Encuentros de los grupos (3)

Continuamos dando información sobre los encuentros. En este sexto artículo, pasaremos a abordar la segunda «E» a la que denominamos «Exaltación» y que corresponde al momento de la alabanza.

Después del primer momento de la reunión —Encuentro o rompehielo— en el que la dinámica es de las personas hacia las personas, llega el momento de comenzar a guiarlas para que se vuelvan hacia Dios. Es hora de alabarle, es tiempo de adorarle «en espíritu y en verdad», aunque lo cierto es que toda la reunión debe cumplir este objetivo.

Normalmente este periodo se basa en canciones, pero es importante recordar que no es la única forma de expresar nuestra alabanza a Dios. Se puede alabar sin cantar, pero es evidente que la música es una herramienta muy importante.

El líder o responsable de este momento debe invertir tiempo para planearlo. Una vez preparado y bien dirigido, las personas conseguirán, voluntariamente, expresar su devoción a Dios. Este momento es de gran bendición en la reunión de la célula. Otros medios pueden ser usados también, tales como la lectura de versículos bíblicos que hayan tocado el corazón de cada uno, u oraciones cortas de alabanza y gratitud; o se puede planear una combinación de varias de estas formas de alabanza.

Es importante destacar que la alabanza es un canal para la adoración a Dios. Vamos a ver los aspectos que distinguen estos dos términos que normalmente son confundidos por las personas.

Vamos a ver aquí algunas sugerencias y consejos prácticos para preparar este periodo:

•El líder debe ser un adorador no solo de momentos, sino de una vida completa derramada en la presencia del Señor.

•Si van a usarse instrumentos para acompañar las canciones, deberá haber un cierto ensayo, recordando que debemos actuar con celo por la obra de Dios.

•Debemos escoger canciones que reflejen el tema de aquella reunión.

•Debemos preparar copias de las letras para que las personas puedan cantar o proveer medios para que dispongan de ellas.

•Debemos llevar preparado un breve guión que sirva para presentar las canciones y establecer la conexión entre ellas.

•Debemos observar bien la secuencia de las canciones y analizar si conduce hacia el tema de la reunión.

•Debemos planear momentos dentro de la alabanza para que las personas puedan ministrarse unas a las otras.

•Meditemos en este texto: «¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación» (1 Corintios 14:26)

•Debemos ser observadores y sensibles durante este periodo.

•Debemos elevar el enfoque de este momento hacia Dios y permitir que sea Él quien guíe la alabanza a través del líder.

•Debemos ser sensibles ante la actuación del Espíritu Santo, aunque eso implique cambios en el plan original.

•Debemos ser sensibles ante los sentimientos de las personas y ante el clima del momento.

•Debemos aprender a orar específicamente por este momento de la reunión.

Con base en el Salmo 96, entendemos que durante este periodo debe haber:

—Cánticos

—Palabras de alabanza al nombre del Señor

—Proclamación de la salvación

—Proclamación de la gloria, de la naturaleza de Dios

—Proclamación de los actos de Dios en nuestra vida

—Reconocimiento de la superioridad de Dios en relación a los falsos dioses

—Reconocimiento de su creación

—Tributos, ofrendas voluntarias en adoración

—Entregas personales

—Confesión de pecados

Notas

Como siempre, queremos recordar que lo que presentamos es un modelo de grupos de hogar. No es el único, y quizá tampoco sea el idóneo para todas las iglesias en cualquier situación. Sin embargo, es un modelo aplicado por muchas comunidades en todo el mundo con unos resultados excelentes.

Estas informaciones así como materiales de apoyo y otras herramientas, están disponibles en www.diakonos.es. Para más información, pueden entrar en contacto con [email protected].