La Biblia, un texto incomparable

Por Benji Gálvez

El inventor de la imprenta, Johannes Gutenberg (1395-1468) dijo una vez que la imprenta es un ejército de 26 soldados de plomo con el que se puede conquistar el mundo. Sin duda la página impresa, y en la actualidad también la digital, tiene un poder increíble para propagar ideas y actos… si luego se lee, claro. Todos estaríamos de acuerdo en que leer es un hábito positivo. El escritor José Luis Sampedro dijo que “leer es vivir la vida propia y la de otros”. Y para el medievalista Martín de Riquer “leer es hablar con otros”. Dios quiso dejarnos un Libro donde pudiéramos “leerle” para conocer sus ideas y actos. Mientras leemos la Palabra de Dios vivimos la vida prestando atención a la Vida que Dios quiere para nosotros, a la vez que aprendemos de la vida de todos aquellos que nos precedieron, con sus errores y aciertos, en esto de tratar de obedecer a Dios. De alguna forma, al leer la Biblia, ellos “hablan con nosotros”.

Hay veces que leer te relaja, otras –depende lo que leas- te irrita, incluso en ocasiones lo que lees “no te dice nada”. Hace un tiempo encontré una noticia que me llenó de alegría, ya que el cronista oficial de Tarragona, Josep Maria Sabaté, recomendaba una lectura para el verano, nada menos que la Biblia (*). No siempre vamos a encontrar que, en un medio de comunicación masiva, como puede ser un diario o un periódico, se anime a los lectores a leer la Biblia. 

Os transcribo parte de lo que escribió la periodista Valentina Rojo: 

“El cronista Oficial de Tarragona, Josep Maria Sabaté, no titubea al recomendar un libro. Para él, la Biblia es la obra que todos deberían leer en algún momento... de la vida. Sean creyentes o no, según el historiador, en este libro se encuentran mensajes que son aplicables a cualquiera. ‘Comentarios eternos y de actualidad’, dice. En la Biblia se habla de sabiduría, de políticos... temas que son aplicables a nuestro día a día, según el historiador.

Sabaté comenta que se trata de un texto incomparable. Cualquier obra que se ponga a su lado, según él, quedará pequeña. ‘El Principito es otro de mis libros preferidos, pero no se puede comparar un texto inspirado por un ser superior, con el de un aviador que se dedica a escribir’, comenta haciendo referencia a Antoine de Saint-Exupéry, autor de ‘El Principito’.

El cronista cree que la vida de una persona está llena de momentos que podrían describirse con un pasaje de la Biblia […]”.

Evidentemente podemos atrevernos a añadir que la Biblia, es el mejor libro para ser leído en verano… y en otoño, y en invierno y en primavera. La misma Palabra de Dios así lo declara: “Yo meditaré en tus mandamientos” (Salmos 119: 78) porque “toda la Escritura (la Biblia) es inspirada por Dios, y útil” (2 Timoteo 3:16). Sin duda alguna debemos meditar en ella porque… ¡es útil siempre! ¡Toda la gloria sea a nuestro Dios!

Según el historiador y cronista, en la Biblia “hay mensajes que son aplicables a cualquiera”. Es cierto, Dios nos dejó la Biblia para todos, o en su forma vulgar, “para cualquiera”. Pero me gusta más la forma “para todos”: “para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:15-16). El mensaje bíblico es para llevarlo a todos sitios y a todas las personas: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere, y fuere bautizado, será salvo” (Marcos 16:15-16).

La Biblia tiene un mensaje de esperanza aun para aquellos que entran en la forma peyorativa de “cualquiera”. Miles de “cualquiera” encontraron en la Biblia el auténtico amor, el de Dios. Algunos hermanos y hermanas trabajan con los más “cualquiera” de nuestra sociedad, les devuelven la dignidad y les comparten las Buenas Noticias a estas personas, maltratadas a menudo, desamparadas. Sería impropio no mencionar aquí la labor que realizan los centros de rehabilitación y reinserción. ¡Gloria a Dios! Envío un abrazo a mis amigos Franc y Emi del Centro Reto de Valls (Tarragona).

