Hoy nos acercaremos tímidamente al mundo de los colores, y lo haremos en tandem.  b ¿Qué colores hay en la Biblia? 

Colores

Me he dado cuenta de que persigo colores, que en su armonía encuentro la mía, que el color me habla de sus intenciones, me transmite sentimientos, reconcomios y me grita sus pasiones. Ordeno su desorden, recoloco el caos y la simetría trae de nuevo el sosiego. Me he dado cuenta que necesito el azul ondulado del mar, el azul esponjoso del cielo, el azul tierno de una mirada; todavía hay profundidades por explorar, que hay un fondo bueno o un náufrago por rescatar, y puedo ver en las alturas una expectativa de trascendencia, unas alas y un hogar. Ya no puedo vivir sin el verde que me recuerda la vida, aunque haya quien la queme y la destruya, que me dice que, a pesar de haber bestias bípedas, aún hay atisbos de esperanza en una naturaleza caída. Necesito el rojo que me acerca a las brasas que calientan pero que no arrasan, el rosado que aparece en las sonrisas y el blanco que las acompaña. Y también necesito el negro para hacer luto por la muerte de la soledad y la tristeza, de la injuria y la venganza. Y enterrar la desolación, las penas, la traición. Y ya no habrá que llorar la muerte de la muerte porque se abrirá la puerta de la Esperanza. 

Mati Sanchiz

[photo_footer]Alfonso Cruz de Terrassa (Barcelona), pintando uno de sus cuadros bajo el mar. http://alfonsocruzpintor.blogspot.com/ [/photo_footer]

Los colores llenan la Biblia. La creación debió ser una exhibición magnífica de colores. Dios creó una habitación común bañada de múltiples colores para los seres humanos. ¿Imaginas el azul de los primeros cielos? ¿Y qué decir del verde de los primeros bosques? ¿Cómo sería contemplar aquella oscura y primera noche llena de estrellas… sin contaminación?  Andando el tiempo, Dios escogió a un pueblo, no por ser el más fuerte, el más guerrero… si acaso, por ser el más insignificante (Dt. 7:7) y el Señor habitó en medio del pueblo de Israel. Para ello el Todopoderoso entregó un modelo del Tabernáculo (o tienda) a Moisés que éste tendría que construir para colocar en medio de ella el arca del pacto. Llama la atención lo colorido del Tabernáculo con sus cortinas, su velo, sus cordones y lazos… El sumo sacerdote llevaba un pectoral con 12 piedras preciosas de colores, todos distintos, que contenían escritos los 12 nombres de las 12 tribus de Israel. El sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo una vez al año en representación de todo el pueblo de Dios. También sobre sus hombros llevaba los nombres de las tribus (6 en cada hombro). Pero el viejo Tabernáculo se habría de convertir en un Templo en toda regla, una casa para Dios. Aunque al Rey David le costó, finalmente, comprendió que solo a su hijo Salomón eligió Dios para edificar el Templo. Pero David no quiso perderse la oportunidad de aportar incluso sacando de su “tesoro particular”. Y así leemos “Yo con todas mis fuerzas he preparado para la casa de mi Dios, oro…, plata…, bronce…, y piedras de ónice, piedras preciosas, piedras negras, piedras de diversos colores, y toda clase de piedras preciosas” (1 Cr. 29: 1-3). 

Aquel Templo de Jerusalén un día vio entrar por sus puertas a “Uno mayor que el Templo” (Mt. 12:6), que estuvo dispuesto a dejar su gloria para hacer lo imposible, “fue hecho carne, y habitó entre nosotros” (Jn. 1:14). Jesús trajo color y vida a las caóticas existencias. ¡Que se lo pregunten al ciego de Jericó! Cuando fue sanado por Jesús, le seguía, “glorificando a Dios” (Lc. 18:43). Pongamos azul cielo en aquellos que pasan un mal momento. Pintemos amarillo divino en nuestros trabajos o estudios. En las relaciones personales coloreemos del blanco más puro. Y que el rojo nos acompañe siempre, recordándonos que el precio de nuestra verde Esperanza fue muy elevado.    

Recuerdo el testimonio del artista Sergi Barnils, y cómo literalmente, conocer a Jesús revolucionó su vida y su arte. Lo expresó con estas palabras: “(Ahora en mis obras) hay mucho color, mucho ritmo, es un canto a la creación y de agradecimiento al Creador”. Tal vez son ellos, los artistas/pintores, quienes mejor sepan plasmar la belleza de los colores. Os dejo a dos profesionales de los colores en una entrevista sobre Arte y Fe que se les hizo en Voz de Vida Radio, en el programa “Tiempo de Tertulia”. Ellos son los artistas Sergi Barnils y Alfonso Cruz. 

Escúchalo aquí (Programa nº 17).

Benji Gálvez