Sabemos que a un parche no le interesa llevarse nada, más bien dejar lo máximo, algo difícil de comprender en este mundo donde todo o casi todo se hace por interés.
Leyendo unos anuncios, me detuve en uno que mencionaba a los parches para bicicletas. Y leí algo así: “Si siempre llevas en tus salidas parches para bicicleta, nada podrá apartarte de tu ruta”. Y pensé que siempre minimizamos a los parches: que si son para algo momentáneo, solo para salir del paso, un engaño; un pegote sin estética alguna. No obstante, rápidamente salí en su defensa alegando que servían para preservar las prendas de ropa, para permitirnos continuar un recorrido, aliviar zonas doloridas. Y volví al anuncio que decía que los parches permiten no apartarse de la ruta.
Miré debajo del sol, y he aquí vi muchos parches humanos que peregrinaban con misiones de toda índole, entre ellas las de ser parches que permitían que los planes no se desviaran por momentos. Muchas veces los proyectos se paralizan debido a que las personas se pueden cansar, desanimar, enfadarse porque nadie les hace caso, etc., y en ese momento surgen parches humanos para ocupar el lugar que alguien deja vacío y no ha podido, o se ha olvidado, buscar un sustituto. También hay parches automáticos que saltan sin que nadie les obligue. Vi parches que solo servían para animar y entusiasmar a los que trabajaban. O solo para dar ideas y ponerlas en marcha y luego servir de parche en otra parte. Y empecé a darle importancia a los parches, incluso pensé que había que agradecerles. Gracias a esos parches muchos proyectos continúan, incluso han sido mejorados. Gracias a los parches algunos descansan, cuidan a sus hijos hasta llegar a una edad adecuada; gracias a los parches muchos pueden trabajar tranquilos y ganar su sustento. Otros pueden subsistir o formarse para alcanzar una vida más digna. Gracias a los parches no se cierran casas de acogida, colegios, o iglesias. Luego los parches se marchan y van a otras latitudes, o descansan hasta la próxima llamada, ya que un parche no se jubila. ¿Qué sería de nosotros sin los parches?
Aclaro que un parche es para eso, arrimar el hombro para que nada quede a la deriva, en la nada, pero solo por un tiempo, porque, salvo algunos, no se ha especializado en algo único, tienen que saber un poco de todo; por eso son esporádicos y luego tienen que venir los especialistas. Un parche sirve para mitigar el dolor hasta que éste mengüe; o mitigar la soledad hasta que lleguen los acompañantes deseados por el solitario; está para recoger en el camino, curar y pagar los gastos hasta que el herido se recomponga... algo así como un ‘buen samaritano’. Luego incluso podemos olvidarnos que los parches estuvieron con nosotros, porque un parche sabe que está para eso, lo lleva en su ADN, para eso vino al mundo. Antes no podía entender que los parches sintieran a todos como parte de sí. No importa el tipo sanguíneo, color, raza, tribu o nación. Los siente como suyos, diría que casi como con un instinto maternal. Como si fuesen sus propios hijos. Los mira con una ternura casi inexplicable y difícil de entender. Tanto que a veces puede molestar a quien no entiende.
Pero he constatado que los parches tienen que ser entregados, comprometidos y sacrificados. ¿Te imaginas que un parche en un momento de emergencia diga ‘mejor mañana’, o ‘hoy no tengo ganas’? Se perderían muchas oportunidades… Muchas veces no va donde hay multitudes, sino para acompañar a las minorías, y no es que no le guste un poco de movimiento, o no le guste nada, porque los parches muchas, muchísimas veces, dejan lo que les gustaría hacer o ver para cooperar, y son felices cuando hacen esto; así que no hay que preocuparse, pues no se sentirán frustrados ni traumados, más bien contentados.
Por lo tanto, los parches, aunque no lo creamos, son necesarios. Así que si usted se ha dado cuenta de que tiene similitudes con un parche, no se avergüence ni se sienta menos. Sepa que su valor de servicio es inestimable. Y sígale poniendo pasión, su ingrediente principal.
He visto que le pone pasión a todo lo que toca. ¿Qué sería de las cosas si no le pusiéramos ese toque de pasión infinita? Vi que los parches se enraizaban en todo lo que eran utilizados, lo sentían como suyo, eran uno con ello. Por lo tanto, sígale poniendo esa pasión, aunque parezca que se quiere apropiar de las cosas; no se preocupe, algunos sabemos que no es así, que lo que desea es seguir esa estela divina de amar de tal modo para luego dar la vida si es necesario. Ocupar nuestro lugar y tomar nuestra culpa, solo por amor. Sabemos que a un parche no le interesa llevarse nada, más bien dejar lo máximo, algo difícil de comprender en este mundo donde todo o casi todo se hace por interés. Rectifico: no todos lo hacen así, queda un buen remanente. No importa si no lo creen, siga adelante con su misión de parche.
Recalco, si se siente parche, sepa que es un privilegiado de poseer tal don, un don que no viene de abajo sino de arriba; ya le fue designado desde antes de la fundación del mundo. Usted tiene una dignidad especial, ya que fue creado a imagen y semejanza del mismísimo Dios, lo cual implica que Él ha dejado un poquito de sí mismo en usted. De esa semejanza se desprende su dignidad humana; y tiene la autoridad dada por Dios para señorear sobre el medio en que se encuentra. Usted es el representante de Dios en la tierra, lo cual le da una responsabilidad tremenda, no le haga quedar mal. ¡Qué maravilla!, por ello usted verá en los otros esa ‘imago dei’; por eso hace tan bien su trabajo como ‘parche’.
Usted vale mucho para Dios. Continúe su labor hasta que Él vuelva como buen siervo fiel, aun siendo un parche.
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