La Biblia enseña que obedecer a los gobernantes es obedecer a Dios. ¿Está bien obedecer si el gobierno es corrupto, o una dictadura? ¿Cuándo debemos defendernos de las injusticias?
Siguiendo con el artículo (01) comenzado tomando como base el escrito del predicador y autor John MacArthur (02), hemos visto en la Biblia que los gobernantes están para causar temor en los malhechores; en los que hacen obras malas, que desafían, violan y quebrantan la ley. Y el apóstol Pablo dice que es razonable infundir cierta medida de terror en aquellos que hacen el mal; pues cuando un gobierno no infunde temor en los corazones de los malhechores los resultados son trágicos para toda la sociedad.
Parafraseando al autor, en términos generales, ¿coincidiremos al decir que los gobernantes seculares, aquellos que no conocen al Señor o a la verdad bíblica, tienen conocimiento de la diferencia que hay entre lo que está bien y lo que está mal? ¿Es correcto afirmar que ellos conocen la categorización de las obras entre las que son buenas y malas? Es obvio que sí.
Se puede demostrar con el primer libro de la Biblia: “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: ‘De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” (03) ¿Qué significa esto?
Que Adán y Eva desobedecieron a Dios. ¿Cómo? Comiendo del árbol del conocimiento del bien y del mal. Por lo tanto, cuando pecaron entraron al conocimiento del bien y del mal. Ese conocimiento ha sido trasmitido a todos los hijos e hijas de Adán. Y todo hombre y mujer que viene a este mundo tiene un conocimiento inherente y básico del bien y del mal.
En la epístola a los Romanos encontramos una idea semejante, y es esta: “Cuando los gentiles 04 no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones.” (05)
El mundo no regenerado tiene la ley de Dios escrita en su corazón. ¿Qué quiere decir eso? El conocimiento del bien y del mal. Eso es parte de la conciencia. Eso es parte de lo que llamamos en teología “revelación natural”, en contraste a la revelación especial: las Escrituras. Entonces, el gobierno del hombre conoce la diferencia entre el bien y el mal. Inclusive los paganos comprenden la moralidad básica mediante la razón humana, mediante la revelación natural, mediante la gracia común. Ellos entienden lo que es una moralidad básica.
A pesar de que esa moralidad básica está erosionándose desde hace de tiempo, como lo vemos en nuestra propia sociedad actual, hay algunos principios medulares de lo que está bien y lo que está mal, que forman parte de la preservación de la vida y la propiedad. La sociedad reconoce que son esenciales para evitar que se creen situaciones caóticas, de autodestrucción. Existe un sentido básico de lo que está bien y lo que está mal que se encuentra en el corazón inclusive de las personas no regeneradas. Y eso se refleja en el gobierno que Dios ha establecido para la protección y preservación del hombre.
¿Puede imaginarse lo que sucedería en una sociedad en donde nadie estuviera en control? Se autodestruiría de manera instantánea. Si nadie pudiera proteger su vida o su propiedad excepto por sí mismo tendríamos una guerra constante.
Inclusive en un gobierno corrupto, en términos básicos, el hombre tiene un sentido de lo que está bien y lo que está mal. El gobierno es colocado por Dios para la preservación de la vida y de la propiedad no para atemorizar a aquellos que hacen el bien, sino para accionar de inmediato en contra de aquellos que hacen lo malo. Tres condiciones deben cumplirse al hacerlo.
1. Actuar sin compasión. En el AT aprendemos que un gobierno debe actuar contra los malhechores sin compasión. De un asesino dice: “No le compadecerás; y quitarás de Israel la sangre inocente, y te irá bien.” (06) Un gobierno tiene que actuar contra un malhechor sin compasión. Si no se le hace a ese asesino lo que él le ha hecho a otro no se quita la culpabilidad del derramamiento de sangre inocente. El resultado es que no habrá prosperidad. Por ello, debe haber retribución equivalente sin compasión: “Y no le compadecerás; vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.” (07)
Ello redundará en que: “Y los que quedaren oirán y temerán, y no volverán a hacer más una maldad semejante en medio de ti.” (08) Cuando se implementa el castigo sin compasión la gente teme y está restringida de hacer el mal. Pero, además: “Y el hombre que procediere con soberbia, no obedeciendo al sacerdote que está para ministrar allí delante de Jehová tu Dios, o al juez, el tal morirá; y quitarás el mal de en medio de Israel. Y todo el pueblo oirá, y temerá, y no se ensoberbecerá.” (09) Cuando alguien no obedece a aquellos que gobiernan debe ser sentenciado sin compasión, de modo de causar temor en otras personas para que no actúen de la misma manera.
