Se cumplen 450 años de la Biblia del Oso y el año próximo 500 años del nacimiento de quien la tradujo: Casiodoro de Reina.
Para el doctor Daniel Ramírez
En este 2019 se cumplen 450 años de la Biblia del Oso y el año próximo 500 años del nacimiento de quien la tradujo: Casiodoro de Reina. Por lo tanto tenemos dos años para celebrar y reflexionar el significado de ambas efemérides para el protestantismo iberoamericano.
El principal especialista sobre Casiodoro de Reina, Arthur Gordon Kinder (1927-1997), historiador inglés y que tenía acreditación como predicador de la Iglesia metodista, escribió que “lugar y fecha de nacimiento de Casiodoro de Reina son conocidos solamente por deducción, si no es que por conjetura”.1Agrega que Reina consistentemente afirmó que era hispalense, es decir, de Sevilla, pero los monjes jerónimos observantes acostumbraban usar el lugar de origen como parte de su nombre, “puede ser creíble que procedía de un lugar llamado Reina, aunque los archivos de la Inquisición consignaron Montemolín como su lugar de nacimiento”.2 Montemolín pertenecía entonces a la diócesis de Sevilla, actualmente forma parte de Extremadura.3Además Casiodoro estudió en dicha ciudad y vivió en convento cercano a la misma, por lo cual quedaba justificado que afirmara de sí era hispalense.
En un ejemplar de la Biblia del Oso que obsequió en junio de 1570 al senado de la ciudad de Basilea, Reina escribió en la dedicatoria que era hispanus hispalensis. Su rúbrica la acompañó con la cita de Miqueas 7:8, “Si morare en tinieblas, Jehová es mi luz”.4
Respecto al año de su nacimiento, Kinder consigna 1520 como el más probable. Era diez años mayor que Cipriano de Valera y siete que Antonio del Corro, los dos compañeros de Reina en el Monasterio de San Isidoro del Campo, y que como él huyeron de Sevilla hacia fines del verano de 1557 porque tenían información fundamentada que la Inquisición estaba tras ellos. Para 1557 Casiodoro de Reina tenía poco más de veinte años de haber ingresado al Convento de San Isidor, lo hizo en 1546, para entonces “Casidoro ya debía ser un hombre bien formado en letras y teología. Es decir, su formación fue previa a la entrada al monasterio, donde pronto alcanzó una posición relevante”.5
Es interesante relacionar la estancia de Reina en San Isidoro con un acontecimiento importante para la Nueva España y el país que posteriormente sería México. Al morir el conquistador del Imperio azteca, el extremeño Hernán Cortés, su cuerpo fue puesto el 4 de diciembre de 1547 en una cripta de San Isidoro del Campo, “en medio de las gradas del altar mayor”.6
En el monasterio sevillano Casiodoro de Reina “experienció su conversión” al protestantismo.7No solamente él, también otros monjes que con su vida y obra legaron importante herencia al conjunto del cristianismo evangélico iberoamericano. Si bien Casiodoro enriqueció su formación bíblica teológica durante los años que duró su exilio de territorio español (casi cuatro décadas), en lo esencial adoptó en el monasterio isidoro convicciones que lo distanciaban claramente del catolicismo romano. De acuerdo con un recuento hecho por Antonio del Corro los monjes que se habían dado a la lectura de la Biblia y obras de autores protestantes que les llegaron clandestinamente, “condenaban el papado, la confesión auricular, la Inquisición, el purgatorio, el ascetismo, la regeneración mediante el bautismo, el uso del latín, la idea del sacrificio [de Cristo] en la misa, en general la vida monástica, la idea de siete sacramentos en lugar de los dos instituidos por Cristo”.8
Es muy probable que al salir de Sevilla para dirigirse a Ginebra, Casiodoro de Reina ya tenía el proyecto de traducir la Biblia al castellano. Le llevaría doce años completar la tarea, y el proceso estuvo llano de dificultades económicas, de salud, familiares y debió enfrentar persecución tanto de las fuerzas inquistoriales españolas como de algunos protestantes, sobre todo calvinistas, que le acusaron de faltas morales y poca claridad doctrinal.
