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Pablo de Felipe
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Stephen Hawking: discrepar con respeto

Ser evangélico debería suponer no solamente creer en Dios o identificarse con una serie de ideas teológicas, sino tener una conducta ejemplar.

TUBO DE ENSAYO AUTOR Pablo de Felipe 20 DE MARZO DE 2018 19:32 h
Stephen Hawking, en una conferencia en 2008. /NASA,Paul Alers

El reciente fallecimiento del destacado físico Stephen Hawking ha desatado todo tipo de comentarios. En los medios de comunicación, tanto generales como científicos, no ha faltado la descripción de sus logros científicos así como los relatos sobre su vida personal, generalmente centrados en su tremenda historia de superación en lucha frente a una enfermedad terrible. De hecho, su supervivencia hasta más de setenta años y todos sus logros en el mundo académico y de la divulgación científica son sorprendentes teniendo en cuenta las limitaciones impuestas por su enfermedad.



La mayoría de los científicos de su nivel tienen que dedicar un gran esfuerzo a sus labores científicas y lo normal es que no se ocupen de otras materias. A la inmensa mayoría de esos científicos los conocen solamente sus compañeros de especialidad, y raramente son conocidos por el gran público. Incluso la mayoría de los premios Nobel pasan desapercibidos poco después de recoger sus medallas en Estocolmo.



Unos pocos se hacen famosos también para el gran público. Me vienen a la mente el astrofísico Carl Sagan, el biólogo Richard Dawkins, el genetista Francis Collins o el físico Peter Higgs. En general se hacen conocidos por sus logros científicos, pero también porque en algún momento han pasado al campo de la divulgación científica y salen en la televisión, la prensa, escriben libros, etc. Y ese fue también el caso de Hawking.



Hay que indicar al respecto que esa fama popular se asentaba sobre una merecida fama como científico que le llevó a ocupar la cátedra lucasiana de la Universidad de Cambridge. ¡Ahí es nada! La misma cátedra que hace siglos ocupó Newton. Pero de eso a comparar la obra de Hawking con la de Newton o a considerarle como el científico más importante del siglo XX hay un abismo. El siglo XX es el mismo siglo en el que vivieron científicos como Planck, Einstein, Bohr o Schrödinger, y en el campo de la cosmología, el iniciador de la teoría del Big Bang en la que tanto trabajó Hawking: el sacerdote y físico belga Georges Lemaître, del que casi nadie se acuerda ya, y al que hace más de un año dedicamos un artículo. De hecho, algunos andan por ahí creyendo todavía que fue Hawking el que tuvo la idea del Big Bang, cuando es algo que ya se había publicado una década antes de su nacimiento.



Muy poca gente puede realmente entender la obra científica de Hawking, pero fueron sus obras de divulgación, a partir de la famosa Historia del Tiempo, las que le auparon al estrellato mediático. Y ya puesto ahí, fue tal vez su historia personal de superación frente a la enfermedad y la curiosidad de ver a aquel hombre inmovilizado sobre su silla de ruedas hablando con un sintetizador a través de un ordenador, lo que debió hacer que Hawking se convirtiera en el científico vivo más famoso del planeta.



Subidos a la fama mediática, algunos científicos empiezan a ‘seguir la corriente’ a muchos periodistas ansiosos de que opinen sobre temas que puedan interesar al público, que por lo general no tiene mucha idea de ciencia y que se aburre rápidamente con explicaciones sobre genética, biología, átomos o cosmología. La mayoría de los científicos no entran ‘al trapo’, hablan ‘de lo suyo’ y finalmente acaban abandonados por la prensa y por eso la población no los conoce. Pero algunos no tienen inconveniente en opinar sobre otros temas extra-científicos. El caso tal vez más abrumador es el de Dawkins, que con el tiempo se ha especializado en las críticas a las religiones (en particular al cristianismo). Una pena para todos, porque con esa distracción habla más de religión (de lo que claramente no entiende) y deja de ocuparse de la ciencia, que es su verdadero campo y en el que tiene una buena fama como divulgador.



