Mi testamento vital

El término testamento vital, documento de voluntades anticipadas o de instrucciones previas, se refiere a un escrito por el cual un ciudadano manifiesta anticipadamente su voluntad, con objeto de que esta se cumpla en el momento que no sea capaz de expresarse personalmente sobre los cuidados y el tratamiento de su salud o, una vez llegado el fallecimiento, sobre el destino de su cuerpo o de sus órganos.^[] Su aplicación se entendería en previsión de que dicha persona no estuviese consciente o con facultades suficientes para una correcta comunicación.

Este es el sentido más común de un testamento vital, pero mi interpretación pasa por describir algunas voluntades propias en vida y cabalmente.

Se trata del deseo anticipado de declarar a mi gente y a mis amigos, e incluso al mundo entero, mi expresa voluntad respecto a cuestiones importantes.

Quiero manifestar mi más ferviente deseo de que mis hijos, nietos y discípulos se mantengan en el sendero de la fe y de las enseñanzas de Jesús hasta el final de sus vidas.

Quiero expresar mi más sincero respaldo a las iglesias de nueva generación que manifiesten su total compromiso con Cristo y quieran mantenerse fieles a Dios en una vida de fe y santidad radical.

Después de todas las experiencias vividas en todos estos años de servicio y ministerio cristiano y habiendo aprendido de los errores y aciertos, aconsejo no adoptar una teología maximalista. Sugiero como bueno el saber equilibrar la balanza doctrinal entre el determinismo teológico y el necesario concepto bíblico de la responsabilidad humana ante Dios y los hombres para, de esta manera, vivir y caminar en el necesario temor del Señor todos los días de nuestro peregrinaje terrenal.

Propongo un retorno a las buenas prácticas de la oración reposada, la meditación de la Palabra y la comunión fraternal sincera, acompañada de un testimonio evangelístico como estilo de vida continuo.

Sugiero un tiempo de formación bíblica para los nuevos discípulos de Cristo y la aplicación práctica de un discipulado relacional mentorizado. También propongo entre uno o dos años de permanencia en una escuela o casa bíblica para discípulos aventajados y con vocación de servicio ministerial, con un programa profundo y dinámico de las Escrituras, preservando a toda costa una atmósfera profundamente espiritual y fraterna. Trabajando especialmente en la transformación del carácter por la eficaz acción del Espíritu Santo.

Propongo la creación de iglesias neotestamentarias que mantengan sus puertas abiertas para los buscadores de la Verdad y manifiesten claramente la compasión de Dios, atendiendo a las necesidades reales de la gente de su entorno inmediato.

Es mi expresa voluntad para la generación emergente, que se liberen de las etiquetas denominacionales y hasta confesionales de ser necesario, a fin y efecto de propiciar lo que yo entiendo por un movimiento transversal de profunda renovación espiritual con acentos claramente bíblicos, a la vez que radicales con el pecado y la doble moral. Este genuino movimiento del Espíritu se caracterizará por claras y frecuentes señales milagrosas del poder de Dios en dondequiera que estén los creyentes de esta corriente. Hay que perder el miedo al desconocido poder de Dios y a la soberana acción del Espíritu. Este movimiento no será en absoluto antropocéntrico, sino que tendrá como señal de identidad el otorgarle la máxima gloria a Cristo; la interacción de los cinco ministerios será sorprendentemente sobrenatural y desprovista de cualquier protagonismo humano que trate de ensombrecer la gloria y el señorío de Jesucristo en Su Iglesia.

Propongo una clara y demostrada valentía y amor cristiano para guardar la Unidad del Espíritu entre nosotros, para poder ver el cumplimiento redentor de la oración intercesora de Cristo a favor de nuestra perfecta unidad que viene relatada en el evangelio de Juan 17. Todos deberemos ceder en diversas maneras para poder encontrar el punto de encuentro entre todos nosotros.

Es mi más sincera voluntad que todos los creyentes nacidos de nuevo en nuestro país, tomemos conciencia de la hora que nos ha tocado vivir y que no cesemos en el empeño de proclamar el mensaje de Cristo en toda manera posible y en todos los rincones de nuestra geografía nacional hasta que Cristo venga, o bien tengamos que partir a su presencia anticipadamente.

Finalmente, mi última recomendación viene sugerida por el mismo Señor: “Sé fiel hasta la muerte y Él te dará la corona de la Vida”.