Independientemente de cómo llegue, la depresión puede afligir el alma como lo hacen pocas experiencias personales.
El capitán Edwin Aldrin participó en una de las hazañas tecnológicas más grandiosas del siglo XX: fue uno de los dos primeros hombres que caminaron en la Luna. Luego sucedió algo muy inesperado. Solo unos cuantos años después de su histórico viaje, su vida había pasado del éxito al borde del desastre. En lugar de complacerse en el brillo de su éxito, se hundió en un estado de tan severa depresión que casi lo arruinó a él y a su familia.
El capitán Aldrin se deslizó de la cima de un gran logro al valle de la desesperación. «Había estado inmerso en un solo proyecto: ir a la luna —reflexionó Aldrin—. Había ido a la luna… ¿Qué otra meta podía agregar ahora? Sencillamente no había ninguna». Y, cuando la vacuidad se apoderó de él sin ninguna esperanza de volver a encontrar un propósito en la vida, se deprimió.
Algunas personas, como Aldrin, se deprimen después de alcanzar sus metas, pues descubren que no les queda nada por qué vivir. Otras se dejan caer en un estado de depresión cuando la esperanza de obtener aquello que no se ha alcanzado parece perdida: la esperanza de tener un compañero sentimental; la esperanza de tener una carrera de éxito; la esperanza de tener dinero suficiente para pagar las cuentas; la esperanza de reconciliarse con alguien; la esperanza de aliviar una situación tensa; o la esperanza de realizar un sueño largamente acariciado.
Una joven contrajo una enfermedad que la dejó incapacitada en la flor de su vida. No solo perdió la esperanza de realizar de nuevo las actividades que una vez disfrutaba, sino que sus sueños de tener esposo y familia se desvanecieron cuando su prometido rompió el compromiso. Aunque algunas personas pueden haber encontrado la energía necesaria para continuar, ella sintió que aquello era mucho más de lo que podía soportar. Al poco tiempo, su aflicción se convirtió en desesperación y, posteriormente, en depresión.
Independientemente de cómo llegue, la depresión puede afligir el alma como lo hacen pocas experiencias personales. Si no se atiende, puede convertirse en una lucha seria que priva a la vida de su esperanza y energía.
El camino es difícil para todos los que se tambalean en la oscuridad de la depresión. La melancolía, la confusión y la soledad pueden acosar al alma implacablemente. Pero, por muy doloroso que sea recorrer el camino, uno puede hallar, en las páginas siguientes, una buena razón para «confiar» (Juan 16:33) y creer que lo mejor aún está por llegar.
1. VISIÓN DE CONJUNTO DE LA DEPRESIÓN
La depresión es un resultado común de vivir en un mundo caído. Algunos de los más fuertes y nobles entre nosotros hemos caído en sus garras. El patriarca Job, el gran predicador inglés Charles Spurgeon, y el valeroso líder Winston Churchill son solo unos pocos ejemplos de aquellos que han padecido de esta pesadilla del alma y han sobrevivido.
Hoy día se estima que millones de personas luchan con diferentes grados de depresión. Aunque los estudios sugieren que las mujeres típicamente presentan una mayor incidencia del problema, también es una batalla significativa para los hombres.
La depresión es tan complicada como común a la experiencia humana. Puede originarse por una enfermedad física, por decisiones personales que no tuvieron éxito, por un trauma emocional serio, por una reducción química, o incluso por una opresión demoníaca (1 Samuel 16:14-16).
Las múltiples causas de la depresión sugieren la necesidad de tratamientos múltiples. Aunque se pueden usar medicamentos o consejería, la combinación de ambas cosas a menudo da resultados más favorables que si se usa uno u otro exclusivamente. En esos casos, es obvio que lo que sucede es algo más que un problema médico.
El propósito de este librito es considerar la gama de factores que podrían contribuir a la depresión. En las páginas siguientes, examinaremos la naturaleza de la depresión, las condiciones para que surja, el proceso de darnos por vencidos, las razones por las que nos damos por vencidos y el proceso de recuperación. Aunque la depresión sea una experiencia espantosa, veremos que hay esperanza aun para aquellos que sienten que no la hay.
2. LA NATURALEZA DE LA DEPRESIÓN
Hay quienes se han referido a la experiencia de la depresión como una negrura pesada. Otros la comparan con estar enterrados vivos. Charles Spurgeon la comparó con el «horror de un alma abandonada por Dios». Cuando la gente desiste de todo en la vida o cuando siente que la vida ha desistido de ellos, la experiencia es infernal.
