Pedigrí espiritual

“Yo sé que si Jesucristo no me hubiera buscado cuando yo era un extraño, completamente alejado del redil de Dios, aún hasta este momento estaría caminando errante muy lejos de El, a gran distancia de Él y amando esa distancia cada vez más”

Charles Haddon Spurgeon.

De todos es conocida la pregunta que le hacen a cualquiera que hace mucho tiempo que no visita el pueblo del que desciende alguno de sus padres o parientes: “Y tú de quién eres?” Esto tiene mucha gracia; pero es absolutamente real, la gente es muy curiosa y quiere ubicar bien la familia, saber su “pedigrí”. Lo triste para mi, es cuando esta situación se repite dentro de las iglesias. Hay demasiada gente que no comprende bien las cosas y quiere saber bien quien es cada quién, de donde procede, a que familia pertenece, cuantas generaciones de creyentes le preceden, etc etc….. Es decir, su “pedigrí espiritual” y lo digo con mucha tristeza dentro de mi; porque dependiendo de muchos factores, así se trata a cada quien. Es triste, pero es una realidad que existe mucho más de lo que yo quisiera, es decir, nada en absoluto!!

Vengo de tres generaciones de creyentes y muy bien arraigados en la Palabra de Dios; pero jamás dejaré de dar gracias a mi Señor por haberme permitido nacer de un padre y una madre benditos, pero que pertenecían a diferentes lugares de España y a distintas denominaciones evangélicas. Considero eso una gran bendición que, no sólo ha enriquecido mi vida en todos los sentidos; sino que jamás se me ha ocurrido preguntarle a nadie por su “pedigrí”. Soy cristiana evangélica, soy del Señor, hija del Rey de reyes. Salvada por fe y justificada por gracia…Punto!! eso es más qué suficiente y cómo diría mi amado hermano y consiervo Enrique Rey, quien podría ser mi padre…. “Siempre en ruta al cielo”. Todo lo demás está fuera de lugar en una primera mirada. El resto, simplemente sería interesante para un curriculum o alguna presentación para algún trabajo en el servicio al Maestro, no para que nadie ubique a nadie por simple curiosidad y dependiendo de tal o cual cosa, se le de determinado trato.

Por nuestra casa, desde que nos casamos y todavía más desde que fuimos encomendados a la Obra del Señor a todo tiempo, han desfilado todo tipo de personas; cuando me siento cansada en ocasiones, procuro no olvidar lo que aprendí de mis padres, “ …. Algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles”. Por supuesto que hay amigos, personas amadas y conocidas y demás!! Pero en ocasiones he abierto las puertas sin el menor tipo de reparo a hermanos de cualquier lugar que no conocía de nada o tal vez a personas que aparecían por la iglesia y tenían alguna necesidad. Siempre recuerdo a una pretendida hermana que nos engañó, tarde descubrimos que lo único que quería era dinero, venía de otro país y era especialista en dar lugares, iglesias y nombres conocidos, sabía manejar muy bien el tema. En realidad era una prostituta que vivía además del cuento. Jamás olvidaré una de las ocasiones en la que comió con nosotros y….. Después de marcharse y podía ir intuyendo toda su verdad, me puse unos guantes de goma, saqué una botella de lejía y limpié el baño hasta el último recoveco. Sí me sentí engañada y todo lo demás, pero no me pesa. Me equivoqué y nos tomó el pelo bien a gusto, pero creo que hicimos lo correcto.

Conozco a demasiadas personas a las que se les llena la boca diciendo a cuantas generaciones de creyentes pertenecen, ni os cuento si en el haber de su “pedigrí espiritual” existen nombres de relevancia “evangélica” y demás…. Se les llena la boca………… No puedo con esto!!

Luego está el tema de los “clanes familiares”, es decir, familias muy extensas dentro de una misma iglesia. Esto tiene mucha fuerza!! Normalmente no están todos demasiado unidos, pero cuando que hay que unir fuerzas contra algo o contra alguien, se vuelven como una especie de piña muy difícil de soportar. Conocí a un bendito siervo del Señor fue a parar a una iglesia de un lugar en la que existían más de un “clan familiar” y con mucho, mucho peso…. Aquel precioso hombre de Dios, terminó enfermando y mucho más.

Por otro lado está ese tipo de pastores que tienen un peso especifico por alguna razón y tienen un buen número de hijos y la mayoría de ellos ocupan cargos “importantes” dentro de la propia iglesia o de diferentes modos, esto es otro problema importante en ocasiones.