Y así Hawking también estaba encantando de proclamar a los cuatro vientos su ateísmo. Aunque parecía más bien que eran los propios periodistas los que iban ya de cabeza a tirarle de la lengua para conseguir un titular fácil. Bueno, no es ni el primer científico ateo de la historia ni será el último. Al igual que también hay ateos en cualquier otro campo. Pero igualmente hay científicos y personas de todos los ámbitos que son cristianas. Nada de todo eso debería sorprendernos.



Los que somos cristianos no compartimos la postura de Hawking. Pero eso no impide que reconozcamos sus merecidos méritos profesionales. En una reciente entrevista al físico cristiano Antoine Bret en este medio, Protestante Digital, los lectores habrán podido percibir esa actitud: explicación de sus logros científicos junto a una serena, aunque firme, discrepancia con la postura religiosa de Hawking. Es lo que debería ser normal, razonable. No debería sorprender ni ser ‘noticia’.



Pero tristemente parece ser algo no tan normal en el entorno evangélico en el que tanto Antoine como quien escribe estas líneas nos movemos. En estos últimos días hemos podido ver, atónitos, cómo diversos medios, articulistas, blogueros, lectores anónimos (y no tan anónimos) de webs, etc. se han abalanzado sobre la noticia del fallecimiento de Hawking como auténticos buitres vomitando todo tipo de insultos. Algunos han celebrado su muerte con una mezcla de alegría, resentimiento y deseo de revancha. Se han difundido por internet incluso composiciones fotográficas realmente de mal gusto. No voy a dar ni nombres ni ejemplos. En estos días es demasiado fácil encontrarlas en internet o las redes sociales.



Creo que es necesario alzar la voz, precisamente desde dentro del campo cristiano y evangélico, ante estos comportamientos. Leamos todos con un poco de calma 1ª Pedro 3:15, el famoso texto-lema de la apologética cristiana: “Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (RVR 1960). La reciente traducción La Palabra (2010) habla de “con dulzura y respeto”. ¿Es eso lo que están haciendo esas personas que considerándose cristianas y ‘evangélicas’ simplemente gritan e insultan?



Pero reflexionando un poco más, me gustaría saber por qué lo hacen. ¿Piensan que así van a atraer a alguien a sus posturas? ¿Creen que esto tiene algún valor ‘apologético’ o ‘evangelístico’? Si así lo piensan no pueden estar más equivocados. Es la peor apologética que pueda imaginarse. Les retrata (y nos afecta a los demás que podamos ser asociados con ellos por ser ‘evangélicos’) como seres miserables que se ceban en la memoria de los muertos y que no saben más que insultar a quien ya no puede defenderse. 



Ser cristiano, y por ello ser evangélico, debería suponer no solamente creer en Dios o identificarse con una serie de ideas teológicas, sino tener una conducta ejemplar y, por lo tanto, desprender esa mansedumbre y reverencia o esa dulzura y respeto. Especialmente ante aquellos que nos atacan e incluso que nos insultan. Esa es y ha sido siempre la mejor apologética. Si un cristiano no se conduce así por la vida, de poco servirá lo que pueda argumentar después. Difícil será que se le haga caso porque no se ha ganado ningún respeto para sí.



Resulta preocupante ver que esto no es un caso aislado. En los últimos tiempos puede detectarse demasiada crispación. Es algo cada vez más claro en la sociedad española en general; pero tristemente también entre muchos cristianos evangélicos. Se han hecho demasiado comunes las actitudes de furia y las reacciones llenas de odio y rencor hacia grupos y colectivos con los que se discrepa, tanto dentro como fuera del mundo evangélico y cristiano.