Señales de la depresión.?Las personas que luchan con la depresión por lo general muestran una serie de síntomas que las perturban y a veces las incapacitan. Algunos de los síntomas clásicos son la pérdida de la energía, la pérdida del apetito o el comer en exceso, la dificultad para dormir o el dormir demasiado, y la incapacidad de concentrarse.
Las siguientes afirmaciones se pueden considerar una alerta al problema de la depresión:
Si usted se identifica con cinco o más de estas afirmaciones, y al menos una de las dos primeras (la tristeza o la pérdida de interés), probablemente deba buscar ayuda profesional. Puede que esté luchando con una grave depresión. Los que se identifican con de dos a cuatro de las afirmaciones, deberían, cuando menos, considerar ver a un médico para hacerse un examen completo. A veces hay síntomas de un problema médico como el hipotiroidismo, la hipoglucemia o la enfermedad de Cushing.
Definición de depresión. La depresión es difícil de definir porque puede ser muy esquiva. Algunos de sus componentes son sencillamente imposibles de describir.
A veces, se confunde la depresión con un tipo de aflicción que es saludable. La aflicción y la depresión sí tienen algunas similitudes, pero no son lo mismo. La depresión es un alejamiento del proceso de aflicción. Cuando nos afligimos, sentimos la tristeza de la pérdida. Pero, en la depresión, la tristeza de la pérdida queda aturdida. Ambas pueden conducir, al menos temporalmente, a noches de insomnio o a la pérdida del apetito, pero los resultados finales son bien diferentes. La aflicción lleva a la renovación de la esperanza y al anhelo del cielo (Romanos 8:23-25). La depresión crea un conjunto de problemas adicionales que encierran nuestras almas en un calabozo de desaliento.
La depresión también es difícil de definir porque es un término que se usa muy a la ligera en la sociedad de hoy. Hace poco, un amigo me dijo que se sentía deprimido porque tuvo que cancelar unas vacaciones familiares. No hay duda de que tenía una sensación de tristeza o incluso un poquito de desesperación. Esperaba con ansias poder ir de vacaciones con su familia, y se desanimó de verdad cuando se enteró de que no iba a poder ir. Sin embargo, esa experiencia no es depresión.
Entonces, ¿cuál es la definición de depresión? La depresión es un estado o ánimo perturbado que consiste en alteraciones constantes en los niveles de la energía, el sueño, el apetito y la capacidad de concentración. De hecho, se puede entender la depresión como un grupo de síntomas influenciados por la biología y que son el resultado de una respuesta autodestructiva a la pérdida o a la injusticia.
A menudo es útil considerar que la depresión es algo continuo que va de ligero a grave:
Mientras más interfieren las diferentes perturbaciones con la capacidad que tiene una persona de dormir, comer, trabajar, pensar y disfrutar de actividades que antes le resultaban placenteras, mayor es la gravedad de la depresión. Se puede presentar como una pérdida inexplicable de energía y de entusiasmo, o como una nube abrumadora y oscura que incapacita y que hace imposible seguir con las rutinas y las responsabilidades normales. Estos ataques de depresión pueden llegar en periodos cortos o largos, y pueden durar de unas cuantas semanas a un par de años.
La depresión tiene la extraña capacidad de adoptar vida propia. La capacidad de razonar y de reflexionar desaparece a medida que las perturbaciones físicas y emocionales se apoderan de la persona. Llega un momento en que se hace casi imposible pensar en decisiones personales hasta que se restablece cierta estabilidad física y emocional.
Una vez se alcanza cierto grado de estabilidad, puede ser importante para el proceso de recuperación reflexionar sobre las raíces de la depresión. Aunque la sola comprensión no necesariamente alivie la desesperación, entender mejor el proceso depresivo puede ayudarnos a evitar que nos abrume completamente. Con eso en mente, consideremos algunos de los factores principales que nos pueden causar una depresión.
(Continuaremos en próximos artículos.)
(Artículos extraídos y adaptados del librito Cuando se pierde la esperanza, de Jeff Olson, publicado por Ministerios Nuestro Pan Diario en su serie Tiempo de Buscar. Puedes encontrar este y otros libritos sobre diferentes temas en: http://nuestropandiario.org/2009/09/serie-tiempo-de-buscar/
El link para la descarga de este librito en concreto es: http://cdn.rbclatino.org/files/2011/01/SS973_CdoPierdeEsperanza.pdf?7489a8
Si deseas más información, puedes escribirnos a [email protected].
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