2. Actuar sin parcialidad. En el diseño de Dios no existe la parcialidad. En otras palabras, nadie debería situarse por encima de la ley por razón de una simple preferencia. Leamos:
“Si te incitare tu hermano, hijo de tu madre, o tu hijo, tu hija, tu mujer o tu amigo íntimo, diciendo en secreto: ‘Vamos y sirvamos a dioses ajenos’, que ni tú ni tus padres conocisteis, de los dioses de los pueblos que están en vuestros alrededores, cerca de ti o lejos de ti, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo de ella; no consentirás con él, ni le prestarás oído; ni tu ojo le compadecerá, ni le tendrás misericordia, ni lo encubrirás, sino que lo matarás; tu mano se alzará primero sobre él para matarle, y después la mano de todo el pueblo. Le apedrearás hasta que muera, por cuanto procuró apartarte de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre.” (10)
En un sentido esto se aplica a Israel cuando era una teocracia; allí y entonces, guiar a la gente a adorar a un dios falso, era un crimen. Y el punto a enfatizar es que no importara si era hermano, hijo, esposa, amigo o quien fuera; la ley de Dios debe aplicar el castigo sin parcialidad: “Para que todo Israel oiga, y tema, y no vuelva a hacer en medio de ti cosa semejante a esta.” (11)
Si el gobierno actuara sin compasión y sin parcialidad, convencería por mucho a los malhechores para que cambiaran sus caminos.
3. Actuar sin retraso. “Si hubiere pleito entre algunos, y acudieren al tribunal para que los jueces los juzguen, éstos absolverán al justo, y condenarán al culpable. Y si el delincuente mereciere ser azotado, entonces el juez le hará echar en tierra, y le hará azotar en su presencia; según su delito será el número de azotes.” (12) En otras palabras, si se lo encuentra culpable, se procede de inmediato y allí mismo se le da lo que merece. El que gobierna debe actuar sin compasión, sin parcialidad y sin retraso; pues nada desalienta más a la gente que tenerles compasión a los criminales, la parcialidad en el trato, y demorar la condena y el castigo.
Esdras declara lo mismo: “Y cualquiera que no cumpliere la ley de tu Dios, y la ley del rey, sea juzgado prontamente, sea a muerte, a destierro, a pena de multa, o prisión.” (13) Dicho de otra manera, el juicio debe ser ejecutado rápidamente.
Si el gobierno actuara sin compasión, sin parcialidad y sin demora, permitiría que el terror entrase en los malhechores. Desafortunadamente, este principio es erosionado. Con mucha frecuencia, oímos que se clama por compasión para con el criminal. Su necesidad de misericordia es comprensible. Pero cuando eso se vuelve la norma todo el mundo piensa que puede hacer lo que quiera y escapar al juicio.
Entonces, debemos someternos y obedecer la orden de Dios respecto del gobierno. Rebelarse es resistirlo a Él. Resistirse a Él es traer castigo. Y el gobierno está diseñado para refrenar el mal. Y, como cristianos, debemos aferrarnos a cualquier cosa que restrinja el mal. No debemos destruir lo que Dios ha establecido para exaltar la bondad y restringir el mal.
Podríamos detenernos en este punto y hacer preguntas: ¿pero qué si el gobierno lo trata a usted mal? ¿Qué sucede si el gobierno le quita sus libertades? ¿Qué sucede si el gobierno lo trata del tal manera que usted piensa que es injusto?
