¿Somos o no ‘hijos de Dios’?

“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.” Mateo 5:9.

El autor de esta serie recuerda al escribir esta nota cuando fuera invitado por la organización ‘Arquitectos por la Paz’ del Reino Unido para disertar en el XVIº Congreso Mundial de la Unión Internacional de Arquitectos. Celebrada en julio de 1987 bajo el lema ‘Ciudades y Refugios: construir el mundo de mañana’, la convocatoria había estado en peligro de suspenderse por causa de la Guerra Fría y la amenaza de la Guerra Nuclear entre EEUU y la URSS.

En esa ocasión este autor leyó unas reflexiones sobre las terribles consecuencias de la Guerra de Malvinas (Falklands War para los británicos) que tituló ‘Ambiciosos versus pacificadores’. Tras su presentación la ONG ‘Beyond War’¹ le otorgó la distinción de ‘miembro honorario’ y un puñado de arquitectos de todo el mundo le invitó a cofundar lo que es hoy ARC•PEACE International (arquitectos, diseñadores, planificadores internacionales por la responsabilidad social) de la que es su actual secretario general. Su presentación fue seguida ppor la entrega de la Medalla de Oro de la UIA de ese año al arquitecto finlandés Reima Pietilä (1923-1993) por la calidad de los servicios realizados a la humanidad y la sociedad durante su vida profesional.

Detrás de ese recuerdo yace una historia que arranca en una niñez vivida en un hogar cristiano, que le permitió al autor tener una cierta noción de lo que significa ser ‘hijos de Dios’ o del diablo. De adulto percibió que la línea limítrofe entre ambas realidades fue perdiendo color primero con el ‘relativismo’ y luego con el materialismo monetarista. La paulatina desintegración social, cultural y moral terminó por suplantarla con otras líneas divisorias. Además, aunque quizás sin proponérselo, los que luchan por la ‘igualdad’ (en todos los órdenes) contribuyen a que no haya diferencias entre los seres humanos.

En la actualidad el neo humanismo cientificista enseña que el hombre es esencialmente bueno y tiene en sí mismo la capacidad y energía suficientes para superar sus pasados equívocos en base a la educación. Sin embargo, la lucha entre fundamentalistas extremos parece estar instalando nuevamente la división original, salvo que ahora invirtiendo de lado las filiaciones.

Las Escrituras muestran claramente que todos somos igualmente pecadores, y estamos condenados a la separación eterna de Dios³. Ellas enseñan que por Su gracia inmerecida, la persona que cree en Jesucristo –Su Hijo- ya pasó de muerte a vida, ahora tiene vida eterna⁴.

Este es un tema que le otorga gran actualidad a la contundente frase shakesperiana ‘Ser o no ser’; la famosa cuestión existencial que está implicada en el título.

QUÉ DICE EL AT

Debemos dejar sentado una vez más el principio de que la Biblia es una unidad indisoluble, que no nos habla a través de un solo texto aislado de su contexto. Por ello, es importante saber qué significado tiene cada término usado en la Antigüedad. Para ello hemos de estudiar cuidadosamente nuestras Biblias, cotejando siempre la manera en que se usa en el NT. Así podremos captar mejor las implicaciones actuales y futuras del hecho de ser ‘hijos de Dios’.

El pasaje del Génesis que abre la breve lista de cinco citas en todo el AT incluye este relato:

“Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas.”⁵

En cuatro únicos versículos se originó un interminable debate. Los eruditos dividen sus opiniones cuando los analizan a la luz de la historia, el estilo literario y demás variables. Hay al menos tres posiciones respecto de quiénes eran esos ‘hijos de Dios’: 1. Ángeles caídos. 2. Poderosos gobernantes humanos. 3. Descendientes buenos de Set (hijo de Adán y Eva).

Por otro lado, las dos primeras menciones que se hacen en el antiquísimo libro de Job permiten saber que hubo más de una ocasión en la que ‘los hijos de Dios’ se presentaban delante de Dios y que entre ellos estaba Satanás⁶.

La última de las citas nos informa sobre el diálogo entre Dios y Job, cuando Jehová le responde a Job desde un torbellino preguntándole:

“¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel?

¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular, Cuando alababan todas las estrellas del alba, Y se regocijaban todos los hijos de Dios?”⁷

QUÉ DICE EL NT

El Evangelio define de muchas maneras quiénes y cómo son los ‘hijos de Dios’ que cita quince (15) veces. La primera cita que abre la lista es la séptima bienaventuranza, que estamos analizando:

1. Son pacificadores. “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.”⁸

2. Serán resucitados. La respuesta de Jesús a los saduceos secta de judíos que no creen en la resurrección de los muertos que le preguntaron en forma capciosa sobre el matrimonio en el cielo, revela de manera concreta que hay dos tipos de personas en la tierra, los que viven la vida convencidos de que ‘esto es lo que hay’ y los “tenidos por dignos de alcanzar (…) la resurrección de entre los muertos” que “son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.”⁹

3. Creen en Jesucristo. En el comienzo de su libro, el apóstol Juan describe el contexto en el cual el Hijo de Dios, el Verbo encarnado, vino a este mundo. En ese contexto de rechazo generalizado Dios engendra a sus hijos: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”¹⁰

4. Por ellos murió Jesucristo. El año en que Jesús resucita de la muerte a su amigo Lázaro, Caifás era el sumo sacerdote en el templo de Herodes. Buscando una salida política a su nación, el religioso alienta la muerte del Maestro de Galilea; pero, sin saberlo estaba profetizando la muerte vicaria de quien ponía su vida “por los hijos de Dios que estaban dispersos.”¹¹

5. Son guiados por el Espíritu de Dios. El apóstol Pablo lo afirma en su carta a los Romanos: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.”¹²

6. Reciben el testimonio del Espíritu. Esta declaración continúa a la anterior y revela que en su gran misericordia Dios no deja en la incertidumbre a los que Él identifica como hijos e hijas suyos: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.” ¹³

7. Disfrutan de gloriosa libertad. La creación sufre las consecuencias del pecado; pero hay esperanza: “porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo (…) Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.” ¹⁴

8. Son hijos de la promesa. Ser hijos de Dios no se transmite, dice Pablo, separando así a los ciudadanos del Israel terrenal (israelíes) de los verdaderos israelitas: “porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes.” ¹⁵

9. Son justificados por la fe. Antes estaban confinados bajo la Ley, ahora no necesitan de ella pues están revestidos de Cristo. “Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” ¹⁶

10. Son luminares en el mundo. No son murmuradores ni contenciosos, sino “irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo.”¹⁷

11. Serán semejantes a Jesucristo. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.” ¹⁸

12. Hacen justicia y aman a su hermano. Juan establece una notable diferencia entre ser hijos de Dios e hijos del diablo. “En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.”¹⁹ “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?”²⁰

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En nuestra próxima comentaremos la última bienaventuranza: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.” Mateo 5:10,11. Mientras tanto: “tened paz los unos con los otros”. Marcos 9:50b. Hasta entonces, si el Señor lo permite.

Notas.

01. Beyond War, que puede traducirse como ‘Por fuera o encima de la guerra’, es una ONG que se basa en estos principios: 1. La guerra es obsoleta. 2. Somos uno en este planeta. 3. Los medios son fines en el hacer. Sus prácticas centrales son: 1. Resolveré conflictos. No usaré la violencia. 2. Mantendré una actitud de buena voluntad. Mi enemigo no se convertirá en mi obsesión. 3. Trabajaré con otros para construir un mundo por fuera de las guerras.

02. Quienes deseen saber más: www.arcpeace.org

03. Juan 3:18; Romanos 3:23.

04. Juan 5:24; Efesios 2:1,5; Colosenses 2:13.

05. Génesis 6:2-4.

06. Job 1:6; 2:1.

07. Ibíd.38:7.

08. Mateo 5:9.

09. Lucas 20:27-38.

10. Juan 1:12.

11. Ibíd.11:49-53.

12. Romanos 8:14.

13. Ibíd. 8:16.

14. Ibíd. 8:21-23.

15. Ibíd. 9:6-8.

16. Gálatas 3:26-28.

17. Filipenses 2:15.

18. 1ª Juan 3:1,2.

19. Ibíd. 3:10.

20. Ibíd. 5:1-5.

Importante: las negritas son énfasis del autor.