Algo mejor que la independencia

El más reciente país en declarar su independencia es la República de Sudán del Sur, ubicada en el Noreste africano, el 9 de julio de 2011. País reconocido por las Naciones Unidas y otras asociaciones de Estados tiene base tribal, produce agricultura para consumo interno y posee reservas de petróleo¹.

Este asunto me remonta a los años de mi infancia. Fueron aquellas queridas maestras de blanco de la escuela primaria argentina las que ilustraron mi inocencia con historias de valientes forjadores de la independencia. Nos enseñaban acerca de esos ‘padres de la patria’ cuyos nombres ocupaban el podio donde los ‘héroes’ igualaban (si no superaban) a sus pares del santoral católico.

INDEPENDENCIA se instaló así en mi imaginación como una palabra enorme, gloriosa y sacrosanta.

El 25 de mayo de 2010 fue el bicentenario de la Revolución argentina, una gesta sin derramamiento de sangre llevada a cabo frente al Cabildo de Buenos Aires, sede del entonces Virreinato del Río de la Plata. El actual y largo gobierno de turno usó ese aniversario para ‘tirar la casa por la ventana’ todo un año.

El 9 de julio de 2016 las nuevas autoridades que surjan de las próximas elecciones repetirán sin duda la manera de celebrar con el bicentenario de la ‘Declaración de la Independencia’. La ‘casa de Tucumán’ fue sede de aquel acto en la capital de la provincia que ocupó hasta hace poco los titulares de los medios del mundo por unas elecciones plagadas de denuncias de fraude, incendios, detenciones y heridos.

Dos países celebrarán de modo distinto cinco y doscientos años de independencia, respectivamente, el 9 de julio de 2016. Mientras tanto, Cataluña procura obtener la independencia de España, como Escocia intentó hacerlo del Reino Unido antes. Con distintos matices y similares reacciones de sus habitantes, hay escoceses y catalanes que apuestan por la independencia.

¿Para qué independizarse?

Hay múltiples razones por las que una sociedad organizada busca independizarse de otra. Puede ser que lo que ambas tenían en común haya perdido cohesión; y que lo singular de una de ellas luzca más fuerte y mejor separándose de la otra. Ocurre esto ahora con mayor frecuencia en los matrimonios.

En el mejor de los casos la independencia es una construcción que busca afirmar la identidad; y, en el peor, es una ruptura en respuesta a la permanente violación de derechos y/o legítimas aspiraciones.

En lo político, hay factores históricos, culturales, económicos y sociales, que son mal manejados por el poder central de turno. Por esa falta de capacidad para gobernar armónicamente un Estado plural, se generan situaciones de muy difícil solución dado el contexto actual de globalización.

Lo cierto es que las consecuencias de todo mal gobierno afectan directamente a la gente común, nunca a las élites cercanas al poder político.

Lo que ocurre desde el fin de la Guerra Fría, es un recrudecimiento de los nacionalismos y personalismos autoritarios típicos de las instancias previas a los enfrentamientos armados. El discurso partidario intenta tapar lo evidente con tonos que quiebran la delicada convivencia pacífica y encienden viejos rencores. Muchos ‘por qué’. Por eso las preguntas: ¿para qué independizarse? ¿No habrá algo mejor que la separación?

Una visión bíblica

La Biblia es consistente en este, como en otros asuntos. No menciona las palabras independencia o dependencia; pero habla en forma práctica de lo que significa cada una de ellas. Entendiendo que ser independiente es no tener dependencia, no depender de otro; sostener derechos y opiniones sin admitir intervención ajena, a eso las Escrituras llaman ser ‘libre’².

El anhelo ferviente de quien sufre bajo formas de esclavitud o explotación es ser independiente; cuando el sueño se hace realidad se goza vivir en independencia.

Treinta y tres veces registran el AT y NT la palabra ‘libertad’ y diecisiete veces ‘libertado/a’, ‘libertados’, ‘libertador’. Son cincuenta menciones que no pasan desapercibidas pues están expresadas en el contexto de rebeldía, castigo, esclavitud y liberación. Veamos algunas afirmaciones bíblicas:

1. La independencia era un jubileo.

“Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia.” ³

La ley dada a Moisés respetaba los ciclos vitales de la Creación. La familia humana, el trabajo, el medio ambiente, todo estaba organizado de manera sostenible. Respetar la ley era vivir plenamente. En el jubileo cada cincuenta años se cancelaban las deudas, se devolvían las propiedades a sus antiguos dueños y se daba libertad a los esclavos. La tierra y los habitantes vivían tiempos de solaz y pacificación.

2. La dependencia era castigo por la desobediencia.

El capítulo 3 del libro de Jueces demuestra la tozudez del pueblo de Israel. Una y otra vez Dios prueba su fidelidad, y ellos toman la libertad por libertinaje.