En otros lugares la historia ha sido diferente; pero en España, los evangélicos hemos estado siempre en el campo en el que recibíamos los palos (tanto en el siglo XVI, como en el XIX y en el XX), y fuimos objeto de persecuciones y vejaciones de todo tipo, que puede contar en primera persona la generación anterior a la mía. Por todo ello, durante siglos hemos demando libertad religiosa y respeto. Generaciones de evangélicos españoles demandaron esa tolerancia y libertad mientras sufrían intolerancia y represión.



Finalmente, con la constitución de 1978 se estableció una libertad religiosa que ha sido la más duradera de la historia de España. Así hemos ido logrando poco a poco esa tolerancia y esa libertad. Y ahora que la tenemos para nosotros… ¿qué vamos a hacer con ella? ¿La negamos a los demás? ¿La usamos para insultar? ¿Buscamos la venganza frente a los que tanto dentro como fuera de la iglesia no opinan como nosotros? ¡Qué fácil y rápido se pasa de ser perseguido a perseguidor! Hay quienes quieren revivir el ejemplo de la iglesia del siglo IV, que tanto se ha criticado tradicionalmente en el mundo protestante: de perseguidos a perseguidores. Este último espectáculo lamentable, respecto al fallecimiento de Hawking, se suma a otros que se están viendo recientemente y que poco hablan en favor de la palabra ‘evangélico’. Algo similar está pasando en otros países, como ha recordado recientemente el conocido pastor Tim Keller.1



No estaría mal reflexionar sobre estas palabras de Jesús:



Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. 



Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. 



Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. (Mateo 5:38-48, RVR 1960)



 



 



1 El artículo de Tim Keller fue comentado en Evangelical Focus recientemente


 

 


19
COMENTARIOS

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Alfonso Chíncaro (Perú)
28/03/2018
15:38 h
18
 
No es un ateo lo que da pena, sino las reacciones de presuntos creyentes ante su muerte. A mi no me gusta la ceguera de Hawking de no entender todo lo que el amor de Dios ha hecho en su vida cuando su cultura atea lo habría considerado desechable. Puede ser discutible el evidente yugo desigual en su unión con Jane. Hasta podemos ser quisquillosos y decir que los elogios de Protestantólogo son demasiados. Pero ninguna de estas discrepancias justifican la malcriadez o la agresión innecesarias.
 
Respondiendo a Alfonso Chíncaro (Perú)

Angel
24/03/2018
11:55 h
14
 
Perdón: Creo que al final de mi comentario anterior dejé una posible mala interpretación de esa frase que debió "redondearse" con algunas palabras más: "Aquello fue para mí como cristiano evangélico, tan vomitivo como lo que has comentado en tu artículo... ACERCA de la actitud y comentarios hechos por algunos sobre la muerte del citado científico". (Así está mejor).
 
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Protestantólogo
21/03/2018
18:43 h
4
 
Una devastadora esclerosis lateral amiotrófica (ELA) devastó su vida. Los músculos de su rostro son las últimas herramientas que le quedaban para comunicarse, la parálisis apenas le dejaba mover un dedo y se quedó sin voz por una neumonía que obligó a que le extirparan la tráquea. Podía mover el cursor en la pantalla gracias a un sofisticado sistema informático a través de un sensor acoplado a sus gafas. Lograba escribir una media de tres palabras por minuto.
 
Respondiendo a Protestantólogo

Protestantólogo
21/03/2018
18:42 h
3
 
Pese a una vida de lucha contra lo aparentemente fatal, llegó a decir: «La Humanidad es tan insignificante si la comparamos con el Universo, que el hecho de ser un minusválido no tiene mucha importancia cósmica». Conducía su silla eléctrica a toda velocidad por Cambridge. Nunca abandonó el sentido de humor, Larry King, relata: “Una vez le pregunté a Hawking qué es lo que más le intriga del universo, y respondió simplemente: las mujeres". Concluyó: "La vida sería trágica si no fuera graciosa".
 
