La Iglesia existe para ir a todas las naciones sin excepción, a proclamar y promover la extensión del Reino.
En estos días pensaba en el papel de la Iglesia de Dios en la tierra, y me puse a escribir unas líneas, no como una experta en la materia, sino desde mi experiencia como peregrina por este mundo y la de otros hermanos que hablan o escriben sobre ello… Nada académico o sistemático, ni organizado, todo desde la modestia de lo que capta y siente y aprende y vive una mujer en continuo aprendizaje. Apenas unas pinceladas.
Inicialmente, al pensar en la Iglesia, retrocedo hasta Pentecostés, pero también retrocedo inmediatamente hasta Génesis para recordar cuando Dios llama a Abraham y lo saca de su tierra y de la casa de su parentela, de todo lo que significaba comodidad para ir sin saber adónde, solo por fe, solo creyendo. Y más aún, me impacta aquello que Dios le promete: “… por medio de ti serán benditas todas las familias de la tierra…”. Y no sé por qué, me veo en medio de estas líneas. Yo, que apenas soy un puntito en medio del universo.
Al pensar en la Iglesia, me imagino una comunidad donde se vive algo parecido a lo que dice en Hechos 2: “… Todos los que habían creído estaban juntos y tenían en común todas las cosas… y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo”. Donde se lee, enseña, medita y se insta a seguir lo que dice la palabra para conocer y obedecer y amar más a Dios. Pienso en orar juntos, en entonar cánticos de alabanza, en departir, gozar, llorar, consolar, soportar, aprender… Que es comunión real cuando se tiene una comunión íntima con Cristo, pues es Él quien invita a entrar en un compañerismo de compromiso y obediencia.
Pienso que es una comunidad donde el único requisito para formar parte de ella es la fe en el Hijo de Dios, Jesucristo, dejando todo lo viejo atrás y tomando su cruz y siguiéndole de forma incondicional; no depende de raza, ideas, nacionalidad, sexo, estatus… pues el Evangelio muestra que Dios quiere acabar con la división entre los hombres, y que deben estar unidos por la fe y el conocimiento de Cristo. Ese es el nexo, como allá en Pentecostés donde había representantes de todas las naciones que había debajo del cielo…
La Iglesia existe para desarrollar esa parte de la misión dejada por Jesús, de ir a todas las naciones sin excepción, a proclamar y promover la extensión del Reino en todas las esferas de la vida y del pensamiento hasta lo último de la tierra... Es esa Iglesia sierva que cumple la misión dejada por el Siervo del que nos habla Isaías. Es decir, Jesús cumplió con su misión: sacrificio hecho una vez y para siempre, y la Iglesia tiene que completar el resto de esta misión.
O sea, que sabe que la misión es su razón de ser… Que ama tanto a la humanidad que como ‘loca’ sale para darles el mensaje del Cristo vivo, del que murió, pero que también resucitó.
Es comunidad que se esfuerza para que otros lleguen a ser parte del pueblo de Dios por medio de la fe. Desea que todos se acerquen a Cristo, independientemente de su condición. Que todos alaben, adoren y obedezcan al Señor, andando en sus caminos… Que produce cristianos que tienen un compromiso misional con el mundo, que son influencia en los espacios donde habitan, pues sabe que, como Cristo, ha sido enviada por Dios al mundo con un propósito, pues es el instrumento a través del cual Dios actúa para beneficiar a la humanidad…
… La Iglesia tiene el compromiso de regenerar a las personas, crear una comunidad para las mismas y proporcionar luz para sus vidas… Es una comunidad que está al servicio de Dios para hacer cumplir su gran Plan… Mas antes, todos los que forman esa comunidad, han tenido un encuentro personal con Jesús, un encuentro que los ha transformado y ahora dependen y se dejan guiar por Dios y por Su palabra.
… Es consciente de lo prioritario que es identificar y alcanzar a los no alcanzados que tiene a su alrededor, como también más allá de sus fronteras. Por ello, prepara eficazmente a las personas para desempeñar su papel en esa misión. Ayuda a sus miembros a formar una conciencia misional… Así, es donde se enseña y se medita la Palabra de Dios y se lleva a la práctica para luego salir fuera y enseñarla a otros...