“Hicieron, pues, los hijos de Israel lo malo ante los ojos de Jehová, y olvidaron a Jehová su Dios, y sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera.” ⁴ 

Los israelitas recibieron entonces el castigo divino cayendo bajo la esclavitud de los pueblos vecinos, hasta que tras muchos años de penurias clamaron a Dios pidiendo por liberación. En estas dos ocasiones Dios responde a ese clamor y les envía un libertador: “a Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb” primero, y “a Aod hijo de Gera, benjamita, el cual era zurdo”, después.⁵

Un día Israel se arrepintió con ayuno y llanto; Nehemías recordó al pueblo las sucesivas liberaciones del enemigo en el pasado, y el pueblo alabó a Dios en gratitud por haberle levantado su merecido castigo⁶.

3. La dependencia de Dios es verdadera liberación.

En uno de sus mejores salmos el rey David dedica estas frases a Jehová Dios:

“Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;

Mi escudo, y el fuerte de mi salvación, mi alto refugio; Salvador mío; de violencia me libraste.

Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré salvo de mi enemigos.” ⁷

Esta es la expresión de una confianza depositada no en uno mismo sino en el exterior, en este caso en Dios. Dialogar asiduamente con Dios crea una relación de dependencia que libera del temor e infunde esperanza. En momentos de dura prueba hablar con Él anticipa la anhelada liberación.

4. La profecía de liberación se cumple en Jesucristo.

El profeta Isaías vio y compartió el anticipo de la Buena Nueva de Salvación ocho siglos antes de Jesucristo ⁸. La obra del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo es completa pues cumple con la profecía. Al salario mortal del pecado, Jesús le opone el regalo de Dios que es la vida eterna en Cristo⁹. Esa libertad nos religa a Dios. Nos independiza (desliga) del pecado que heredamos por la mentira. Solo los genuinos cristianos pueden disfrutar de la libertad que se vive en diaria dependencia del Libertador. También a la profecía de Daniel¹⁰ se comprende mejor esperando como iglesia el regreso de Jesucristo.

5. La religiosidad humana no tolera a los independientes.

La persecución, maltrato y asesinato masivo de cristianos no es algo nuevo. Con todo el horror que nos causa, hemos de recordar que los religiosos se opusieron a que el Imperio romano dejase en libertad a Jesús. Tras ser increpados por sanar al cojo a las puertas del templo, un valiente Pedro enfrenta a la jerarquía religiosa, la misma que perseguiría y torturaría a los apóstoles y nuevos conversos:

“El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad.” ¹¹

Cuando la religión organizada se enquista en el Estado, este pierde independencia para gobernar con equidad. La republicana independencia de los tres poderes, si no se respeta es fuente de injusticias con consecuencias pocas veces reparables. En el pasado fue causal visible de la crucifixión de Jesucristo; en el presente - como en el pasado - lo es de odio, persecución y muerte de sus fieles seguidores.

6. La verdadera independencia es conocer personalmente a Jesucristo.

Un texto de la Biblia muy empleado por creyentes, agnósticos y ateos es la afirmación de Jesús:

“y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” ¹²

Esa corta frase ha dado lugar a numerosas interpretaciones interesadas, caprichosas y falsas. Ocurre que se cita aislada de su contexto inmediato. Antes de esa cita hay una primera e importante afirmación:

“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.¹³

Poco después Jesús concluye su discurso haciendo una tercera afirmación:

“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” ¹⁴

Con estas afirmaciones se desacreditan todas las especulaciones acerca de la independencia. Se cree en Jesucristo y se es libre de verdad; o no se cree en él y se sigue viviendo en dependencia del engaño.

Pero, este tema no puede concluir aquí. Da para mucho más. Me refiero a que también hay una realidad, la de la interdependencia, que no por obvia debe dejarse de lado.

Una de las características de la especie humana es su naturaleza gregaria; estamos diseñados para vivir en sociedad. Es impensable imaginar al hombre y la mujer viviendo cada uno en su isla, como Robinson Crusoe¹⁵. Las sociedades humanas se construyen por afinidad y complemento. No existe mayor afinidad que la unión original entre un hombre y una mujer para generar la célula básica de toda sociedad: la familia. De ella, primera escuela de vida interdependiente, se construyen pueblos y naciones.

¿Es la interdependencia mejor que la independencia? Esto es lo que trataremos la próxima semana. Hasta entonces, si el Señor lo permite.

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Notas

Ilustración: el fútbol es tribuna para manifestaciones políticas. Los hinchas del Barça apoyado la independencia de Cataluña.

01. https://es.wikipedia.org/wiki/Sud%C3%A1n_del_Sur

02. Se la cita más de 100 veces entre el AT y NT.

03. Levítico 25:10.

04. Jueces 3:7.Comparar con Jeremías 34:8, 15; 34:17.

05. Ibíd. 3: 9, 15.

06. Nehemías 9:27.

07. 2ª Samuel 2:22; Salmos 18:2; 40:17; 70:5; 144:2.

08. Isaías 61:1; Lucas 4:18.

09. Romanos 6:23.

10. Daniel 12.

11. Hechos 3:13.

12. Juan 8:32.

13. Ibíd. 31,32.

14. Ibíd. 8:38.

15. Personaje de la mundialmente famosa novela de Daniel Defoe, escritor, periodista y panfletista inglés (1660-1731).