El poder transformador de la palabra (III)

Sin duda la Biblia es mi Libro por excelencia, ése que es mi pan diario que nutre mi relación con Dios. Mi manual de instrucciones; mi alforja cargada de promesas con garantía de cumplimiento. Cada día devoro sus palabras para saciar mi hambre de conocer Su voluntad. Pero también a lo largo de mi vida, como estoy citando en estos textos que escribo, he leído y leo libros que me cuentan acerca de la realidad en la que estoy inserta y que debo conocer. La realidad donde me ha tocado vivir con un propósito.

Si nada es por casualidad, por accidente, y al decir esto me he acordado del libro de Rick Warren, Una vida con propósito, hasta los libros y los escritores existen para algo. Muchas veces nos preguntan por qué miramos al pasado. Pienso que aprendemos de los aciertos y errores; y valoramos lo que ahora tenemos y lo que nos han dejado los otros. Los tenemos como ejemplo, nos animan en el peregrinaje de aquí y ahora. Si no, para que leer sobre Abraham, Jacob, Débora, Josué, Pablo, Epafrodito, Filemón...

Guardamos en casa un pequeño librito titulado Atilano Coco. Mártir del siglo XX, que contiene el discurso de Patrocinio Ríos, profesor de Literatura Española en un instituto madrileño, y que tiene varios trabajos sobre Unamuno, entre ellos su libro El reformador Unamuno y los protestantes españoles (Clie 1993). Con motivo de la inauguración oficial de una casa, en el año 2005, "que ostenta públicamente el nombre de Atilano Coco", dice, en ese mismo opúsculo, P. Ríos: "Y me complace porque participar en la inauguración oficial de una institución como ésta, levantada en honor y en memoria del presbítero Atilano Coco, es ponerse de lado de los inocentes y de los limpios de corazón".

Gracias a esa pequeña publicación, tuve conocimiento de la relación entre Unamuno y Atilano Coco, pastor de la Iglesia Española Reformada. Y al adentrarme en la historia que se relata en la misma, pude constatar el cambio radical que se produjo en Unamuno, que si bien en los inicios del levantamiento nacional lo apoyó, dada la situación caótica en que se encontraba España, en octubre del 36 ya había comprobado los desmanes de dicho movimiento. El caso de Atilano Coco fue el detonante para que actuara de manera diferente. Además, la fe religiosa de Unamuno había experimentado un cambio debido a sus profundas lecturas de las Escrituras y de los teólogos protestantes centroeuropeos, Kierkegaard, entre ellos.

Coco nació en Guarrate (Zamora), el año de 1902. Desde el año 1929 era el responsable de la congregación existente en Salamanca. Con el levantamiento del general Franco fue encarcelado el 1 de agosto de 1936. Por ser protestante y masón. Son conocidas las gestiones que realizó Unamuno en favor de su liberación, pues estaba seguro que su detención y encarcelamiento resultaba una absoluta injusticia. Transcribo las cartas de Atilano Coco a Unamuno que están en el discurso de Patrocinio Ríos, pero que cualquiera que lo desee puede solicitar permiso para leerlas en la Casa-Museo Unamuno de la Universidad de Salamanca. Cuando Coco llevaba diez días en prisión escribe:

Prisión Provincial de Salamanca.

10, 8, 36.

"Sr. D. Miguel de Unamuno:

Ilustre Señor: Sé que a instancias de mi esposa se ha preocupado Vd. por mi actual situación de detenido. Le doy las más cordiales gracias por esa deferencia hacia mí.

Hace ya diez días que estoy separado de los míos, apartado de los deberes de mi Ministerio Evangélico y aún no he podido saber el motivo de este extraño encarcelamiento. He llegado a pensar que en el fondo no hay otra cosa que mi condición de Presbítero de la Iglesia Reformada. Por lo demás creo que se habrá invocado algún motivo que sirviera de...

De todos modos, repito mi gratitud por sus gestiones y espero en el Señor que podré ratificar de palabra este agradecimiento.

