Un estudio sobre la situación sociopolítica y religiosa de la Reforma.
Hoy vamos a hablar sobre la situación sociopolítica y religiosa de la Europa de la Reforma.
Dividiremos el contenido de este artículo en los siguientes tres puntos:
1.- La situación social de la Europa de la Reforma.
Empecemos, pues, con el primer punto. La situación social de la Reforma.
Socialmente hablando, ubicamos la Reforma dentro del contexto del renacimiento humanista que había surgido en la Florencia del siglo XIV. Entre los eruditos de Europa, se despertó un interés en la literatura clásica, la ciencia y el arte. Bajo el lema Ad fontes (Volver a las fuentes), los renacentistas querían volver a leer los textos clásicos de la cultura occidental en su lengua original sin tomar en consideración los comentarios e interpretaciones posteriores. Uno de los logros más significativos de este movimiento fue la publicación del Nuevo Testamento en griego en el 1516 gracias a la labor de Erasmo de Róterdam.
Otro factor de relevancia social ligado a la publicación del Nuevo Testamento en griego fue el invento de la imprenta por el alemán Johannes Gutenburg alrededor del 1440. En vez de copiar libros lentamente a mano, ahora se podía diseminar millares de ejemplares de cualquier texto, tratado, folleto o documento por toda Europa en poco tiempo.
Muchos europeos eruditos querían conseguir las nuevas traducciones de la Biblia que se venían publicado, la mayoría de las cuales estaban basadas en el texto crítico de Erasmo. Entre estos eruditos se encontraban reformadores de la primera generación tales como Lutero (1483-1546), Zuinglio (1484-1531), Bucer (1491-1551) y Melanchthon (1497-1560).
Cuando se levantó el movimiento protestante, la voz de los reformadores corrió por una gran parte del continente debido al éxito de la imprenta. Lutero, por ejemplo, se convirtió en una estrella internacional debido a la publicación de sus folletos. Además, su traducción de la Biblia al alemán en el 1534 vendió millares de ejemplares. Cualquiera podía entender el mensaje de las Escrituras por sí mismo.
2.- La situación política de la Europa de la Reforma.
En segundo lugar, queremos hablar sobre la situación política de la Europa de la Reforma.
No es posible hablar sobre la situación política de la Europa de la Reforma en singular. En aquél entonces Alemania no era un estado como en la actualidad sino un conjunto de reinos que formaba parte del Sacro Imperio Romano. Pero en Suiza –en aquel entonces la Confederación Helvética- predominaba un espíritu más federal donde los diversos cantones eran más o menos autónomos. Inglaterra, por su parte, era un reino gobernado por un solo monarca, Enrique VIII, de la casa de Tudor.
Así que nos dedicaremos a estos tres sistemas políticos diferentes para ubicarnos bien políticamente.
2.1 Alemania
Comenzamos con Alemania. El líder secular más poderoso en la Europa de la Reforma era Carlos V. Además de ser rey de España, Carlos (católico) era el emperador del Sacro Imperio Romano. A diferencia de la monarquía española, la corona del Imperio Romano no se heredó. Era un sistema de monarquía electiva a través del cual siete príncipes electores escogieron a su emperador.
Uno de estos siete electores era el duque de Sajonia, Federico III –conocido como Federico el Prudente- y fue ese mismo Federico que había fundado la Universidad de Wittenberg (1502) donde Martín Lutero enseñaría Teología en el 1512 y Felipe Melanchthon daría Griego en el 1518. Puesto que Federico era uno de los siete príncipes más poderosos en todo el Sacro Imperio Romano, Lutero gozó de cierta protección civil a la cual pocos herejes tendrían acceso.
Cuando la iglesia luterana consiguió librarse del yugo romano, el poder papal fue reemplazado por los príncipes germánicos. La filosofía detrás de esta idea se resume en la frase latina Cuius regio, eius religio, es decir, la religión del rey será la religión de su reino. De esta manera, la iglesia luterana se convirtió en una religión del Estado sin ninguna clase de pretensión revolucionaria.
2.2 Suiza
En Suiza, sin embargo, la situación era distinta. Los trece cantones helvéticos habían logrado librarse del control del Sacro Imperio Romano en el 1499 y así promocionaron valores más bien republicanos y democráticos donde las decisiones fueron tomadas en base a asambleas cantonales. Por lo tanto, la iglesia reformada no podría seguir el modelo eclesiológico propuesto por Lutero en Alemania.
En lugar de defender el sistema monárquico de gobierno, Zuinglio optó por defender la aristocracia ya que varias personas eran mejores que uno solo. A nivel eclesiástico, entonces, la iglesia de Zuinglio no estaría bajo la autoridad del Papa ni de ningún príncipe sino bajo la autoridad del consejo municipal.
