Vértigo y experiencia de los indios Mohawk

“Tenían vértigo, pero también experiencia”. Michel Moutot.

El día de Año Viejo, cenamos como familia todos los que pudimos estar, y me encantó volver a ver la vieja, preciosa, y mítica fotografía de Ebbets, “Almuerzo en lo alto de un rascacielos” hecho póster, de los indios “sin vértigo” que construyeron los rascacielos de Nueva York.

Una de mis sobrinas lo había adornado con sus historias, y yo, que iba vestida en los mismos tonos, no pude evitar el tomar una foto delante de aquella preciosidad.

Los indios “sin vértigo” que construyeron tantas alturas en Nueva York, eran llamados las “águilas de la construcción” y se llegó a especular con que tenían una mutación genética que los hacía “inmunes” a las alturas.

El grupo de indios Mohawk hizo historia en el mundo después de llevar a cabo las hazañas más peligrosas de la época: ¡Construir los rascacielos de Manhattan!

Según informa el sitio Playground, este grupo de avezados albañiles, además de ser llamados como he dicho anteriormente, las “águilas de la construcción” fueron los responsables del histórico skyline de la ciudad de Manhattan en Estados Unidos.

Hicieron historia durante la primera mitad del siglo XX, gracias a su increíble habilidad para sortear las alturas y, aparentemente sin vértigo, que pudiera mermar la misión de construir los edificios más altos de la época.

El particular grupo llamaba la atención por la soltura con la que se desplazaban a una gran cantidad de metros, al punto que se barajó de todo, desde la mutación genética hasta otro tipo de cosas bien distintas.

El mito de su habilidad se remonta a las tierras de Canadá, a fines del siglo XIX. El puente Victoria pasaba sobre el río San Lorenzo. Allí, se ubicaba una reserva Mohawk de la que la constructora obtuvo mano de obra para la construcción.

Después de eso, se dieron cuenta de su gran agilidad para moverse entre estructuras aéreas, sin miedo alguno.

Su gran desplante los llevó rápidamente a otros proyectos de difícil construcción y, junto al auge de la industria inmobiliaria en la ciudad de Nueva York, cientos de Mohawks se mudaron para levantar edificios tan icónicos como el Rockefeller Center, el Chrysler Building y las Torres Gemelas.

A pesar de que gran parte del trabajo realizado en los monumentos más importantes de la Gran Manzana fueron hechos gracias a los Mohawks, la prensa los obvió, solo mencionando a los trabajadores estadounidenses y canadienses.

Y aunque la prensa no los “amaba profundamente”, para los Mohawks eso no era un problema, pues entraban a las obras con solo 16 años y forjaban un nombre a lo largo de su carrera.

Actualmente, los hombres del linaje continúan en la industria, sin embargo, deben pasar pruebas mucho más duras que hace cien años, debido a la industrialización y a los altos estándares que requieren las obras en la actualidad.

Y aunque nadie pudo resolver si efectivamente sufrían de vértigo o no, el periodista y escritor Michel Moutot reveló: “Tenían vértigo, pero también experiencia”.

Esta última frase que también he dejado al principio, me parece fabulosa….. Sea como sea…. También tenían experiencia”

Nunca sabremos realmente si todo fue mito, leyenda, si tenían vértigo o no; pero el tema de la experiencia, realmente me encanta.

Hay muchas ocasiones en nuestra vida como cristianos, en las que nos vemos envueltos ante vértigos muy profundos, pruebas difíciles, problemas ante los que creemos que vamos a sucumbir, y cientos de cosas por el estilo.

Ver la citada fotografía tan famosa a lo largo de los años, nos deja perplejos; y realmente no sabemos con que versión quedarnos. Pero la realidad de la frase de Moutot, me toca el corazón.

Cuando nuestra relación con Dios es tan sumamente íntima y estrecha, puede que nos veamos igual que aquellos indios subidos en las alturas, y ver por debajo esas alturas con todo lo que conllevan…

El vértigo, el miedo... O la confianza en Aquel que sostiene nuestras vidas, es fruto de nuestra experiencia a su lado… La intimidad, la experiencia real, probada y profunda, el haber podido comprobar la seguridad de sus invisibles arneses, va a dar a luz, el vivir las alturas sin necesidad de miedos, vértigos, terrores o agobios… Habrá sido forjada en nuestro día a día, en nuestro año a año… Siempre al lado de nuestro Señor.

Cuando comienzo a caminar por un nuevo año, un año que ni sé como voy a enfrentar, o lo que pueda suceder; quiero ser como los indios Mohawk, sabiendo que el Señor de mi vida que me ha sostenido hasta ahora, lo va a hacer hasta el fin del fin.

Y me gustaría que algún día, alguien pudiera decir de mi…. Realmente ha sido un “águila de la construcción”, mejor dicho, de la expansión del Reino de Dios, nunca me ha gustado volar a ras de suelo; prefiero las alturas en las que Él me sostenga.