Me gustaría describir tres tipos de iglesias y evaluar en qué medida serán capaces de recuperarse del Covid y de la iglesia Zoom.
Algunos expertos pronostican una pérdida de alrededor del 30% en la asistencia a la iglesia después del COVID. Aunque estoy seguro de que hay muchos factores diferentes que contribuyen a esa caída, hay que pensar que la “iglesia Zoom” tiene parte de culpa: nos ha resultado demasiado fácil escuchar a nuestro pastor favorito, sentados en pijama, en casa, tomando café. Nada de alboroto, de gasto de energía, ni de inversión en esa cosa molesta llamada “otra gente”. Mientras que algunas iglesias (incorrectamente, en mi opinión) se están adaptando a la nueva situación haciendo de la iglesia Zoom un componente fijo en su estrategia general de iglesia, la mayoría están deseando volver a las formas anteriores. Pero, de nuevo, se encontrarán con que, de media, tendrán un 30% menos de personas que volverán a la normalidad. La comodidad que Zoom ha traído a nuestra vida de iglesia no será fácil de superar cuando el COVID sea solo un recuerdo y algunas iglesias habrán cerrado sus puertas mucho antes de que eso ocurra.
En este artículo me gustaría describir tres tipos de iglesias y evaluar en qué medida serán capaces de recuperarse del COVID y de la iglesia Zoom. Cada tipo de iglesia tiene una debilidad que ha quedado expuesta a lo largo de los últimos meses, así como una fortaleza que atraerá a la gente de nuevo a sus bancos. Los tres tipos de iglesia que voy a describir en este breve artículo son las iglesias de predicación, las sacramentales y las comunitarias; las evaluaré desde una perspectiva más pragmática que teológica. Obviamente, no existe tal cosa como la “iglesia pura” que encaje a la perfección en uno de estos tres tipos, pero cada iglesia tiene ciertas tendencias hacia uno u otro tipo, lo que puede ayudar a evaluarla en su conjunto.
El primer tipo de iglesia es aquella que enfatiza su predicación y, en menor medida, su música. Estas iglesias ven la predicación como la razón principal por la que la gente va a la iglesia. Ven toda la liturgia como una preparación para el sermón que, normalmente dura entre 30 y 60 minutos. Iglesias de trasfondo reformado, especialmente presbiterianas y bautistas, suelen encajar en este modelo. La fortaleza de estas iglesias es el poder de experimentar la predicación y la música de primera mano y su debilidad es que la tecnología ha permitido que la gente escuche la predicación y la música fuera del domingo por la mañana.
El segundo tipo de iglesia es la que enfatiza sus sacramentos y, en menor medida, la liturgia en general. Estas iglesias ven los sacramentos, especialmente la eucaristía, como la razón principal por la que la gente va a la iglesia. Consideran la liturgia como una preparación para la eucaristía, que forma parte de una ceremonia larga y elaborada que dura alrededor de 30 minutos. Iglesias con trasfondo de Alta Iglesia, como los luteranos y anglicanos de Alta Iglesia —por no hablar de los Católicos romanos o los Ortodoxos orientales— suelen encajar en este molde. La fortaleza de estas iglesias es el hecho de que la gente tiene que estar físicamente presente para participar de los sacramentos (esp. en la eucaristía) y su debilidad es que el COVID ha demostrado que se puede crecer en madurez cristiana sin participar físicamente de ellos, debilitando por tanto su papel supuestamente indispensable.
El tercer tipo de iglesia es la que hace hincapié en la comunidad cristiana y, en menor medida, en la vivencia de la vida cristiana en general. Estas iglesias ven el compañerismo y la comunión como la razón principal por la que la gente va a la iglesia. Consideran que el servicio de la iglesia prepara a las personas para vivir la vida cristiana a lo largo de la semana y, a menudo, celebran reuniones periódicas durante la semana para leer la Biblia, orar y cumplir con los mandamientos de “unos a otros”. Iglesias de trasfondo de Baja Iglesia y/o avivamiento, como anabaptistas, bautistas, metodistas y carismáticas, suelen encajar en este modelo. La fortaleza de estas iglesias es que aprovechan el instinto humano natural de querer estar juntos y su debilidad es que la gente puede reunirse cualquier día de la semana y no solo los domingos en la iglesia.
Puede que existan otro tipo de iglesias, pero creo que estos tres tipos: de predicación, sacramentales y comunitarias, abarcan la gran mayoría. La importante pregunta ante nosotros es: ¿cuál de estas iglesias será capaz de recuperarse de la iglesia Zoom?
En mi opinión, creo que las iglesias sacramentales y comunitarias son las que tienen más posibilidades, mientras que la iglesia de predicación será la que tenga más dificultades para recuperarse. En cuanto a la iglesia sacramental, literalmente no hay otro lugar al que se pueda ir para participar de los sacramentos. Si los miembros de la iglesia toman el tema de los sacramentos en serio, la iglesia Zoom jamás habrá sido un sustituto legítimo de lo real y, por lo tanto, volverán a los bancos lo antes posible. En una iglesia comunitaria, los lazos entre los miembros son muy fuertes y lo más probable es que hayan notado el vacío relacional en sus vidas y estén deseando volver y ver a sus hermanos y hermanas. Las iglesias de predicación, en mi opinión, serán las que más difícil lo tengan. Si la “iglesia” es poco más que escuchar al predicador (o entretenerse con música en directo), entonces ¿por qué pasar por el alboroto de hacerlo el domingo por la mañana con las aglomeraciones, cuando puedes hacerlo desde la comodidad de tu propia casa y escuchar a tu predicador favorito?
Como dijimos al principio, no hay una iglesia que encaje perfectamente en uno de los tres modelos presentados arriba, y eso es bueno: las iglesias tienen que ser equilibradas. De hecho, creo que las iglesias que mejor se recuperarán del COVID y del fenómeno de la iglesia Zoom son aquellas que se tomen en serio los tres modelos: la predicación, los sacramentos y la comunidad.
Aunque he desarrollado los tres tipos de iglesia desde una perspectiva meramente observacional, tampoco creo que la agrupación sea aleatoria. Se corresponden con otras dos formas en que solemos hablar de la Iglesia. En primer lugar, corresponden a las tres “marcas” de la iglesia verdadera que se desarrollaron durante la Reforma. La primera marca, la verdadera predicación del Evangelio, corresponde a las iglesias de predicación; la segunda marca, la correcta administración de los sacramentos, corresponde a la iglesia sacramental; y la tercera marca, la disciplina eclesial, en la medida en que destaca la necesidad de vivir la vida cristiana, corresponde a las iglesias comunitarias. En segundo lugar, corresponden a la visión de la Iglesia “desde arriba” y “desde abajo”. Cuando observamos a la iglesia desde arriba, la vemos como una organización, es decir, estructura externa y ministerio oficial, que corresponde a la predicación y a los sacramentos. Cuando la miramos desde abajo, la vemos como un organismo, es decir, su vida interior y el ministerio mutuo, que corresponde a las iglesias comunitarias.
Si eres un laico, lo mejor que puedes hacer por ti y por tus hermanos y hermanas en Cristo es volver a la iglesia los domingos por la mañana. Si eres pastor, lo mejor que puedes hacer es construir tu iglesia sobre la Palabra de Dios y enfatizar la buena predicación, una visión saludable de los sacramentos (y del mundo físico en general) y de la comunidad cristiana.1
1 Algunos de los conceptos claves desarrollados se desprenden de los comentarios de Carl Truman en su podcast: The Mortification of Spin. Me gustaría agradecer a Trini Bernal por su ayuda en traducir este artículo.
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