Tanto Zuinglio como Lutero creían que las fuerzas gubernamentales tenían la obligación de proteger y supervisar la iglesia. Después del avance de la Reforma a través del ministerio de Ulrico Zuinglio en Zúrich, cuatro cantones se hicieron protestantes y dos llegaron a ser cantones mixtos.
Cuando el refugiado francés Juan Calvino empezó su obra de Reforma en Ginebra, se halló en la misma situación política que Zuinglio en Zúrich. Calvino abogaría por una iglesia cada vez más autónoma del poder del Estado, no obstante, el concejo municipal cedió ante muy pocas demandas de Calvino. En 1561 el francés consiguió que se pudiesen celebrar las reuniones del consistorio sin la presencia de un magistrado armado.
2.3 Inglaterra
La Reforma en Inglaterra surgió una década después del progreso de la fe evangélica en el continente bajo Lutero y Zuinglio. En Inglaterra, la situación política era más parecida a aquélla de Alemania que a la de la Confederación helvética. El rey Enrique VIII estaba a cargo del país. A pesar de sus convicciones pro-romanas, Enrique decidió establecer una iglesia nacional en el 1534 ya que el Papa Clemente VII no le permitió divorciarse de su mujer, Catalina de Aragón.
El problema para el Papa no era tanto teológico sino político porque Catalina, la repudiada, era la tía del emperador Carlos V. Así que Enrique se autoproclamó Jefe Supremo de la Iglesia de Inglaterra, provocando una separación radical entre la Iglesia romana y la recién fundada iglesia anglicana.
Aunque escogió al protestante Thomas Cranmer como su primer arzobispo de Canterbury, la Reforma avanzó de una forma lenta puesto que Enrique no quería deshacerse de la liturgia católico-romana. No sería hasta el 1547, cuando el hijo de Enrique –Eduardo VI- heredó la corona que la verdadera obra de reforma podría emprenderse.
Con todo, la Iglesia anglicana era otra iglesia del estado. Thomas Cranmer no hacía nada sin el consentimiento de los reyes Enrique y Eduardo. Hasta el día de hoy, la reina Isabel II sigue siendo la gobernadora suprema de la Iglesia de Inglaterra y es ella la que escoge a sus obispos y al arzobispo de Canterbury, actualmente Justin Welby.
Consiguientemente, en vista del hecho de que la iglesia luterana en Alemania, la reformada en Suiza y la anglicana en Inglaterra reconocieron la interdependencia del Estado y la Iglesia, forman parte de la llamada reforma magistral. El Estado podía excomulgar a los herejes, imponer disciplina y mantener orden en la Iglesia.
2.4 Anabaptistas
En esta línea es importante mencionar una cuarta corriente del protestantismo conocido como el movimiento anabaptista. Los anabaptistas pertenecen a la reforma radical porque rechazaron cualquier clase de autoridad secular sobre la iglesia. El anabaptismo surgió inicialmente bajo Zuinglio en Zúrich.
No obstante, sus adeptos le criticaron por dos razones. Primero, acusaron a Zuinglio de hacer demasiadas concesiones al concejo municipal en cuanto a temas religiosos.Segundo, no entendían porque su líder seguía bautizando a los niños.
Los anabaptistas creían que solamente se podía bautizar a los adultos ya que éstos sabían lo que estaban haciendo. De allí el nombre anabaptista, el cual significa ‘bautizar de nuevo’ o ‘rebautizar’. Muchos anabaptistas decidieron apartarse de la sociedad, formando sus propias comunidades. Tristemente, fueron brutalmente perseguidos a lo largo de todo el siglo XVI.
Entonces, en cuanto a la relación de la Reforma con la política tres iglesias eran magistrales, a saber, la luterana, la reformada y la anglicana mientras que una, la anabaptista, era radical en el sentido más puro de la palabra.
3.- La situación religiosa de la Europa de la Reforma.
Llegamos, ahora, al tercer y último punto de este estudio. La situación religiosa de la Europa de la Reforma.
Suele ser éste el aspecto más conocido de la historia de la Reforma. Religiosamente hablando, la Iglesia Católica Romana gozaba de una influencia enorme en el Occidente. Sin embargo, muchas cosas andaban mal en la Iglesia. El profesor de historia de Cambridge, Owen Chadwick, empezó su tomo sobre la Reforma con las siguientes palabras: “A principios del siglo XVI, todas las personas importantes dentro de la Iglesia Occidental estaban clamado por reforma”.