Aproximadamente un mes después, el pastor escribe una carta a D. Miguel, agradeciéndole su ayuda, aunque no había tenido resultados positivos:

Prisión Provincial. 6 septiembre - 36.

Sr. D. Miguel de Unamuno

Ciudad

Mi buen amigo D. Miguel: Por mi esposa sé las molestias que Vd. se está tomando con respecto a este extraño encarcelamiento del que soy objeto hace 38 días. Muy grave debe ser la causa para tenerme apartado de mi Ministerio Evangélico aun cuando todavía no sé si estoy a disposición de algún juez o del Comandante militar.

De todos modos le agradezco su solicitud. Mi esposa me ha dicho que ha estado Vd. en mi casa hace unos días. ¿Quizás esperaba Vd. encontrarme en ella? Eso sería un buen augurio para mí.

Bien quisiera volver a gozar de la libertad, pero me figuro que aquí se entra con demasiada facilidad para poder salir con la misma. Espero con impaciencia que acabe esta trágica lucha y estoy pidiendo constantemente a Dios en mis oraciones que todos los españoles depongan las armas y se amen como hermanos. Los primeros en dar el ejemplo hemos de ser los cristianos. "Ve y haz tú lo mismo" fue el mandato de Cristo a aquel doctor de la Ley que le preguntaba quién era su prójimo.

De nuevo repito la gratitud que siento por la deferencia que en esta ocasión memorable ha tenido para mí y para mi esposa.

Suyo en el Evangelio

Atilano Coco

Hacia finales de septiembre de ese año 1936, estando Unamuno enfermo, la esposa del pastor le deja una nota sin fecha, que dice:

Don Miguel:

Soy la esposa del pastor evangélico y le voy a molestar una vez más.

Se acusa a mi esposo de masón y en realidad lo es, lo hicieron en Inglaterra el año 20 o 21; me dice que consulte con usted qué es lo que tiene que hacer; mi esposo, desde luego, no ha hecho política de ninguna clase; le hicieron eso porque sabe usted que en Inglaterra casi todos los pastores lo son, y muchos también en España; en Inglaterra lo es el rey, y también el jefe de las iglesias anglicanas. En España he oído que lo son algunos generales; no sé lo que habrá de verdad en esto.

Creo que esto pasará al Gobierno Militar, y sí quisiera que usted cuando pudiera se informase de algo, o que dé alguna luz sobre esto. Perdone que le moleste hasta en la cama; que mejore usted y Dios le premie todo lo que por nosotros está haciendo.

Según Ríos, de acuerdo con el testimonio de doña Enriqueta, la esposa de Atilano Coco, Unamuno confiaba que su gestión tendría una respuesta favorable. No fue así. Y ya lo sabía él ese 12 de octubre cuando tomó parte de la conmemoración del Día de la Raza celebrado en el Paraninfo de la Universidad. Unamuno llevaba la carta de la esposa del pastor Coco en el bolsillo de su chaqueta y en ella anotó algunas frases que utilizaría en el discurso que cierra el acto de ese día. Entre ellas las palabras "vencer y convencer". Y despertará la ira del general Millán Astray, quien gritó las frases: "¡Mueran los intelectuales! y "¡Viva la muerte!".

Solo quiero destacar que entre las tantas actitudes que ensalzan a Miguel de Unamuno, una de ellas es la de su valentía a la hora de defender las causas justas, aun en medio de peligrosas circunstancias. Podía haberse quedado quieto y callado para gozar de tranquilidad y disfrutar de su prestigio. Es de todos conocido cómo fueron los últimos tiempos del Rector en la Salamanca de la represión. Una actitud ejemplar, y eso que décadas atrás se le había abierto proceso de excomunión por parte del obispo de Salamanca, el padre Cámara. Resultaría raro que la lectura de los evangelios no haya sido fructífera. Sobre todo en alguien que realizó comentarios como éste: "Una vez más, y no será la última, tengo que repetir lo vergonzoso y degradante que resulta el que en un país que se dice cristiano no haya leído el Evangelio la inmensa mayoría de los hombres que por cultos se tienen y que en cambio se cuelguen al cuello de los niños, a modo de amuleto, trocitos del Evangelio en latín...". Coco no sobrevivió, pues fue fusilado el 9 de diciembre de 1936.

