Mucho nos interesa conocer de nuestro ayer, pues nos hace intentar entender el presente, y no dejar de pergeñar un posible mañana.
Quiero ofrecer unas pinceladas sobre un libro titulado Huellas en la evangelización de España. 50 años de ministerio (publicado en 2017, con prólogo de Guillermo Conard M.), que Alfredo y yo recibimos de manos de Juan Blake (1933-2018), su autor, durante el encuentro del Movimiento Lausana España realizado el año pasado, a finales de noviembre. Con cuánto entusiasmo lo fue dedicando a sus compañeros. Así dice en nuestra dedicatoria: “Muy queridos Alfredo y Jacqueline: Muchas gracias por vuestra parte en esta historia. Un abrazo fuerte, Juan Blake. Juan 3:30”. Hoy escribo porque así lo había decidido el día que recibimos estas líneas trazadas por Juan Blake, ya que mucho nos interesa conocer de nuestro ayer, pues nos hace intentar entender el presente, y no dejar de pergeñar un posible mañana.
“Es necesario que Él crezca, pero que yo mengüe”, fue el versículo que nos dejaba, pues sabía cuán necesario es en nuestro caminar que esto se haga efectivo. A veces toca despedirnos silenciosamente, sin que nadie se dé cuenta, incluso por la puerta de atrás. Para, cuando sea el gran momento, entrar por la puerta grande.
Cuánta generosidad por su parte al decirnos “por vuestra parte en esta historia”, pensé, ya que no hemos aportado casi nada a esta nuestra España. Y podríamos repetir con lágrimas lo que escuché a Juan decir en aquel evento del Foro Evangelización España del año 2011: “Le hemos fallado a España”. A pesar de poder decir que cargaba cerca de cincuenta años de ministerio en este país. No obstante, sabía que queda mucho por hacer. Les tocará a otros recoger su siembra de la simiente preciosa del evangelio de Dios.
Ha sido en las reuniones del Movimiento Lausana España donde más he coincidido con él, y solo recuerdo su amabilidad y entusiasmo por expandir el evangelio por todas partes donde fuese necesario. Siempre amable y entusiasta. En realidad, antes de escucharle en aquel Foro de Evangelización, por vez primera coincidí con él en una reunión de uno de los proyectos de Decisión, Operación Niño de la Navidad, para los responsables de las iglesias de Castilla y León que se encargaban de coordinar la recogida de las cajitas de regalo. Allí estaba él con José Luis Briones. Salí de allí muy animada. Aprovecho para comentar que había conocido este proyecto en un retiro de mujeres de la UDME, realizado en Alcalá de Henares en mayo del año 2010, durante el cual se presentó un vídeo para animar a las iglesias a colaborar con este proyecto. Yo llevé la información a la iglesia donde me congrego y a otras de Salamanca, las cuales continúan colaborando hasta hoy con mucho entusiasmo.
Me gusta conocer la labor de otros hermanos, porque esto me anima a seguir la carrera que tengo por delante. Ver cómo, en medio de circunstancias que podían desanimarlos, continúan convencidos por la causa de Cristo, y porque están bien fortalecidos por un poder que viene de lo alto. En Hebreos leemos acerca de esa gran nube de testigos que tenemos en derredor nuestro, y es verdad, existe y se nos hace visible en las vidas de los que nos rodean. No hay testigos grandes o pequeños.
He ido leyendo sin prisas el libro Huellas en la evangelización de España. 50 años de ministerio, incluso en febrero lo llevé a Nicaragua en un viaje de ida y vuelta, gracias a Dios, donde pude ojearlo durante las 10 horas de vuelo y tiempos libres. Me ha servido para conocer más acerca de la vida y obra de Juan Blake, un norteamericano con alma española, tal como dijo John Sinclair de Juan Mackay: “Un escocés con alma latina”. Asombra ver cómo Dios te saca de tu día a día y te lleva a lugares insospechados. Y ya no nos sorprendemos cuando nos vamos al Antiguo Testamento y leemos cómo Abram deja su tierra natal y su parentela para viajar a lejanos lugares. Así se desprende del relato de Juan Blake acerca de su llamado, cuando él dijo: “Heme aquí; envíame a mí”. Como él mismo dice, lo que lo motivó a venir a España, aparte de las oraciones de su madre, “todo empezó con la proyección de una película en mi iglesia de Minneapolis sobre la persecución de los evangélicos en España. Después, como soldado norteamericano, pude viajar por toda Europa y eso permitió darme cuenta de la diferencia entre el número de creyentes comprometidos que había en este continente en comparación con Norteamérica…”. Sorprende cómo Dios actúa para recordarnos cuál es nuestra ciudadanía, eliminando los chauvinismos.
Antes de iniciar su periplo por Europa, Juan Blake se casa con Alicia Jorth en Spencer, Iowa; la había conocido a través de los grupos de estudio de Los Navegantes y sería su compañera en esta travesía misionera. De ella dice en la dedicatoria: “Ante todo quiero dedicar este libro a mi esposa e hijos, que sin el apoyo de Alicia, mi esposa, nada de la parte de nuestra historia en este libro hubiera sido posible…”.
La verdad es que recién conozco más detalladamente sobre el ministerio de Juan Blake con las películas, más tarde como representante de la Asociación Billy Graham en España, y las campañas evangelísticas realizadas, siempre respetando el trabajo de otros, o trabajando en conjunto con hermanos conocedores del terreno. “A lo largo de todos estos años hemos celebrado más de diez mil reuniones evangelísticas con la proyección de nuestras películas, y creo que más de un millón de españoles han escuchado el Evangelio viendo una película en los últimos cincuenta años”, escribe.