Había corrupción y superstición por todos lados. Los puestos eclesiásticos se podían comprar y vender. Muchos sacerdotes eran adúlteros, borrachos e ignorantes de las Escrituras. Por eso confesó Nicolás Maquiavelo (1469-1527): “Nosotros los italianos somos más irreligiosos y corruptos que otros… porque la iglesia y sus representantes nos han dado el peor ejemplo”.
La diferencia entre Lutero y el resto de los líderes católicos de su tiempo es que el monje alemán quería algo más que una mera renovación moral. Por ejemplo, donde Erasmo aspiraba a una limpieza externa de la Iglesia en cuanto a su ética y moralidad, Lutero estaba convencido de que el problema era mucho más radical. Hacía falta una ir a la raíces, una transformación doctrinal.
La Reforma en Alemania surgió como un movimiento teológico. Según Lutero, había mucho más en juego que unas prácticas eclesiásticas indeseables. Es cierto que fue la venta de las indulgencias la que provocó a Lutero a levantar su voz contra la corrupción religiosa, pero sus 95 tesis son pura teología. Lutero era antes que nada un teólogo. Creía que las indulgencias estaban atentando contra el anuncio del Evangelio.
Entonces, ¿qué es una indulgencia? Era una especie de papel que podía comprar de la Santa Sede. En palabras del historiador Kenneth Latourette: “Mediante ellas [las indulgencias] el papa podía girar sobre la tesorería de los santos para remitir las penas temporales por el pecado, no sólo por los vivos sino también por las almas que estuvieran en el purgatorio”.1
En términos pastorales, si uno quería comprar una indulgencia por un ser querido suyo difunto, los méritos de algún santo serían aplicados a aquel ser querido y enseguida saldría del Purgatorio entrando en la gloriosa presencia de Dios en el cielo. El Purgatorio, según la teología católico-romana, es un lugar donde van los creyentes muertos que no han sido totalmente purificados en esta vida. Ya que lo impuro no puede entrar en el cielo, hace falta un proceso de limpieza, de purificación y de purgación antes de que tal persona pueda pasar a la mismísima presencia divina. De allí el nombre ‘Purgatorio’.
Lutero estaba profundamente preocupado por las indulgencias porque contradecían el mensaje de las Escrituras. Negó que el Papa pudiese quitar los pecados de los vivos o los difuntos y empezó a cuestionar la doctrina del Purgatorio. Lutero quería saber, en porqué el Papa solamente decidió librar a ciertas almas del Purgatorio cuando había recibido dinero a su favor.
Así que cuando Lutero se enteró de que un enviado papal –el predicador dominico Juan Tetzel- estaba vendiendo indulgencias cerca de Wittenberg, reaccionó, redactando su famosa lista de 95 tesis. Aunque Lutero apeló a la buena voluntad del Papa a lo largo del documento, los comentarios del alemán no agradaron al Papa por razones económicas ya que el dinero recaudado de la venta de las indulgencias iba destinada a la restauración la basílica de San Pedro en el Vaticano. Así fueron sembradas las primeras semillas de lo que sería la iglesia luterana.
Con el tiempo, los evangélicos desarrollarían una teología cada vez más distintivamente protestante donde se pusieron en tela de juicio muchas doctrinas católicas tales como:
Antes de acabar, sería importante comentar una última realidad que tenía ramificaciones tanto sociales como políticas y religiosas. Nos referimos a la nueva conciencia nacionalista que empezó a darse en la Europa del siglo XV y XVI. Poco a poco los reformadores dejaron de verse como simple súbditos del Vaticano, creyendo en la necesidad de levantar iglesias nacionales donde se hablaba en el idioma de pueblo.
A pesar del hecho de que Lutero resistió a Tetzel por convicciones teológicas, muchos príncipes alemanes se aprovecharon de la situación con fines económicos. Poder independizarse de Roma religiosamente conllevaría una gran ola de prosperidad en sus respectivos principados. No haría falta enviar tanto dinero al extranjero ni apoyar al Vaticano.
De hecho, una razón por la cual las masas recibieron a Lutero con los brazos abiertos fue precisamente esta idea. Querían desligarse de Roma porque creían que los italianos les estaban estafando.
Sin este espíritu nacionalista, hubiera sido difícil que la causa religiosa de la Reforma luterana avanzara tan rápidamente por todo el norte de Alemania y el resto del continente europeo.
Conclusión
Así llegamos a la conclusión y repito lo que hemos visto hoy:
¡Feliz día de la Reforma, queridos lectores!
1 LATOURETTE, Kenneth Scott, Historia del cristianismo: Tomo II (Casa Bautista: El Paso, 1987, 6ª edición), p. 52.
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