Bueno, las respuestas las tenemos nuevamente en el ejemplo del apóstol Pablo. Había sido encarcelado en Filipos, sin haber hecho nada para merecerlo. El médico Lucas relata que fue acusado, “Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos. Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas.” El lugar es Filipos; el orden público está alterado por una turba de gente enojada por una suma de intereses de todo tipo que ven peligrar; y los apóstoles no han hecho nada malo. “Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo.” (14) ¿Qué estaban haciendo Pablo y Silas a la medianoche? ¡Cantaban himnos a Dios!
Habían sido tratados mal por un gobierno; absolutamente de manera injusta. Atención: el mismo Pablo que fue tratado de esa manera nos dice que debemos someternos al gobierno. El apóstol Pablo sabía lo que era soportar la injusticia: tres veces en distintos lugares fue golpeado con varas, una vez fue apedreado. Existen esas ocasiones en las que hay injusticia e iniquidad pues el gobierno sobrepasa sus límites. Pero aun así, el principio de obediencia permanece en pie.
En Éfeso pasó algo parecido: “Entonces el escribano, cuando había apaciguado a la multitud, dijo: ‘Varones efesios, ¿y quién es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter? Puesto que esto no puede contradecirse, es necesario que os apacigüéis, y que nada hagáis precipitadamente. Porque habéis traído a estos hombres, sin ser sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa. Que si Demetrio y los artífices que están con él tienen pleito contra alguno, audiencias se conceden, y procónsules hay; acúsense los unos a los otros.’” (15)
El notario que estaba a cargo de la ciudad detiene a la multitud que hubiera eliminado a aquellos que estaban proclamando a Cristo. Notemos la actitud del funcionario público: “‘Y si demandáis alguna otra cosa, en legítima asamblea se puede decidir. Porque peligro hay de que seamos acusados de sedición por esto de hoy, no habiendo ninguna causa por la cual podamos dar razón de este concurso’. Y habiendo dicho esto, despidió la asamblea.” (16)
Primero vimos que el gobierno actuó en contra del apóstol Pablo. Y luego que lo hizo en su defensa rescatándolo de una multitud belicosa. La conclusión que podemos sacar es que hay ocasiones en las que el gobierno puede sobrepasar sus límites y otras en las que podemos depender mucho de su provisión. El principio de obediencia siempre debe estar en pie.
Sea que el gobierno nos proteja o nos maltrate de manera injusta, necesitamos ser sumisos. Por supuesto que tenemos derechos y debemos proclamarlos en el momento apropiado. Como hizo Pablo cuando iba a ser azotado en otra oportunidad. El centurión dispuso llevarlo para ser azotado, entonces “… Pablo dijo al centurión que estaba presente: ‘¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado?’” (17) Él echó mano de su ciudadanía romana como una protección en contra de lo que le iban a hacer. Y fue respetado. Lo logró sin desobedecer. Actuó manteniendo firme la verdad.
Principio 5. El gobierno sirve para promover el bien. “¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella.” (18) La sumisión ordenada por Dios se debe a que el gobierno está puesto por Él para traer alabanza a aquellos que hacen el bien.
Pablo dice: “Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella.” Esto es, de aquellos que ejercen la autoridad. Disfrutar de una vida tranquila y pacífica, una vida de bondad, demostrando el amor y piedad de Cristo; no siendo alguien rebelde que cause problemas descubrirá que recibe alabanza. El gobierne se convierte así en el “servidor de Dios para tu bien.” ¿No es esa una declaración maravillosa?
Y aquí vemos el propósito del gobernante, no sólo para ser el terror para aquellos que hacen las obras llamadas malas sino para ser la alabanza para aquellos que hacen las obras que son llamadas buenas. Personalmente, quizás no conozcan a Dios en absoluto, pero lo representan. Ellos representan su deseo por la paz y seguridad entre los hombres. Y entonces, hacemos lo que podamos por mantener la paz, vivir de manera honorable, vivir con sobriedad y dignidad, cultivar la armonía, ser ciudadanos modelo para que aquellos que están cumpliendo el servicio a Dios en el gobierno nos puedan honrar.