Es una comunidad que tiene gran dedicación a la evangelización, al discipulado… pero que no cree que la evangelización por si sola va a generar un cambio social. Ha entendido el carácter integral de la misión de Dios, pues Él se preocupa por todas las facetas humanas. Entiende que la Caída ha afectado nuestra humanidad en todos sus aspectos, ya que Dios nos creó como un todo. Así, la redención, la misión… también deben ser integrales, deben alcanzar todas las dimensiones de la vida humana, de la sociedad y de su entorno. La evangelización en solitario sería incompleta porque no alcanzaría a cubrir las necesidades reales del hombre; y, por otro lado, la dedicación solo a la acción social dejaría de atender el aspecto espiritual… Deben ir de la mano.
… Por lo tanto, sabe que la misión es integral. Así que debe ser una comunidad que se preocupa de las repercusiones de la proclamación en lo social, lo económico, lo político… Es Iglesia que contextualiza el Evangelio para que el señorío de Jesucristo llegue a todos los recovecos de la vida del hombre, alcance todas sus necesidades y problemáticas. Así que, como instrumento del Amor de Dios en el mundo, debe interesarse y comprometerse en satisfacer las necesidades básicas del hombre, no solo las necesidades espirituales, sino también las de afecto, justicia social, consuelo, amistad, techo, abrigo, salud física y mental y de sentirse digno.
Es una comunidad donde cada uno sabe que es un misionero, y que vaya donde vaya tiene delante un campo de misión, sea en su lugar de trabajo, su barrio, su casa, la plaza, las calles, los caminos, los hospitales, las universidades, los colegios, los seminarios, las iglesias… Y sabe que en la comunidad se le va a preparar antes de ser enviado.
… Así que, es una comunidad que tiene claro que la misión en la que está implicada no puede darse sin ir de la mano de la unidad, ya que es una nueva humanidad transformada por la obra de Cristo…
La Iglesia es una comunidad que proclama el Evangelio, pero que se encarna en la cultura que recibe el mensaje. Así como el Verbo, la Palabra, se hizo hombre y se encarnó en la cultura para ser asequible a los hombres. Utiliza un lenguaje entendible para esa cultura, y utiliza algunos medios de esa cultura, rescatando lo bueno, no despreciándolo todo. Como Jesús, quien utilizaba los más sencillos elementos de la vida cotidiana, del campo, para que su mensaje se hiciera más familiar a los oyentes.
Actúa como un misionero en otra cultura…
Es esa comunidad que está en la cima del monte, no se oculta, alumbra todo lo que está a su alrededor. Es la luz que brilla delante de los humanos, que derrocha en buenas obras, porque siguen a Cristo y no hay vuelta atrás. No es una comunidad invisible, más bien está expuesta como en un escaparate para vender el mejor producto: ¡a Cristo y su mensaje de salvación! Y no tiene elección: es luz o es luz.
Es sal o es sal. Está comisionada para conservar la tierra. Pero tiene que estar en contacto con el mundo para tener esta función. No con sino en. Es futuro, pero antes tiene una misión en la tierra. Pero no debe dejar de ser incorruptible, pues se volvería insípida y no tendría razón de ser y sería desechada. ¡Qué responsabilidad, Señor!
Es la comunidad que deja ver las buenas obras que Jesús produce en sus vidas cuando le abrieron la puerta de sus corazones. Que llevan la cruz de Cristo: se ve. Y, luego, todos alaban a Dios y no a los hombres, pues Él es el autor de todo esto.
Es donde se practica el servicio al otro, se lava los pies… Es donde se cumple lo que dijo Jesús: Nadie tiene mayor amor que quien da la vida por su amigo. Y él la dio. Así que esto solo se puede cumplir en la cruz de Cristo, el crucificado que dio la vida por sus enemigos: para que se vuelvan sus amigos. ¡Ay, qué difícil! ¡Negarse a sí mismo!
Sabe dónde está su tesoro… sabe a quién debe entregar su amor… quién la alimenta, quién alimenta a los pájaros y a los lirios del campo. Sabe para quién trabaja… Sabe que no debe dejar de lado la Palabra, debe ser fiel a ella y a Jesús, aunque vengan malos tiempos: hasta el fin…
Creyentes que conforman un solo Cuerpo, el de Cristo, que es la nueva humanidad, y dirigidos por Él existen para cumplir la misión de Dios en el mundo…; “… un cuerpo, y un Espíritu… un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos…”. Un Cuerpo que está bien cohesionado, y donde cada uno tiene un lugar y una función; donde son aprovechados todos los dones concedidos, donde nadie se siente marginal, sea que enseñe, escriba, pinte, cante, pastoree, porque todo proviene de Dios, el gran Creador, amante de la creatividad…
Comunidad terapéutica donde muchos encuentran consuelo, sanidad para sus heridas. Evidentemente, donde está uno de los miembros de este Cuerpo, está todo el Cuerpo. Los miembros son inseparables del Cuerpo. Ningún aspecto de la vida de los miembros está al margen del Cuerpo, incluso lo más mundano o profano. Todo debería estar así…
… Así que debe ser como un ‘lugar’ de acogida, donde toda la humanidad sienta deseos de formar parte de ella, que no está separada del resto de la sociedad.
