Hombres y mujeres llenos de entrega y pasión

“Si no puedes volar, entonces corre: si no puedes correr, entonces camina; si no puedes caminar, entonces arrástrate. Pero sea lo que sea lo que hagas, sigue moviéndote hacia delante”

                 Martin Luther King Jr.

Hace tan sólo unos días me encontré con algo que os pongo a continuación:

*NUNCA TE RINDAS*

“Se como Ester, valerosa, y lo suficientemente valerosa para defender la verdad, expresar tu opinión, y luchar por lo bueno; aunque otros te observen. Si Dios te puso en cierta posición es por algo. Jamás tengas miedo de escuchar a esa voz en tu interior.

Se como Rut, leal en todas tus relaciones, recorre una milla más, y no te vayas cuando se ponga difícil. Algún día verás que valió la pena.

Se como Lidia, abre las puertas de tu casa, abre tus manos generosamente, permite que tu corazón sea grande para ayudar a cualquiera que tenga necesidad. La alegría aumenta cuando se comparte.

Se como Ana, nunca dejes de orar. Jamás será en vano.

Se como María, humilde y sumisa. No tienes que ser alguien importante para que Dios te use, basta con obedecer.

Se como Dorcas, usa tus talentos, por insignificantes que puedan parecer, para hacer sonreír a los demás. Nunca sabrás cuanto puede significar esto para alguien.

Se como Abigail, recuerda como cada decisión en tu vida puede influir para bien o para mal.

Se como Elisabeth, recuerda: Dios lo puede todo, es el Dios de los milagros.

Se como María Magdalena, no dejes que tus errores y los juicios ajenos te impidan sentir gozo en el servicio a Dios.

Se como Rebeca, nunca olvides que la belleza real es interior. Atrae a las personas que quieres hacia Dios por medio de tu carácter parecido al de Cristo.

Finalmente, se como Sarah, la edad no importa, solo la confianza y la fe en que todas las cosas son posibles para Dios.”

Lo cierto es que desconozco quien escribió esto, y sin el menor ánimo de ser sexista, algo que me molesta muy mucho, la verdad es que me encantó. Toca muy rápido y ágil un buen número de mujeres, y las define de un modo muy certero.

Hace tiempo que Dios me está hablando muy fuerte a través de un hombre de la Biblia que me encanta; aunque nunca profundicé con intensidad en su vida. No es ese tipo de persona con la cual me he identificado demasiado. Pero es increíble como Dios nos puede hablar muy fuerte en determinados momentos de nuestra vida, a través de acontecimientos o personas, de un modo como nunca antes lo había hecho.

Me encanta la gente con una fuerte pasión y entrega, ese tipo de personas que no se rinden con facilidad, y que le hacen frente a lo que haga falta sin rendirse jamás.

Cuando miro la vida de Elías, lo primero que me llama la atención es de donde lo saca Dios, de un lugar de lo mas insignificante, casi ni sabemos donde está en el mapa… ¡Tisbe! Creo que hoy diríamos que Elías era una especie de aldeano. Un hombre rudo, lleno de fortaleza y determinación; pero a la vez, un hombre sensible y obediente a la voz de Dios.

Permitidme unas palabras acerca de su nombre. La palabra hebrea para referirse a Dios en el Antiguo Testamento, es “Elohím”, que en ocasiones es abreviada, “El”. La palabra “jah”, es un vocablo para Jehová; así que en el nombre Elías, encontramos la palabra  para Dios, y la palabra para Jehová. Entre ellas está la pequeña letra “i”, que en hebreo hace referencia al pronombre personal mi o mío. Si las juntamos las tres, entonces encontramos que Elías significa, “ Mi Dios es Jehová” o “El Señor es mi Dios.

El Señor saca a Elías, y tal y como lo había formado, para una tarea inmensa, todos la conocemos. Si Acab era terrible, la  “maravillosa” Jezabel era mucho peor, e incitaba al mal a su marido. Elías obedece, y después de haberse enfrentado con fuerza, Dios le dice… Pues ahora te escondes en el arroyo de Querit y a “catering” de negros y un tanto asquerosos cuervos. Elías no rechista y obedece. La palabra dicha en profecía se cumple, el arroyo se seca y van sucediendo todas las cosas por su orden.

Después de la gran batalla en el monte Carmelo, Elías se agota, y un hombre como él, le tiene miedo a Jezabel, y cae bajo el enebro. Me encanta el trato de Dios con él. No le riñe, lo comprende, le ayuda tal y como necesita, y más tarde, la escena de la cueva me emociona profundamente. Elías en la cueva, y Dios que le llama. Cuando llega el precioso silbo apacible, Elías reconoce la voz de su Señor y sale con un profundo respeto decidido de nuevo a seguir y a obedecer.

Me he paseado ligeramente por una serie de mujeres y un hombre muy especial. En cada uno de ellos hay un denominador común por muy extraño que os parezca. Todos ellos están marcados de modo distinto, por una profunda pasión y entrega.

Muchas veces pensamos que hay que ser alguien muy relevante para ser así, o para tener que demostrarlo. Es tan sencillo como tomar lo que Dios ha puesto en nuestras manos, todo lo que nos ha dado, escuchar Su llamado y Su voz, y con una pasión infinita y una entrega incondicional, obedecerle y dejar que haga milagros a través de nuestras vidas rendidas a Él…

¿Estás dispuesto a ser así? ¿o prefieres quedarte para siempre muerto de miedo escondido dentro de la cueva?

Yo nuevamente me entrego, me rindo, y llena de pasión y de entrega voy y le sigo hasta donde me  mande. ¿Te animas a venir conmigo?. Te aseguro que la recompensa será maravillosa y eterna. Simplemente vendrá de la manó del Dios que nos ha llamado de las tinieblas a su luz admirable, ¡el maravilloso Rey del universo!