Gracias a estos recuerdos he vuelto a abrir La España evangélica ayer y hoy, escrita por José María Martínez y editada por Publicaciones Andamio, 1994. Valioso trabajo el que nos dejó el hermano Martínez. Esta obra nace para que los evangélicos conozcamos nuestros antecedentes históricos; sepamos de la existencia de otros hermanos que con muchas dificultades nos allanaron el camino. El libro te ofrece una panorámica global del protestantismo español. Seguramente hoy habría que agregar algunos datos más pero lo grueso está aquí. Particularmente me ha servido mucho. En sus líneas corroboré parte de lo que afirma Ríos sobre Atilano Coco: "Entretanto en las provincias en que había triunfado el alzamiento militar, la represión antiprotestante fue instantánea. Los lugares de culto, con singularísimas excepciones, fueron clausurados. ... Lo más grave fue que al odio antiprotestante se unió la virulencia de las pasiones políticas. La simple sospecha de que un evangélico simpatizase con la ideología socialista o con la masonería eran suficiente para encarcelarlo. En muchos casos tales sospechas carecían de fundamento; eran simples calumnias que podían acelerar el encarcelamiento e incluso la muerte de los acusados. Tal fue el caso del pastor de Salamanca, Atilano Coco, encarcelado por presuntas implicaciones masónicas. Su caso se hizo famoso por la participación que en él tuvo D. Miguel de Unamuno".

Según datos contenidos en el libro, la misma suerte de Coco tuvieron Germán Araujo, hijo de D. Adolfo, catedrático y secretario del Instituto de Enseñanza Media de Teruel, fusilado en Puebla de Valverde; Miguel Blanco, pastor de la iglesia de San Fernando (Cádiz), y la maestra Josefina Hombre, de Jerez de la Frontera, condenada a muerte y fusilada estando embarazada. Gabriel Font murió en la prisión de Manacor. No cito a todos pero hay más. También entre los encarcelados está Audelino González, en su momento líder de una pequeña congregación de Benavente (Zamora).

Dudo que haya algún evangélico que no quiera conocer nuestra historia.

Algunos libros no dejan que se pierdan los hechos. Te recuerdan lo que no debes olvidar. Fue así que en el año 2007 visité una interesante exposición que, al igual que su bello catálogo, llevaba por título Escritores olvidados de Castilla y León. Lo que vi en aquellos días serviría para que en todos estos años que han ido transcurriendo hasta nuestros días me interesara por lo menos para recordar a todos aquellos que, a pesar del olvido, nos dejaron su palabra escrita y el ejemplo de su fe. Dicha exposición, realizada en una sala de la Casa-Museo Unamuno de la Universidad de Salamanca, se trajo a Salamanca gracias al esfuerzo de Gabino Fernández Campos, director del Centro de Estudios de la Reforma (CER), quien, como siempre, no duda en difundir la Palabra allá donde se lo permitan. Fue así que por invitación de la Asociación Cultural Jorge Borrow y dentro de la conmemoración del 75 Aniversario de la Iglesia Evangélica del Paseo de la Estación, se expuso en la universidad un muestra de libros, retratos y documentos relacionados con escritores de la tierra, persiguiendo con ello recuperar las páginas olvidadas de la literatura de Castilla y León, y también promover la lectura de la Biblia. Reflejado todo en un catálogo que es lo que al final queda.

Entre paréntesis, comento que la citada iglesia evangélica conmemoraba sus tres cuartos de siglo desde que en 1932, en la casa de Benigno González y Leonor Fernández, iniciara su andadura. En esos inicios, cursando ya el año 1936, después de la muerte de Atilano Coco, mencionado arriba, vivieron momentos difíciles debido a la represión franquista que nada tienen que ver con las libertades que hoy tenemos para dar a conocer el mensaje del Evangelio. La iglesia fue creciendo de tal manera que en el año 1963 se instaura la primera iglesia evangélica de las Asambleas de Hermanos en Salamanca. Más tarde, es necesario trasladarse al local ubicado en el Paseo de la Estación 32 con una mayor capacidad para albergar a una congregación en crecimiento. Hecho que propició la apertura, en 1983, de otro local en calle Volta 23.