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Alfonso Chíncaro (Perú)
28/03/2018
15:20 h
17
 
Gracias Protestantólogo por las frases de Hawking. Lamento la primera que citas en tu comentario 12 porque Dios sí ha dejado un aspecto de la realidad fuera del alcance de la mente humana: Su propia persona; la cual sólo puede conocerse por revelación mediante la fe en Jesucristo, dando la misma oportunidad de conocerle al genio, al ignorante y a todo ser humano. Eso no quita que haya desarrollado dentro de sus parámetros una profunda espiritualidad y un humor muy apreciable. Bendiciones.
 
Respondiendo a Alfonso Chíncaro (Perú)

Protestantólogo
22/03/2018
23:27 h
12
 
En Hawking: “no hay ningún aspecto de la realidad fuera del alcance de la mente humana», por lo tanto el secular deseo científico por obtener un campo unificado de conocimiento, es una constante en él. Se explaya en, Una breve historia del tiempo (1988): "Si encontramos las respuestas a estas preguntas, conoceríamos la mente de Dios", (I Cor.2:16), la “teoría del todo”, con la cual “comprenderíamos todo lo que Dios sería capaz de comprender si acaso existiera”, “… y seréis como Dios…” (Gen. 3:5)
 
Respondiendo a Protestantólogo

Protestantólogo
22/03/2018
23:26 h
11
 
Busca con ardor “una sola y unificadora ecuación, que explique todo el universo… mi objetivo es simple, es el completo entendimiento del Universo, por qué es cómo es y por qué existe". Vivió empeñado en comprender, "por qué el universo se toma la molestia de existir". Con Galileo (a quien defendió frente al Papa), coincidía en que “el libro de la naturaleza está escrito en matemáticas y para leerlo hay que conocer ese lenguaje”. Le seducía la astrofísica.
 
Respondiendo a Protestantólogo

Protestantólogo
22/03/2018
23:25 h
10
 
En todo caso un ateo muy especial. Declaró a Reuters (2008): “Creo que el Universo está gobernado por las leyes de la ciencia. Esas leyes pudieron haber sido creadas por Dios; pero Dios no interviene para romper las leyes”. En un brinco a lo trascendente, aconseja a sus hijos: "recuerde mirar a las estrellas, no a sus pies", y en tono sarcástico: "He estado inmerso en la ciencia toda mi vida, ahora estoy preparado para rezar".
 
Respondiendo a Protestantólogo

Alfonso Chíncaro (Perú)
28/03/2018
15:43 h
19
 
Me sorprende lo que leo. No tenía idea de esta reacción tan carnal e inmadura. Yo hasta ahora había leído homenajes porque frecuento espacios de discusión no religiosa (ya me estaban cansando, jeje). Le agradezco el artículo, Pablo, Dios le bendiga.
 
Respondiendo a Alfonso Chíncaro (Perú)

Marc
25/03/2018
03:04 h
16
 
Interesante: ahora les da pena un ateo y se amustian y se abrazan en palabras arropándose con conceptos moderados. Por favor. Un ateo ¿cuándo amó a un cristiano? ¿Acaso a este señor le importaba el daño que provocaba cuando asumiendo su postura de autoridad, declaraba que Dios no era necesario para la creación? Califica a los hermanos que no adhieren a su punto de vista, me refiero al articulista, como "buitres" mientras añora la pérdida de un enemigo del Señor. ¿Buitres? Cristiana comparación.
 
Respondiendo a Marc

Protestantólogo
24/03/2018
13:10 h
15
 
Uno de sus aportes teóricos más prominentes circula en torno a los agujeros negros, vistos en su época como trampas cósmicas de las que nada puede salir. Dedujo que los agujeros negros dejaban de ser “negros” en el sentido de que podían emitir partículas desde su interior (flujo de materia y energía), lo que llegó a llamarse como: “radiación de Hawking”, lo que derivaría, tras un proceso extremadamente lento y en el caso que poseyesen masas habituales, en la evaporación de los mismos.
 