Ninguna de estas cosas que acabo de nombrar son malas en si mismas, pero, normalmente, siempre terminan siendo un problema fuerte cuando surge alguna cosa, de modo especial para los siervos del Señor que se tiene que enfrentar a alguna situación “tirante” y en definitiva, para toda la iglesia.

Me encanta la frase de Spurgeon que encabeza este artículo, escrita hace más de 100 años, pero preciosa y real como la vida misma.

Recordáis la conocida parábola que recoge el evangelio en Mateo Capítulo 20??, la parábola de los obreros de la viña??...... Estoy segura de que sí!!. “Porque el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña…..” E iba pasando el día e iba contratando a medida que necesitaba hasta poco antes de acabar la jornada. El problema llega cuando todos van a cobrar su jornal, cada uno de ellos recibe un denario y comienzan las protestas, las quejas, las discusiones y las comparaciones. El padre de familia pone fin a las contiendas con una certera y lacónica frase que es cómo una especie de resumen del evangelio….”Así, los primeros serán los postreros, y los postreros primeros; porque muchos son llamados, más pocos escogidos” Mt 20: 16. Y de un plumazo… El señor Jesús, les dice las cosas muy claritas a todos los religiosos, legalistas y demás de su época que se creían que por pertenecer a determinado sitio, familia, nación y demás tenían que tener un trato deferente.

Son demasiadas las veces que he tenido que ver las diferencias que se han hecho entre hermanos, las acepciones de personas, “las iglesias club”, los que miran por encima del hombro al que no tiene suficiente “pedigrí”, al inmigrante, al pobre, al de distinto color, al extranjero…

Hace ya mucho tiempo conocí a una mujer que escuchó el evangelio por un programa radial en el que trabajo. Vivía en mi ciudad y cerca de mi casa; así que yo misma fui a visitarla. Cuando la conocí, enseguida me di cuenta que era una mujer un tanto extraña, con miles de problemas por todos los sitios y demás, pero había escuchado el evangelio y buscaba desesperada, aunque equivocadamente al Señor. Vino por años a la iglesia, venía a nuestra casa a recibir discipulado durante mucho tiempo y a mi me tomó un cariño especial. Siempre me decía que yo tenía la misma edad que su hija, una hija que no tiene el menor trato con ella hasta el día de hoy. Sí!! sé demasiado bien que no es una mujer al uso normal y mucho más, pero terminó siendo bautizada, ella y su esposo, no importa el resto. Yo podía detectar las miradas y comentarios llenos de desprecio hacía ella, humanamente hablando tenían toda la razón, pero delante del Señor, no!!. En una ocasión vino con toda la iglesia a un retiro. Pude comprobar una vez más todo lo dicho anteriormente, me duele; pero fue así. Un día o tal vez más, cantamos una preciosa canción que dice en algunas de sus frases…. “Jesús nos da una familia de verdad, familia que te trata con amor, siente el calor dentro de todo su interior y encuentra a los amigos de verdad… Mira qué gran amor!! Mira qué gran amor!!.....”. Cuando ya todos se habían ido y estábamos recogiendo, nos encontramos un libro de canciones qué le habíamos regalado, justo en esa canción, pudimos comprobar como había tachado con grandes rayas escritas con rabia las palabras y había escrito. “mentira!! Gran mentira!!” Nos dolió el alma, pero pudimos entender. Sé que se entremezclaban muchas cosas, que hubo gente muy buena que la trató muy bien, que era una persona difícil y qué, tal vez, nunca entendió el evangelio del todo, pero … Hace años que dejó de asistir a la iglesia.

He visto hacer demasiadas diferencias demasiadas veces en demasiadas cosas, he visto derramar demasiadas lágrimas por todas estas cosas y he visto a demasiadas personas heridas e incluso abandonar la iglesia repitiendo lo mismo….”Mentira!! Gran mentira!! y me duele el corazón, lo peor de todo, le duele el corazón a Dios, al Señor de la Iglesia.

Sí!! yo podría presentaros ahora mismo un muy buen “pedigrí espiritual” y quedarme más ancha que un ocho y qué??.... No gracias!!! Ese tipo de cosas no van conmigo, quiero tener siempre presente las palabras de Pablo, “….. A TODOS ME HE HECHO DE TODO, PARA QUE DE TODOS MODOS SALVE A ALGUNOS” 1ª Cor. 9:22. Pero muy por encima de todo, la esencia del evangelio, las propias palabras de Jesús:

“PORQUE EL HIJO DEL HOMBRE VINO A BUSCAR Y A SALVAR LO QUE SE HABÍA PERDIDO” Lc. 19:10.

“Pedigrí espiritual”?...... No gracias!!