A los críticos de Reina en cuanto a su nebulosa identificación doctrinal con las ortodoxias protestantes de la época no les faltaba razón para el señalamiento. Entre los documentos para fundamentar la solicitud con el fin de iniciar la Iglesia española en Londres, Casiodoro de Reina redactó en enero de 1560 la Confesión de fe christiana, hecha por ciertos fieles españoles, los quales, huyendo[de]los abusos de la iglesia Romana y la crueldad de la Inquisitión de España, dexaron su patria, para ser recibidos de la Iglesia de los fieles, por hermanos en Christo.9
Para los opositores a Reina su Confesión era ambigua, según la particular ortodoxia de quien lo juzgara desde una de las familias confesionales protestantes que se estaban consolidando en la segunda mitad del siglo XVI. Acerca de la Trinidad, la que aceptaba con ciertos matices conceptuales, Reina afirmó: “creemos hallarse estas tres personas en la misma substancia, naturaleza y esencia de un Dios”, sin embargo, acotaba, que las palabras trinidad y persona “no se encuentran en las Escrituras”. Apuntó que la enseñanza sobre la Trinidad surgió en un momento histórico de confrontación doctrinal, realidad que le hizo conformarse “con toda la Iglesia de los píos”, por lo cual admitió “los nombres de Trinidad, y de persona, de los cuales los Padres de la Iglesia antigua usaron, usurpándolos (no sin gran necesidad) para declarar lo que sentían contra los errores y las herejías de sus tiempos acerca de este artículo”.
Otro apartado de la Confesión que le traería problemas a Casiodoro fue el relativo al bautismo, sobre todo el punto tercero, donde escribió: “Y aunque no haya expresa mención en la Divina Escritura que el bautismo se dé a los niños antes que tengan uso de razón, conformámosnos empero con la Iglesia del Señor, que tiene por más conforme a la misma Escritura dárselo que dejar de dárselo, pues que por beneficio del Señor, y por su promesa, no menos pertenecen a su alianza que los Padres”. Fue señalado de simpatizar con los anabautistas y tener lazos de amistad con ellos.
Los múltiples obstáculos fueron vencidos y “la impresión, que ocupó durante varios meses una o dos prensas de [Thomas] Guarín, fue terminada probablemente el 24 de junio 1569, día en que Casiodoro notificó a un amigo la entrega inmediata del último cuaderno: ‘postremum folium totius texti biblici tam Veteris quam Novi Testamenti’. Quedaban, sin embargo, por imprimir la ‘Praefatio’ latina al lector sobre la visión de Ezequiel, la ‘Amonestación del intérprete al lector’ y la finalmente no publicada dedicación de la Biblia a la reina de Inglaterra”.10Los folios adquirieron formato encuadernado tres meses después y, como se lee en la página final de la Biblia del Oso, los trabajos para hacerla circular finalizaron en septiembre de 1569.
Los 450 años de la Biblia del Oso que se cumplen este año, y los 500 años del nacimiento de su traductor el próximo, son oportunidades para reexaminar el estado del protestantismo en Iberoamérica y regresar a la Palabra, porque como plasmó Reina de forma abreviada en la portada una cita del profeta Isaías: “La Palabra del Dios nuestro permanece para siempre” (40:8
Notas
1A. Gordon Kinder, Casiodoro de Reina: Spanish Reformer of the Sixteenth Century, Tamesis Books Limited, London, 1975, p. 18.
2Ídem.
3Doris Moreno, Casiodoro de Reina: libertad y tolerancia en la Europa del siglo XVI, Centro de Estudios Andaluces, Sevilla, 2017, p. 10.
4Ibid, p. 11.
5Ibid., p. 10.
6Ibid, p. 40.
7José C. Nieto, El Renacimiento y la otra España, visión cultural socioespiritual, Librairie Droz, Ginebra, 1997, p. 469.
8A. Gordon Kinder, op. cit., p. 15.
9Confesión reproducida por Raymond S. Rosales, Casiodoro de Reina, patriarca del protestantismo hispano, Concordia Seminary, Saint Louis, Missouri, 2002, pp. 187-208.
10Carlos Gilly, Historia de la Biblia de Casiodoro de Reina, copia xerox. 1998, p. 4.
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