Julia Esquivel, profeta poeta

Como tantas otras personas con compromiso social, Julia Esquivel tuvo que abandonar Guatemala durante el conflicto armado después de recibir una amenaza de muerte. Ella era poeta y fue en el extranjero donde publicó sus poesías más reconocidas. Yo tuve el privilegio de conocerla y trabajar con ella cuando decidió regresar a Guatemala hacia el final del conflicto. El privilegio se hizo más especial porque tuve la oportunidad de trabajar con ella para publicar su primera colección de poesías publicadas en Guatemala Algunos Secretos del Reino (Ediciones SEMILLA, 1998).

Una de sus poesías que tocó más profundamente mi vida fue Threatened with Resurrection/Amenazados con Resurrección, que también sirvió como título de una de sus colecciones más famosas. Esta poesía confronta la amenaza de muerte que experimentaron tantos durante la guerra por medio de confesar nuestra fe en la resurrección. Si nos amenazan con muerte, en verdad la “amenaza” se hace esperanza porque creemos en la resurrección. Pueden destruir el cuerpo, pero eso nos lleva a la esperanza cristiana, la expectativa de la resurrección. Con esa palabra le quitaba el poder final a la muerte. Podían amenazar y podían matar, pero más allá estaba la esperanza de la resurrección.

Esta poeta profeta nos habló de esperanza, pero también confrontó las injusticias que le tocó vivir en su Guatemala linda. Fueron 250,000 personas inocentes que murieron durante la lucha armada. Han pasado más de 20 años desde que se firmó el tratado de paz y todavía son muchos los que siguen buscando el paradero de sus familias y amistades. Fue a esta realidad que escribió Julia. Sus poesías podían ser cortantes, pero también nos proclamaron la esperanza del evangelio. Dios seguía y sigue caminando con los pequeños, con los amenazados, con los que han sufrido la injusticia. La muerte y la injusticia no tienen la última palabra porque creemos en el Dios de la justicia, el Dios de la resurrección.

Julia Esquivel falleció unos días atrás. Nos faltarán sus versos. Pero vivimos en la misma esperanza que la motivó en su denuncia esperanzadora. Ella conoció esos secretos del reino, esas promesas que le dieron ánimo para seguir luchando por la justicia en medio del peligro y el temor. “Querida Julia, la muerte no tuvo la última palabra. Usted fue profeta y mensajera de la esperanza del reino. Usted fue amenazada de resurrección y siguió adelante. Ahora estamos con la esperanza de verla de nuevo, más allá de la muerte. Seguimos adelante creyendo en el futuro divino y trabajando por la justicia. Gracias por habernos alentado con esas poesías proféticas y con su vida comprometida con el seguimiento a Cristo Jesús.”