Dice Fernández Campos en la introducción del catálogo preparado para la exposición: "... Con la recuperación de la vida y obra de quienes centran nuestra atención, todos protestantes y 'escritores olvidados', deseamos contribuir al conocimiento más completo de nuestra historia, literatura, poesía, periodismo, música, educación, espiritualidad y libertad. Pues bien lo merecen quienes, desde el siglo XVI hasta el XX, en Ávila, Burgos, León, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria, Valladolid y Zamora, o bien lejos de la tierra que les vio nacer, trabajaron de sol a sol por la libertad, nos legaron su obra literaria, amaron inquebrantablemente a España, tendieron puentes con Europa y América, sufrieron exilio, marginación y olvido...".

Para mí fue un primer encuentro con nombres como Francisco de Enzinas (Burgos, 1518-Estrasburgo, 1552), Pedro Núñez Vela (Ávila, s. XVI), Manrique Alonso Lallave (Fuente de San Esteban-SA, 1839-Manila, Filipinas, 1889), Camilo Calamita Rodríguez (Zamora 1845-Utrera, Sevilla, 1910), Santos García Rituerto (Arenas de S. Pedro, Ávila, 1913-Sevilla, 1990), Arturo Gutiérrez Martín (Barruelo de Santullán, Palencia, 1923-Algeciras, Cádiz, 1998), Laura Martínez (Ávila¿?-Madrid 1929), y muchos más, rescatados en esos días y a los que ya no olvidaremos. Admiro a los que dedican tiempo, recursos y pasión a esta no fácil tarea de recuperar nuestra memoria histórica.

No puedo dejar de copiar un poema de Santos García Rituerto dedicado a esta Castilla, como parte de una pequeña antología que va dentro del catálogo de los Escritores olvidados de Castilla y León.

CASTILLA

Al alto campanario le pusieron

su corona de espinas las cigüeñas.

Junto a la gran iglesia de granito

se agruparon las míseras viviendas

con las ventanas ciegas,

y el pueblo se quedó en la gran llanura

como dejado allí por negligencia.

¡Qué fríos vientos barren

estas anchas llanuras de Castilla la Vieja!

El arado ancestral peina de surcos

los jaramagos de la parda tierra,

y un pastor descendiente de hidalgos

viste la blanca lana de sus blancas ovejas.

La doble fila de olmos deshojados

marca el curso del río que se aleja,

siempre Castilla abajo, en el silencio

de su jomada lenta.

¡Qué frío pasa el viento por esta inmensa estepa!

La cigüeña en la torre,

en el campo, la oveja,

y al lado de la iglesia de granito

las viviendas de adobe con las ventanas ciegas.

Santos García Rituerto

(Arenas de San Pedro, Ávila, 1913- Sevilla, 1990)

Para recordar cómo se esparcía el Evangelio ayer, también podemos leer las páginas de El Evangelio en España. El comienzo de la predicación pública en España, escritas por George Lawrence, quien recopiló misivas publicadas sobre todo en dos revistas evangélicas, las prologó, y se hizo el libro para dar respuesta a las peticiones de amigos que le preguntaban acerca de cómo se desarrollaba la Obra en España. La versión original en inglés se publicó en 1872. Posteriormente, siglo y medio después, fue traducido al español por Catalina Redman Wickham, ya con el Señor, y publicado por el Centro Evangélico de Formación Bíblica de Madrid (CEFB) en 2011. George Lawrence (1831-1894) fue un misionero galés que llegó a España en 1863, estableciéndose primero en Madrid y más tarde en Barcelona, donde fundó la primera Asamblea de Hermanos. Abrió escuelas para niños, comedores, una librería; publicó dos ediciones del Nuevo Testamento, una edición de la Biblia y revistas para niños.