Y ciertamente, de los que somos cristianos evangélicos y realmente exaltamos el nombre de Cristo, se espera que seamos modelos de ciudadanos. Hacerlo así en cualquier sociedad sirve para que los que están en puestos gubernamentales como siervos de Dios puedan ver en nosotros algo totalmente único, diferente y atractivo.
Robert Haldane (19) escribió en su comentario sobre Romanos: “La institución del gobierno civil es una dispensación de misericordia. Y su existencia es tan indispensable, que en el momento que cesa de estar, en alguna forma, se restablece a sí misma en otra.” Un golpe de estado, un país en estado de revolución o de guerra civil, nunca va a significar la eliminación del gobierno, sino que servirá para un cambio de gobierno, porque el hombre no puede sobrevivir sin él.
Haldane continúa diciendo: “El mundo desde la caída, cuando el dominio de una parte de la raza humana sobre otra fue inmediatamente introducida, ha sido en un estado tal de corrupción y depravación, que sin el obstáculo poderoso presentado por el gobierno civil en contra de las pasiones egoístas y malas de los hombres, sería mejor vivir entre las bestias del bosque que en la sociedad humana. Tan pronto como las restricciones son quitadas, el hombre se muestra a sí mismo en su verdadera persona. Cuando no había rey en Israel todo el mundo hacia lo que estaba bien a sus propios ojos.” - cita John MacArthur.
Por su parte, al presentar su defensa, Pablo mantiene firme estos principios fundamentales de la obediencia en la relación de los cristianos y el gobierno. Termina el autor este quinto principio enfatizando el llamado a someternos al gobierno porque Dios es quien lo ha originado. “Rebelarnos es resistir contra Dios. Resistir contra Dios trae juicio. El gobierno terrenal está establecido para refrenar el mal. Debemos dar la honra que merece un gobierno que restringe la maldad. El gobierno está ahí para promover el bien. Y debemos conducirnos bien si hemos de disfrutar de los beneficios del gobierno.”
Concluiremos esta miniserie con los dos últimos principios del autor mencionado. Será en coincidencia con las elecciones en Cataluña del 21 de diciembre. Dios bendiga a nuestros hermanos y hermanas que votarán ese día, y también a los responsables gubernamentales encargados de asegurar un proceso eleccionario transparente y pacífico; y para que todos respeten el resultado.
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Notas
01. http://protestantedigital.com/magacin/43441/Gobernar_es_servir
02. “La responsabilidad del cristiano al gobierno, 4ª parte”; http://www.gracia.org/Productos.aspx?product=45-100
03. Génesis 2:15 -17.
04. Significado de ‘gentiles’: aquellos no convertidos a Jesucristo, los que no son parte del pacto de Dios.
05. Romanos 2:14.
06. Deuteronomio 19:13.
07. Ibíd. 19:21.
08. Ibíd. 19:20.
09. Ibíd. 17:12.
10. Ibíd. 13:6.
11. Ibíd. 13:11.
12. Ibíd. 25:1,2.
13. Esdras 7:26
14. Hechos 16: 20 - 25.
15. Ibíd. 19:35 - 38.
16. Ibíd. 19: 39 - 41.
17. Ibíd. 22: 25 - 29.
18. Romanos 13:3.
19. Robert Haldane (1764-1842) predicador escocés, junto con su hermano, James Haldane, Robert estableció 85 iglesias en Escocia e Irlanda. Las iglesias plantadas por ellos practicaban el bautismo por inmersión, comunión semanal y gobierno congregacional (gobierno autónomo). También operaron un seminario y sus principios fueron influenciados por otros pensadores independientes como John Glas y Robert Sandeman.
Importante: El texto del artículo ha sido adaptado de la fuente citada. Las citas y los énfasis en negritas son del autor.
Importante: el texto de este artículo está adaptado por su autor, ya que proviene de una prédica mucho más larga y coloquial (nota 02). Tanto las citas como los énfasis son responsabilidad del autor.
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