Tiene que escuchar lo que Dios le dice, como ciudadana de una nación en particular… Y escucharse entre sí…
La Iglesia es una familia compuesta de muchas familias… Ambas se aportan estabilidad. Si una está sana, la otra también… Allí nadie se siente solo: los solteros, divorciados, viudos, huérfanos, ancianos, niños, mujeres, hombres, cualquiera sea su condición…
No es un sistema social cerrado, las puertas están abiertas para todo el que quiera tocar, entrar y cenar…
La Iglesia es profética: provoca, anuncia, denuncia. Es compromiso práctico… Así que, es lugar de denuncia de las estructuras injustas y que se compromete con las causas de los más débiles…
Vive como peregrina, siempre extendiéndose, moviéndose, lanzándose a la aventura, luchando y avanzando en el camino del propósito redentor de Dios. Mirando siempre la inmensidad más allá, hacia terrenos desconocidos, saliendo de la comodidad, solo por fe. Si no, dejaría de ser Iglesia.
Donde nadie se retira ni nadie se jubila…
Muestra que el Reino de Dios se ha acercado, lo hace sentir futuro, mas también presente del aquí y ahora, cercano, familiar, que se puede sentir pues mora en nosotros y transforma, y se convierte en rayos de esperanza... En la Iglesia, el mundo percibe que el reino de Dios se ha acercado a los hombres por medio de Jesucristo, como una anticipación de lo que será al final del tiempo.
Debe reflejar lo que es Dios… Mostrar el amor, la gracia, la compasión de Dios… Lugar donde hay diálogo, comunicación, comprensión, apoyo mutuo, transparencia, discreción… Consejo, pastoreo mutuo, exhortación, enseñanza, guía, protección, defensa…
La Iglesia no reina, sino sirve bajo la autoridad del Siervo que fue enviado al mundo para salvarlo. Sigue su ejemplo…
Es una comunidad que está de paso, como extranjera y peregrina, que es acogida y usa de los bienes que se le ofrecen en esta tierra de acogida, pero siempre en desprendimiento para abandonarla en el momento en que sea llamada. Satisfechos tanto en la abundancia como en la escasez, sin necesidad de acumular pues nada pueden llevar. Mas les importa lo que pasa en el mundo, lo miran con amor, como Dios lo miró y se compadeció y les dio el mejor regalo nunca recibido: a su Hijo. Al ser hechos a Su imagen, ¿cómo no tener los mismos reflejos? Porque el corazón ya no es de piedra, mas sí de carne, y ese se compadece, ama, reconcilia, se preocupa. Porque era barro y ahora tiene espíritu. Y el espíritu se estremece por lo que ve y explota en llama viva que mueve y socorre y se compadece por lo que ve y hace todo para socorrer y liberar a los heridos y encadenados por el enemigo de la humanidad. Porque antes vestían lo viejo y ahora visten todo nuevo, y ya no viven ellos, sino que vive Cristo en ellos. Porque antes erraban, no eran inmaculados ni irreprensibles. Quizá hurtaban, se apoderaban de lo ajeno, maltrataban, abusaban del poder, difamaban… Por eso ahora quieren compartir con otros esa nueva vida en Cristo, que no es fácil. Porque no son olvidadizos y recuerdan que Jesús se sentaba en una mesa global con todos aun a costa de ser criticado. Y de pronto reconoce que solo Cristo es Justo, no hay más. Así que, si la Iglesia ha solicitado un lugar en el mundo, aun con sus límites, tiene que alumbrar, dar testimonio, pues tiene un cometido. Le costará, pues obedecer lo que dice la Palabra revelada cuesta. Pero no debe olvidar que ha recibido poder para dar testimonio…
No debe perder la perspectiva de que existe para la misión. Debe importarle, de verdad, lo que pasa a su alrededor que a veces huele a desesperanza, desesperación por oír una Voz Autorizada, por ver ejemplos que merezcan ser seguidos. Yo me estremezco al pensar en todo esto, pues me he dado cuenta de que soy Iglesia. Me gusta la teoría, pero muchas veces me cuesta la práctica. Que Dios nos ayude en esta andadura.
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