Todos estos sembradores de la palabra de ayer, la verdad es que nos desafían a seguir su estela, ya que abrieron la senda y nos dejaron pan para el camino.

Tengo por aquí dos biografías, de Dietrich Bonhoeffer y Martin Luther King, escritas por el pastor Emmanuel Buch, en las que nos ofrece una panorámica sobre la vida y obra de los mismos. Ambas son parte de la colección Sinergia de la Fundación Mournier. Sobre estos personajes hemos hablado con Buch en dos entrevistas que le hice para Protestante Digital. Interesantes.

Y rebuscando me he encontrado con otra biografía de Luther King (Andamio), escrita por Mario Escobar, quien además nos ha sorprendido con una incursión en la vida y obra de Teresa de Jesús; La mujer de lo imposible (Stella Maris) lo ha titulado. Me ha gustado que al inicio del libro nos presenta unas pinceladas sobre la época para situarnos antes de entrar de lleno en la vida de Teresa de Ávila, de quien este año se celebra el quinto centenario de su nacimiento con innumerables eventos de todo tipo.

Tengo en mi poder las obra completas de Teresa de Ávila, cuya lectura me ha permitido adentrarme un poco en su peregrinaje allá por el siglo XVI. Teresa de Cepeda escribe con una escritura fresca, sencilla, plagada de figuras cotidianas, semejándose a las parábolas que el de Nazaret utilizó para que le entendieran los de su época. De allí surgieron "Las Moradas", "Camino de Perfección", "Las Fundaciones", "Libro de la Vida"... Toda su escritura destila su amistad con Dios; hablara de lo que hablara, ya sea en verso o en prosa. Denota la pasión y el entusiasmo de una fe genuina que despertará la desconfianza de los inquisidores, los profesionales de la religión que temieron que otros siguieran sus pasos y se embarcaran en la Reforma que se introducía en Europa. La vigilaban de cerca. Pero también en su camino se encontró con hombres y mujeres que la acompañaron y apoyaron, entre ellos, San Juan de la Cruz y el padre Gracián.

Pero su pluma la absolvió de toda acusación porque ella tenía un Protector. Nos lo transmite a través de su poesía, de la que cito algunos versos del poema Nada te turbe (que se le atribuye): Nada te turbe, / Nada te espante, / Todo se pasa, / Dios no se muda, / La paciencia / Todo lo alcanza; / Quien a Dios tiene / Nada le falta: / Sólo Dios basta. / Eleva el pensamiento, / Al cielo sube, / Por nada te acongojes, / Nada te turbe. / A Jesucristo sigue / Con pecho grande, / Y, venga lo que venga, / Nada te espante.

Si todavía estuviésemos en la épocas en que se quemaban los libros (ya sé que quedan resabios en el mundo), muchos hubieran desaparecido entre las llamas. En este sentido, fue grato ver publicado un libro de Juan Antonio Monroy, Los intelectuales y la religión. Destacaré lo que dice él: “Lo asumo y lo declaro antes que se me lo reproche: de los autores que trato en la primera parte, sin excepción, destaco sus ideas religiosas, su anticatolicismo, su anticlericalismo. No es que tenga una fijación por el tema, simplemente comunico realidades que casi todos los autores y críticos literarios que escriben en España ignoran. Lo hacen por desconocimiento, cosa que no creo, o por no indisponerse con la jerarquía ni con el pueblo católico. Obran mal. La biografía de un famoso jamás debe silenciar esta faceta tan importante de su vida. La religión es la ley de la conciencia, la explicación de nuestro destino".

Entre los autores que menciona Monroy está Jorge Luis Borges (para saber el nombre de los otros deberéis abrir el libro). Al mencionar el libro de J.A. Monroy, he desempolvado la obra completa de Borges que Alfredo y yo adquirimos hace muchos años a través del Círculo de lectores. Me gustan sus relatos, cuentos, y su poesía. Cuando lo lees te parece que la variedad de temas seguro deben provenir de alguien que además de tener el don de la escritura es un gran lector de otros. Se nutre de la teología, la metafísica, la mitología, los viajes imaginarios...

