Federico García Expósito, el amigo de los árboles

CANTEMOS AL ÁRBOL

Cantemos al árbol que voy a plantar.

¡Si Dios lo protege del hombre y del viento,

salud riqueza dará!

Para el aire puro, campestres aromas;

para el caminante, regalada sombra.

Templará los rayos de la luz del sol;

por entre las aves sus nidos de amor.

Cantemos al árbol que voy a plantar.

¡Si Dios lo protege del hombre y del viento,

salud y riqueza dará!

Uno para el otro, los dos viviremos;

él se irá elevando y yo iré creciendo

y si triste y solo llego yo a morir,

dejaré en el mundo un árbol siquiera

plantado por mí.

Cantemos al árbol con voces de paz y amor.

¡Defiéndalo el hombre! ¡Protéjalo Dios!

Conocí a D. Federíco, desde siempre, y mis primeros recuerdos de él todavía están en mi memoria, lo recuerdo bien anciano… bien anciano… era muy amigo de mi abuelo paterno, pero yo me daba cuenta que mi abuelo era más joven, o esa impresión me daba. D. Federíco era encantador, un gran conversador, nunca le faltaban palabras para nada, y daba con mi abuelo que era el mejor cuenta cuentos del mundo y su conversación era deliciosa; los recuerdo infinidad de veces paseando y charlando a la vez por el precioso paseo del Parrote bajando hasta la Marina y pasando por la mítica Plaza de María Pita de mi ciudad. Tanto D. Federico como su esposa Dña Isabel, una mujer muy guapa y muy elegante, eran asiduos de nuestra casa y amigos de la familia. A él lo recuerdo como si hubiera sido rubio o pelirrojo, pero con el pelo completamente blanco.

Ellos eran de mi ciudad, La Coruña, pero él fue maestro en Ares por muchos años, de ahí la amistad. Hoy quería escribir sobre esparcir semillas en otro sentido, luego iré a ese tema; pero cuando encontré información con la ayuda de un querido amigo y hermano de Ares, me quedé asombrada, realmente, no tenía ni la más remota idea, yo era muy pequeña cuando viví todo lo que relaté anteriormente, y para mí, D. Federico, era un maestro excelente y muy querido por la Villa marinera de Ares que dedicaba un día del curso a plantar un árbol por cada niño, y que había escrito la canción al árbol que os dejé al comienzo; aunque creo que es una adaptación de otro autor. Todo esto lo escuché repetidamente a mis tíos y a muchísima gente querida de Ares, no a mi padre; porque mi familia vino a vivir aquí cuando mi padre tenía nueve meses; aunque se pasaban en Ares todo el verano.

Permitid que os deje todo lo que era aquel gran hombre del que yo conocía muy poco:

Fue redactor co-fundador de "El Ideal Gallego", donde trabajó como periodista durante más de 20 años, en cuyas páginas escribió sobre temas agropecuarios, forestales, humanitarios y culturales.

Colaboró como periodista en "El Correo Gallego", de Ferrol (1912) y en "La Voz de Galicia", "Radio Nacional de España" en A Coruña y el diario "Madrid" de la capital de España.

En febrero de 1918, pasa a formar parte de la Comisión de Recepción y Orden de la Asociación de Prensa de A Coruña; número 70 de socio de la entidad Asociación de Prensa de A Coruña, en 1922 y vocal de la Junta Directiva de la Asociación de Prensa de A Coruña (1927-1936).

Fue presidente de la Asociación de Amigos de los Árboles; por ello fue conocido con el pseudónimo de 'El amigo de los árboles' y secretario técnico de la Asociación de los Exploradores de España; los "boy scouts españoles".

Tenor de los Coros: "Cantigas da Terra", "El Eco" y "Airiños da Terra"; Medalla de Plata de la Asociación de Cantigas da Terra.

Ocupó diferentes cargos en las Juntas Directivas de la Agrupación Musical Albéniz de 1944 -1956.

Placa de Oro de la Cruz Roja Española y Medalla (Botón) de Platino de la Cruz Roja Española; prestó servicios en la Cruz Roja Española durante las campañas de África de 1919 y 1921.

Maestro Nacional condecorado con la Cruz de Alfonso XII, Caballero de la Orden Civil de Alfonso XII, concedida en 1927; Maestro Nacional; también concedida en 1946 la Orden Civil de Alfonso X El Sabio.

Presidente de la Asociación de Inquilinos de A Coruña, (1931-1932), en la que ingresó en 1922.

Administrador del Hospital Militar de A Coruña, durante la Guerra Civil (1936-1939).

Maestro que impartió clases gratuitas a los Mutilados de Guerra (Escuela de Mutilados de Guerra).

Secretario de la Asamblea Provincial de la Cruz Roja Española en A Coruña.

Medalla de Plata de la Provincia de A Coruña, en 1972 (tiene un monolito en el Pazo de Mariñán a personajes ilustres en la Historia de A Coruña); Medalla al Mérito de Oro del Excmo. Ayuntamiento de A Coruña, concedida en 1968.

