Los abrazos gratis de Jesús

Un fin de semana cualquiera, en Salamanca, asistí a unas jornadas organizadas por los jóvenes de GBU, Más que músicos y En Vivo. Allí tuve la oportunidad de ver un vídeo que me impactó pues contaba sobre el gran efecto que pueden generar los abrazos. Del mismo y de la charla posterior, surgió esta reflexión.

A veces todo lo que necesitas es un abrazo gratis. Así comenzó Free Hugs Campaign, la historia de Juan Mann, alguien que en un momento de soledad pudo experimentar los efectos de un abrazo, que fue tal, que él decidió darlos en un mismo lugar de Sidney (Australia) a todos los que pasaban por su lado. De pronto, muchos se unieron a su causa, sus abrazos rompieron fronteras y se han convertido en un movimiento mundial. Y el vídeo que hizo Shimon Moore, guitarrista de los Sick puppies, y amigo de Mann, dicen que se ha extendido de forma viral.

Nada más escuchar esta última frase, pensé en ese primer abrazo que recibí de Jesús, cuando venía de la nada, cuando estaba herida, sucia, con el corazón hecho pedazos, a trocitos, con una carga inmensa... Y Él lavó y curó mis heridas, pero antes me dio un abrazo, gratis, que fue el preámbulo de una vida distinta. Me dijo: "Ya nada será igual. levántate. Lávate. Cambia. Muévete. Cuenta tu historia. Diles que doy abrazos gratis, pero a diferencia de los suyos, los míos tienen validez eterna. Si tienen sed, les daré de beber, gratis. Tengo un manantial que nunca se seca".

¡Gratis!, grité. Pensé que podría ser la mejor estrategia de marketing nunca vista, pues muy pocos están dispuestos a dar algo a cambio de nada. Miras hacia un lado, hacia el otro, y nadie se pelea por ser el primero en recibir ese abrazo ¡gratis! Gratis para ti y para mí, pero no para Él que tuvo que pagar un alto precio, y sólo por amor. La gracia no es barata. Murió en soledad y humillación, como dice una canción que me emociona y conmueve. Estás a punto de tirar la toalla cuando piensas en las veces que pasaste de largo cuando el Señor te ofrecía Su abrazo. Recapacitas, te levantas, recargas y sigues publicitando Su oferta.

Él te dice al oído: "El mundo te necesita. Lo que ves no estaba dentro de mis planes, esto no es lo que Yo soñé. ¿No vas a hacer nada? ¿A qué esperas? ¿A ser más feliz? ¿A tener más fe? ¿A no tener problemas? Yo te acepté como eras, te recibí una y otra vez, sabiendo que volverías a marcharte".

No tienes que sentarte a esperar a que el Reino de los cielos venga; ya está aquí, empezó cuando te reconciliaste con Dios; lo puedes disfrutar teniendo comunión íntima con Él. Cuando la tienes con tu prójimo, ése que amas como a ti mismo. Ni más ni menos. ¿Es tu prójimo una carga para ti? ¿Te preocupa que no haya recibido ese abrazo gratis? ¿Estás dispuesto a regalar un poco de tu tiempo y algo más para anunciarlo?

Señor: Que no seamos conformistas; cristianos pasivos; mediocres. Que seamos conscientes del valor de tu entrega, de tu sufrimiento, de tu soledad en la cruz; conscientes de tu gran amor, de tu justicia. Sacúdenos, empápanos de valor, de compromiso y disposición al sacrificio. No nos prometiste un peregrinaje fácil, pero sí tu apoyo y tu guía incondicional. Esto debe ser suficiente. Amén.

Ojalá te contagies de ese virus que te hace ir promocionando los abrazos de Jesús. ¡Son gratis! Y nosotros somos Sus brazos.