Respondiendo a Protestantólogo

Vale
23/03/2018
20:14 h
13
 
Pablo, gracias por el artículo, pienso lo mismo. Supieras la cantidad de comentarios y memes llenos de burla y odio que he visto de "hermanos". No entiendo esa "satisfacción" que sienten algunos "cristianos" de mandar a la gente al infierno!.
 
Respondiendo a Vale

flash
22/03/2018
03:42 h
9
 
El gran teólogo Santo Tomas de Aquino después de haber escrito lo que ya todos sabemos, dijo al final: “Todo es paja”. Por otro lado, dice la Escritura: “¿qué es el hombre”? Nada ante el grandioso Diseño Inteligente que existe en el Universo. Jamás el hombre podrá explicar el universo con la razón. Somos polvo y allí volveremos.
 
Respondiendo a flash

Protestantólogo
21/03/2018
18:45 h
8
 
He hecho una recopilación-síntesis de dichos, anécdotas sobre Hawking, minimizando juicios de valor (prohibido prohibir), en el entendido que muchos estudiantes necesitan material sobre el tema para sus deberes estos días. Espero comprensión de parte de PD por lo anterior y alguna consideración por mi esfuerzo. Me referiré a su ejemplo de vida, sentido de “milagro”, campo unificado de conocimiento, ateísmo, creación espontánea, concepto del hombre, aportes específicos en el campo de la cosmologí
 
Respondiendo a Protestantólogo

Protestantólogo
21/03/2018
18:45 h
7
 
Para Hawking: “el milagro no es compatible con la ciencia”, entendía que la explicación milagrosa pasa a ser más increíble que el propio milagro. Pero una lanza atravesó su existencia, así lo expresa: "Mis expectativas se redujeron a cero cuando tenía 21 años. Todo, desde entonces, ha sido un extra". En un principio se sentía como "un personaje trágico" y pasaba días enteros encerrado escuchando a Wagner. Pero un “milagro” vino a su vida al enamorarse de Jane Wilde, una ferviente cristiana.
 
Respondiendo a Protestantólogo

Angel
21/03/2018
18:44 h
6
 
Gracias por este artículo, hermano Pablo. He vuelto a revivir lo que experimenté, cuando murió el doctor Féliz Rdguez. de la Fuente; trágica muerte que entristeció a toda la sociedad española y por el cual lloramos muchos. Pero ante esa realidad, otros "evangélicos" arrugaban el entrecejo y mascullaban algo así como... "Bueno, es que era ateo y... quién sabe si el accidente...". Aquello fue para mí como cristiano evangélico, tan vomitivo como lo que has comentado en tu artículo.
 
Respondiendo a Angel

Protestantólogo
21/03/2018
18:44 h
5
 
En 1985, tras padecer una neumonía virulenta en Suiza, entró en coma y los médicos le ofrecieron a Jane desconectar la máquina del respirador, su negativa le otorgó a su marido 33 años de “vida extra”. Jane explicó en su libro “Hacia el infinito” que lo que motivó su decisión fueron razones “puramente religiosas”, milagro de amor que sólo Dios puede inspirar. Todo un testimonio contra los esfuerzos estatales, particularmente en países de Europa del Norte, por imponer la eutanasia.
 
Respondiendo a Protestantólogo

Noa Alarcón
21/03/2018
11:00 h
2
 
Muchas gracias por contarnos esto, Pablo.
 
Respondiendo a Noa Alarcón

jaumesagues
21/03/2018
08:10 h
1
 
Muchas gracias por el artículo. Hace tiempo que se necesita un toque de atención sobre el respeto que los cristianos debemos tener con todo el mundo, con nosotros mismos y con los que no creen lo mismo que nosotros
 



 
 
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