El cronista también dice que en la Biblia hallamos “comentarios eternos y de actualidad”. Dios es eterno, su Palabra es eterna, y sus “comentarios” siempre han sido, son y serán de la más incipiente actualidad. Es cierto, el ser humano es el mismo desde su creación, y tiene el mismo problema, el pecado... o su tendencia a ir contra la voluntad de Dios y a alejarse cada vez más de Él. 

Josep Maria Sabaté asegura que en el Libro se habla “de sabiduría, de políticos…”. Proverbios o Eclesiastés serían buenos ejemplos de lo primero. Cualquiera de los libros de los Profetas de lo segundo. Si bien los profetas no eran políticos, sí que lidiaban con ellos, con los gobernantes, los líderes de la nación, recordándoles la necesidad de arrepentirse y volver a Dios, de ser justos y de hacer las cosas bien. 

Es cierto, como bien observa el cronista, cualquier obra comparada con la Biblia se quedará pequeña, porque la Biblia es “un texto incomparable”. Añade el señor Sabaté que otro de sus libros preferidos es El Principito, del francés Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944). Para ser honestos el nombre del autor era un poco más largo: Antoine Marie Jean-Baptiste Roger de Saint-Exupéry. No es un nombre muy recomendable para ponerle a un hijo. Sabaté apunta de modo magistral “pero no se puede comparar un texto inspirado por un ser superior, con el de un aviador que se dedica a escribir”. Keren, mi hija pequeña, cuando era más pequeña, terminó de leerse El Principito ¡¡y se echó a llorar!! (No os preocupéis que no os contaré el final). La lectura de la Biblia podrá hacernos llorar por nuestro pecado, pero nos llevará a otra dimensión al ver la gracia divina obrando a través de la redención de Jesús. La Biblia comienza con la creación de Dios (Génesis 1:1), sigue con el pecado del hombre, pero entonces llega la historia de la redención humana (Los Evangelios) y culmina con la gracia de Jesucristo (Apocalipsis 22:21).

Coincidimos con el cronista en que “la vida de una persona está llena de momentos que podrían describirse con un pasaje de la Biblia”. Cuántas veces nos faltan las palabras para expresarnos ante Dios y sin embargo el gran iluminador, el Espíritu Santo, nos lleva a un pasaje bíblico que describe exactamente lo profundo de nuestro interior: “De lo profundo, oh Dios, a ti clamo. Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica. Dios, si mirares a los pecados, ¿quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón” (Salmo 130:1-4). ¡Qué haríamos sin los Salmos! Conozco a dos enamorados de los Salmos que demuestran que lo son siempre que pueden. Uno es Daniel Valuja, consejero de la Unión Bíblica, en sus comentarios de las Notas Diarias – Mi encuentro diario con Dios, en sus programas de radio... El otro es Eliseo Vila, presidente de Editorial CLIE, quien ha traducido y ampliado la obra de Spurgeon sobre los Salmos, El Tesoro de David. Me encanta cómo los viven, los transmiten, los comparten con tal pasión, que uno nota que le falta algo si no ha leído, meditado y rumiado los Salmos. 

Y ahora, que ya es noche avanzada, cuando hemos despedido a seres queridos, y todavía oramos por otros que luchan con la Covid, el cáncer, el Alzheimer, la soledad… podemos, a pesar de todo, respirar hondo, y descansar en los dulces brazos de nuestro amado Señor. Descansa y confía en tu Dios… “en paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado” (Salmo 4:8). Sigue confiando en Él, sabiendo que tanto nuestro Dios, como Su Palabra, son sencillamente INCOMPARABLES. Y no dejemos de orar por la Sociedad Bíblica. Dios te bendiga.

Notas

(*) Diari de Tarragona, 12/08/2013, página 6.