Hijo Adoptivo de la Villa de Ares (provincia de A Coruña), en 1926; Medalla de Oro del Ayuntamiento de Ares (provincia de A Coruña); Medalla de Plata del Ayuntamiento de Mugardos (provincia de A Coruña); Medalla de Salvamento de Náufragos de A Coruña, Medalla de Bronce del Patronato de Caridad de A Coruña, por los servicios prestados durante la pandemia gripal de 1918, Medalla de Caballero de la Orden de Mehdauía: Oficial honorífico de la Melhalla (Policía Indígena del Protectorado español en Marruecos); Diploma de Mérito de la Inspección de Repoblaciones Forestales; Cruz del Mérito Militar; Caballero de la Coruña; Cruz de Beneficencia; Medalla de la Campaña; Medalla de Oro del Monumento a Rosalía de Castro; Medallas de Plata de varios Ayuntamientos por su labor y dedicación en pro de la Naturaleza y de la Enseñanza”.

Hace un ratito, tuve el honor de poder hablar con el actual alcalde de Ares, el socialista Julio Iglesias, alguien a quien conozco desde hace mucho; siempre se ha portado muy bien con los evangélicos de esta preciosa Villa de Ares de la que me honra proceder. Hace unos años, le concedió el cambio de nombre de la calle donde se encuentra la capilla evangélica de Ares por un nombre nuevo, cuyo rótulo pone “Rúa Arturo e Eloísa  Ginnins”, misioneros ingleses inolvidables, no solo para el pueblo evangélico; sino para todo el pueblo. En su momento escribí sobre este tema en este mismo medio “Una calle en Ares para Arturo y Eloísa Ginnins”; así que le pedí información actual y fidedigna sobre Federico García, muy amado por el pueblo y aceptó muy gustosamente.

Cerca de la plaza de la Iglesia, hay desde siempre, una placita que no tiene nombre y a la que no se le puede poner número, allí existía desde que yo tengo memoria, un tilo inmenso. Todo el mundo conoce esa placita como “La plaza del tilo”.  Un tilo que partió en dos el primer terrible huracán que lo destruyó todo y se cobró vidas, el huracán Hortensia. Luego se plantó otro en su lugar, hoy precioso e inmenso.

Aquel delicioso tilo, como muchos que yo he conocido en Ares con mucho amor, uno en la fuente donde iban las mujeres con el rodillo y la “sella” en la cabeza, para llenarla de agua fresca, estaban esparcidos por toda la villa, en el muelle de siempre y en montones de lugares, ¿fruto de aquella siembra?. Todavía permanece en mi recuerdo aquel olor suave y delicioso, como caían al suelo, entiendo que las semillas en forma de suaves pelusas… ¡no tengo palabras!

Hoy me comentaba el actual alcalde de Ares, que en homenaje, y ya que en la placita del tilo no se podía poner nada y era demasiado poco para semejante personalidad, hace unos años se le puso por nombre Avenida de Federico García Expósito, a un gran tramo de la preciosa carretera llena de maravillas construídas recientemente, que comienza a la entrada de Ares, hacia la derecha y que lleva hasta lugares como Mugardos.

Hoy, Ares recupera la vieja tradición de que los escolares planten árboles el día del árbol, “como nos enseñó D. Federico”... El amigo de los árboles... un hombre bueno y generoso… y me doy cuenta de que la palabra generoso, se repite dos veces, en cuanto a los esposos Ginnins y también el mismo adjetivo para D. Federico, eso me habla mucho del corazón que muestra el actual alcalde de Ares, quien me ha dado permiso para nombrarle y darme información para este medio. ¡Gracias Julio Iglesias, Dios te bendiga!

Y toda esta preciosa y querida historia, para llegar a donde quería llegar desde el primer momento. No hace mucho recibí un bonito mensaje que hablaba de no tirar las semillas de aquellas frutas deliciosas que comemos, es mejor esparcirlas por el campo, de algún modo germinarán y estaremos repoblando nuestra tierra y no destruyéndola más de lo que ya está destruida. Aquel mensaje quedó muy dentro de mí y me llevó a las palabras de la Escritura:

“Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar.

Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa.

Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.

Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.

Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;

pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.

Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.

Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.

El que tiene oídos para oír, oiga.”

Mateo 13; 1-9.

Siempre me encantó esta parábola, y creo que hoy más que nunca, el tiempo se acaba y el Señor vuelve pronto, ¿qué estoy haciendo? ¿esparzo la preciosa semilla? ¿planto y planto árboles y enseño a “mis alumnos” a plantar árboles que corren y broten en preciosas semillas en forma de pelusa de olor delicioso cómo D. Federico, o me callo y no hago nada?

Pido al Dios de mi vida al cual sirvo con toda mi alma, ser una plantadora y esparcidora de la semilla santa, mi Dios la hará germinar y la Gloria sea solo suya, bendiciendo al mundo y llevando su Palabra, dejando un reguero de bendición por donde quiera que vaya.

Fuentes:

https://www.blogger.com/profile/16942347147150800564

Galegos galicia digital, Julio Iglesias, actual alcalde de la maravillosa Villa marinera de Ares.