Hace poco me volví a reencontrar con un libro que en su momento me interesó y generó algunas ideas, se trata de Fundamentos Bíblicos teológicos del matrimonio y la familia (Libros Desafío), en el que el editor, Jorge Maldonado, con una amplia trayectoria como asesor familiar, recopila diversos trabajos sobre el matrimonio y la familia con la intención de hacer reflexionar sobre el tema. Colaboran en el mismo: Jorge Maldonado, René Padilla, Edesio Sánchez Cetina, Jorge Atiencia, Margareth Brepohl, Dorothy Flory de Quijada, John H. Westerhoff, Jean-Jaques von Allmen, más dos trabajos aportados por la Alianza Evangélica Española y Iglesia Evangélica Metodista Argentina. Tuve el placer de conocer a Maldonado y a su esposa en un encuentro de iglesias en Galicia.

Después de leer el libro y al estar pergeñando el segundo número de la revista Sembradoras, que ese año iba a incluir un especial sobre la familia, intenté comunicarme con Maldonado para pedirle que colaborara en la revista con un artículo, gestión que logré gracias a la gente de Libros Desafío. Así contacté con este hermano que por ese entonces residía en Estados Unidos; más tarde vendría a vivir a España. También me mencionó otro libro suyo que rápidamente busqué y que quiero citar: Aun en las mejores familias (Libros Desafío); narra las historias de siete familias mencionadas en la Biblia, una de ellas es la de Jesús... Se parecen muchísimo a las nuestras.

Ya que hablamos de familias, interesante es conocer cómo aborda el tema el psicólogo y experto en terapia familiar Josep Araguàs. He leído dos de sus libros: El matrimonio, un camino para dos y La familia, un lugar de sanidad y crecimiento (Publicaciones Andamio); ambos se complementan. Nos dan buenas pautas para enfrentar los desafíos de una sociedad donde se van perdiendo los valores que mucho tienen que decir cuando hablamos de la fe cristiana y de la familia. De ahí la importancia de una pastoral de la familia trabajada desde las iglesias.

En este sentido, ayuda a completar la lectura de estos libros otro trabajo de Araguàs sobre Consejería Pastoral de la familia, que se incluye en un librito: Consejería Pastoral, publicado por Andamio, en el que también escriben Pablo Martínez, David Burt y Carlos Pujol, fruto de sus ponencias impartidas en el Seminario de Teología y Psicología Pastoral de la Alianza Evangélica española.

Para finalizar este entrega, recordaré la lectura del libro Lamento de la paz, de Erasmo de Rotterdam, traducido del latín al español por mi buen amigo, el poeta y latinista Luis Frayle Delgado, que en aquella época era catedrático de latín en un instituto de Salamanca. Me pidió que repasara el libro antes de que se publicara en Trilce Ediciones. Lamento de la paz es un alegato contra la guerra. El autor pone en boca de la paz sus quejas y sus consejos. Va dirigida a todos los hombres, pero sobre todo a los cristianos por quienes la Paz se siente humillada y maltratada. Reclama el ser tan mal acogida por los hombres, por los cristianos, por los príncipes tanto seculares como eclesiásticos que la arrojan de sí mismos y de sus territorios... Es un libro totalmente vigente hoy en día.

Dice Frayle Delgado: ..."Precisamente, uno de los primeros libros traducidos al castellano y cuya doctrina llegó a los lectores españoles fue Querela pacis (La queja de la paz), en la traducción que hizo el canónigo de Sevilla Diego López de Cortesana, en 1520".

Ya tengo en mis manos otra traducción de Frayle Delgado, El socorro de los pobres. La comunicación de bienes (Tecnos, 2007), un librito de Juan Luis Vives, valenciano nacido en 1492 ó 1493, un hombre comprometido con su tiempo, que decidió residir definitivamente en Brujas tal vez debido a su ascendencia judía. Su padre fue perseguido por la Inquisición y finalmente relajado al brazo secular y ajusticiado en Valencia en 1524, al igual que otros parientes. Fue gran amigo de Erasmo, a quien conoció en Lovaina; mantuvo con él una importante correspondencia.