Señala que él no ha hecho nada solo, siempre ha sido en colaboración con alguna iglesia o misión. Gratamente me sorprendió ver escritos los nombres de Fernando Vangioni, Harold Kregal, Guan Gili, fundador de Evangelismo en Acción y presidente de Juventud para Cristo, quien en ese momento estaba intentando establecer la organización en todas las grandes ciudades de España. Dice Blake: “Estas dos organizaciones (EEA y Juventud para Cristo) eran de las iniciativas, en aquel tiempo, que tenían mayor impacto en este país, ya que su enfoque era unir a las iglesias en hermandad y acciones conjuntas (lo que llamaríamos actividades interdenominacionales)”.
Nos relata acerca de las dificultades de conseguir una licencia para poder proyectar las películas, eran los momentos de las vacas flacas en materia de libertad religiosa. De 1965 a 1969 se dio un cambio radical en cuanto a acceder a una mayor libertad para llevar a cabo esfuerzos evangelísticos de forma pública, recuerda. No olvida “al señor José Cardona y a muchos otros hermanos, que lucharon y hasta se arriesgaron para que tuviéramos las puertas abiertas y disfrutáramos de las libertades que hoy damos por sentadas. En DECISIÓN hemos vivido todos estos cambios muy de cerca y los consideramos como una respuesta a la oración y una muestra de la intervención y obra de Dios a favor de su pueblo”.
Hace unos días hablaba yo de las cartas que el apóstol Pablo enviaba a las iglesias de su tiempo. Y he aquí que las seguimos recibiendo en forma de libros, correos electrónicos, y otras formas de comunicación para seguir recibiendo apoyo en nuestro peregrinaje. Leo en la carta de Juan Blake que en aquella época difícil incluso incursionaron en las universidades, colegios, cines, calles y por todos los rincones de España. Recuerda la fundación de la Asociación Decisión y los esfuerzos iniciales, las primeras campañas, contando también con la ayuda de Roy Anderson, director de la Liga de Testamento de Bolsillo. La Misión Centro Americana (CAM), OC Internacional… El trabajo con los jóvenes: “No queríamos que pensaran que estábamos sustituyendo o cuestionando a la iglesia. Sí intentábamos ayudar a los jóvenes para que fueran más efectivos en ella.
Su colaboración con Misión Mundo, Misión Global, Operación Movilización… todo iba sumando para ir perfeccionando su ministerio. Incluso su paso por el primer Congreso de Lausana (Suiza, 1974) constituyó, entre otras cosas, una experiencia que luego le sirvió cuando Decisión puso en marcha una imprenta.
No olvida a los epafroditos que lo acompañaron: José Cardona, Juan Gili, José Ortega, Bautista García, Gabino Fernández, “a quien llaman ‘El historiador evangélico de España”, dice, y muchos más que podéis conocer leyendo sus Huellas en la evangelización de España. Y me anticipo a señalar que seguro son unas huellas con luces y sombras como todas, pero que nos sirven para constatar que lo que hoy nos encontramos los que hemos llegado después costó sudor y lágrimas. Parece fácil, pero no lo es.
Comenta Blake que, en 1965, cuando llegaron a España, había diez provincias que no tenían ni una sola iglesia evangélica. Y que fue su cometido colaborar para conseguir presencia evangélica en esas provincias. Hoy -dice en su libro- no queda ni una ciudad de más de veinticinco mil habitantes sin iglesia. Hay en total, por lo menos, ciento veinte nuevas iglesias establecidas en esas diez provincias.
La implementación de una imprenta por parte de Decisión, comenta Juan, impulsó este ministerio y amplió la colaboración con otros, como la Liga del Testamento de Bolsillo, la Sociedad Bíblica, Alianza Pro Educación Espiritual del Niño (APEEN), Evangelismo Explosivo, Cursos Bíblicos en Barcelona, Ministerios Oasis, Worldwide Evangelization for Christ (WEC), etc. Cito este hecho porque me parece admirable esta capacidad de cooperación existente entre organizaciones diversas con el fin de llevar las Buenas Noticias a todos los rincones de España, uniendo fuerzas, compartiendo recursos humanos, abaratando costes. A medida que pasas las páginas vas encontrando más nombres y la lista se amplía.
Juan nos va haciendo un repaso por la historia evangélica de España, nuestra historia, como lo han hecho tantos otros hermanos que han dejado huellas para facilitarnos el recorrido que queda todavía. Estas memorias repasan las distintas etapas de la vida evangélica de ayer, la falta de libertad religiosa, luego una mayor apertura, la transición, pactos de colaboración, grandes campañas evangelísticas, el impacto de la inmigración, cambios en la sociedad, las épocas flacas de la evangelización, nuevas formas de evangelización, la radio, la televisión, luchas, alegrías, luchas… Pide que no se desaproveche la celebración de los 500 Años de la Reforma Protestante, así como la actual coyuntura.
Leyendo estas memorias de Juan Blake, percibo su perseverancia en no abandonar la misión que le había sido encomendada. Cuando le preguntaban: ¿Cómo es que tú sigues en España, cuando tantos se han ido? Él respondía: “Por la gracia de Dios, y por las muchas oraciones a favor nuestro, de mi madre y de tantos otros hermanos, grupos e iglesias que nos apoyan. Nada más”.
Así ha sido hasta el final, no dejaba de mencionar a los pueblos y ciudades donde aún no se habían difundido las Buenas Noticias. Cada día tenía que decir: ¿Qué quieres que haga hoy?
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