿Alguna vez has mirado al pasado y comprobado que Dios ha sido bueno una y otra vez? En ocasiones este será un ejercicio necesario para admirar su obra y alabarle por su misericordia, a la vez que nos ayudará a mantenernos confiando en su buena voluntad de cara a los acontecimientos del futuro.

De la provisión divina y su cuidado saben bastante nuestros hermanos que sufren intensamente por su fe en Cristo. Especialmente y desde hace ya algunos años, nuestros hermanos en India, que soportan la marginación, la violencia y la mentira, pero también comprueban los milagros de provisión y protección de Dios en cada una de las amenazas que reciben.

En un pequeño pueblo de la India, entre una carpintería y un taller mecánico puedes encontrar una pequeña tienda, dirigida por Praveen junto con su mujer, Shanti. Si entras en ella encontrarás fruta, verdura, grandes bolsas de arroz y harina, y unos estantes llenos de frascos y paquetes brillantes. Todo lo necesario para una tienda local de alimentación.

Pero esto no siempre ha sido así, hace apenas unos meses, estas estanterías estaban vacías. La suma de la persecución y la pandemia había dejado a esta familia sin dinero. 

Hace algún tiempo atrás, Shanti tenía una enfermedad que la hacía sufrir intensamente. Su marido nos dice: «Visité hospitales, hechiceros y consulté a sacerdotes en los templos. Celebré todos los festivales hindúes para no enojar a ningún dios o diosa, pero no hubo alivio para mi mujer. Por el contrario, perdimos una gran cantidad de dinero».

Praveen vendió su casa en su pueblo y se mudó a otro Estado para ganarse la vida y encontrar una cura para Shanti. Tras buscar mucho, consiguió alquilar un apartamento justo encima de una iglesia.

Al escuchar las canciones en la iglesia todos los días, Praveen le preguntó al dueño de qué se trataba todo eso. El dueño resultó ser el pastor de la iglesia, y le compartió acerca de Cristo. Al instante, Praveen le comentó su situación y le pidió al pastor que orara por su mujer y su familia.

Unos días más tarde, el pastor y su mujer oraron por la liberación de Shanti ¡Ella fue curada instantáneamente! Ella dice: «Dios me habló a través de la esposa del pastor. Ella dijo que Dios estaba diciendo que yo no iba a morir, que Él me ha liberado de las manos del mal. Ahora, ningún daño se acercaría a mí».

Experimentando esta liberación y sanidad, Shanti quería conocer a este Dios y en cuestión de meses, Shanti y Praveen ya habían sido bautizados.

Ya de vuelta en su ciudad natal, sus parientes enfurecidos les preguntaron por qué habían elegido seguir a un Dios extranjero. Les advirtieron que dejaran a Cristo o tendrían problemas.

Y así fue, Praveen había heredado algunas tierras, y quería venderlas para poder liquidar la deuda que había acumulado para que Shanti fuera tratada antes de que fuese curada. Pero sus hermanos y parientes se negaron a dárselas, diciendo que no se las devolverían a menos que dejasen a Cristo.

Finalmente, no pudieron obtener ningún dinero de la tierra que habían heredado, por lo que Praveen decidió abrir una tienda para poder subsistir. Sin embargo, la tienda de Praveen no obtuvo ganancias, y además de esto, la pandemia y sus confinamientos complicó aún más la situación.

Praveen dice: «Debido al confinamiento por la pandemia no teníamos clientes y no podíamos comprar el género necesario para la tienda. Tampoco podíamos pagar el alquiler. El propietario, que era el pastor, fue lo suficientemente amable como para entender nuestra situación, pero estábamos preocupados».

Praveen estaba decepcionado, pero oró fervientemente.

«Como respuesta a nuestras oraciones, Puertas Abiertas acudió en nuestra ayuda y nos ha proporcionado materiales para rellenar la tienda. Ahora la tienda está funcionando bien y es una fuente de ingresos estable para nuestra familia. Podemos pagar el alquiler de nuestra casa sin problemas y satisfacer todas nuestras necesidades básicas».

Shanti dice: «Estoy muy agradecida por toda la ayuda. Oro para que Dios os bendiga a todos abundantemente, como también nosotros hemos sido bendecidos. Mi más profunda y cálida gratitud por cada uno de ustedes».

Considerando testimonios como los de nuestros hermanos Praveen y Shanti, ¿por qué deberíamos temer entonces sobre nuestras necesidades materiales? ¿No están estas cubiertas si ponemos de la misma manera que ellos en primer lugar el Reino de Dios en nuestras vidas?

Aun cuando las circunstancias a nuestro alrededor se tuerzan, esta realidad permanecerá estable para todos aquellos que siguen esperando en la provisión y cuidado divino.