Oscar Pérez: “Demos un giro radical hacia la palabra”

Esta semana nos encontramos en la ciudad de Valencia para hablar con un predicador joven llamado Oscar Pérez. Nacido en Barcelona y graduado de la Facultad de Teología IBSTE, el ministerio de Pérez (36) se centra en la enseñanza, la formación, la pastoral juvenil y la predicación.

En su tiempo libre le gusta practicar deportes, especialmente baloncesto. “Mi amor por el deporte –comenta Pérez- fue en realidad lo que me acercó a Jesús cuando era adolescente”.

Nombre: Oscar Pérez

Fecha de nacimiento: 2 diciembre 1978

Lugar de nacimiento: Barcelona

Estado civil: Casado con Valeria, una caraqueña afincada en Valencia, desde hace doce años.

Pasemos a la entrevista.

Will Graham (WG): ¿Qué hay, hermano Oscar? Gracias por dedicarnos algo de tu tiempo libre hoy en Brisa fresca. Tienes 36 años. ¿Cuándo predicaste por primera vez?

Oscar Pérez (OP): Si mi memoria no falla, la primera vez que prediqué formalmente fue en el grupo de jóvenes de la Iglesia en la que me congregaba en Barcelona. Tenía unos 20 o 21 años.

WG: ¿Cómo sabías que Dios te llamaba a predicar?

OP: Nunca he considerado que Dios me haya llamado específicamente al ministerio de la predicación sino que pienso que Dios me ha llamado a formar y enseñar a otros y que me ha capacitado para hacerlo desde varios acercamientos. Mi vocación esencial es enseñar, desde el discipulado y la amistad personal, pasando por la formación bíblica y académica y por supuesto, también en el contexto de la predicación de la Palabra.

WG: ¿Cómo pueden los jóvenes saber si Dios les está llamando a ser predicadores?

OP: Creo que no hay una única forma de saberlo aunque sí una básica de comprobarlo. En mi caso, Dios me ha ido dando a través de los años diferentes cargas que me han motivado y direccionado hacia la predicación como una necesidad de aprendizaje de la Iglesia que estoy llamado a cubrir. Hace ya varios años que siento la inmensa responsabilidad de enseñar la Biblia a los que me rodean. Me quema por dentro. Los que conocen mi ministerio y mi vocación pedagógica han ido corroborando los dones que Dios ha puesto en mí (esto es fundamental y bíblicamente indispensable y es la forma de comprobar que tienes un llamamiento a la predicación o a la enseñanza). Los demás son los que han confirmado el llamamiento que yo he recibido de parte de Dios. Recomiendo a los jóvenes que consideren siempre la opinión de aquellos que a su alrededor les aman y son maduros en la fe para guiarles con respecto a su llamado y sus dones.

WG: Como regla general, ¿cómo preparas un sermón?

OP: Como base, pido a Dios que hable Él a sus hijos desde su Palabra y con su Espíritu porque considero que por mí mismo no tengo nada que decir. Yo no tengo ningún mensaje eterno ni valioso. Todo lo que yo puedo transmitir de mi parte es temporal, efímero, no cambia la vida de nadie o la cambia de mentira.

WG: Sí, pienso lo mismo. ¿Y qué haces a nivel práctico para preparar tu mensaje?

OP: En la comunidad donde comparto solemos trabajar la predicación por series o bloques. En tal caso el texto o el tema ya está elegido mediante un trabajo previo de oración y meditación del consejo de ancianos. Lo leo varias veces, en varias versiones y en varios idiomas. Siempre tomo notas a mano porque una clave para mí son las relaciones entre las ideas del texto y suelo hacer mapas mentales mediante los que visualizo el mensaje como una estructura. No utilizo herramientas añadidas hasta que tengo clara la estructura. A partir de ahí puedo consultar diccionarios, comentarios bíblicos o libros temáticos relacionados con el mensaje que voy a predicar.

Por otra parte, de mi vida devocional y mis lecturas suelen aparecer mensajes o el germen de una idea que apunto y voy meditando por si es un mensaje que no es sólo para mí. Si el tema persiste en mi mente o en mi corazón empiezo a desarrollarlo más y oro para saber cuándo o dónde debo predicarlo.

WG: ¿Quiénes son algunos de tus héroes teológicos/ héroes en la fe

OP: Lógicamente mi héroe es Jesús. Todo nace en Él.

WG: ¡Amén!

OP: A partir de ahí, mis héroes en la fe son las personas que han marcado mi vida con su ejemplo y su amor por mí. Soy afortunado porque son muchos y en áreas bien diversas. Esencialmente son personas muy cercanas, amigos y familia.

Entiendo que la pregunta también se dirige a personajes bíblicos y autores o pensadores cristianos. El escritor actual que más ha afectado mi vida espiritual es Philip Yancey y también me gustaría incluir en esta lista, a nivel artístico, la influencia del grupo musical Jars of Clay en mi vida de adoración y en mi apertura hacia la creatividad de Dios.

Otros escritores que recomiendo son John Stott, F.F. Bruce, Tim Keller, Dietrich Bonhoeffer, Gordon Fee, Dallas Willard, C.S. Lewis o Leon Morris.

WG: Gracias, Oscar. ¿En qué consiste, para ti, un buen predicador? ¿Qué cualidades necesita en el púlpito y fuera de él?

OP: Fidelidad, naturalidad, relevancia, pasión y comunicación. Me explico:

En primer lugar, un buen predicador debe procurar fidelidad al texto. Esto para mí significa fidelidad al sentido del texto que no necesariamente implica literalidad. Tal fidelidad solo se puede adquirir estudiando “todo el consejo de Dios” (Hechos 20:27) para llegar a “manejar con precisión la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15).

En segundo lugar, considero que hay un mal endémico que afecta a muchos predicadores en España. Corre sin freno una epidemia de artificialidad y pose fundamentada en falsas enseñanzas y creencias sobre lo que es la unción y que, al contrario de lo que piensan los que la practican, aleja el mensaje de Dios de las personas. Soy un firme convencido de que la naturalidad (ser como yo soy, como Dios me ha hecho y expresarme con un lenguaje natural para el oyente, adaptado a la realidad de la audiencia receptora del mensaje) es un canal necesario para que el mensaje de Dios llegue a las personas y estas tengan la oportunidad de abrir su corazón ante la voz de Dios.

En tercer lugar, el mensaje debe ser relevante. No basta con hacer una buena interpretación del texto. Tan importante como ésta es trazar puentes que conecten la Palabra de Dios y su significado original con la realidad del siglo en el que vivimos y el significado que tiene para nosotros. Un buen predicador tiene que aplicar el mensaje a la vida de las personas de hoy con sus retos, sus dificultades y sus necesidades actuales.

En cuarto lugar, un buen predicador debe tener pasión por la voz de Dios, por la Palabra de Dios. Si para ti no es importante y no te apasiona, no puedes comunicarla.

En quinto y último lugar, un buen predicador es también un trabajador de la comunicación. Es alguien que debe desarrollar habilidades y usar el lenguaje corporal, la voz, la entonación, los tiempos, los silencios, imágenes, objetos, pedagogía, tecnología. Es necesario vestir el mensaje y presentarlo con belleza. No sólo es verdad, también es belleza y su exposición debe vestirse de belleza. La predicación es también un arte, una técnica. No hay que despreciar los dones, la formación y la creatividad. Para mí son parte del repertorio del buen predicador.

WG: Gracias por esta respuesta tan completa. ¿Cuáles son algunos de los peligros que un predicador tiene que enfrentar?

OP: Supongo que cada predicador será tentado o acechado por determinados peligros en función de sus carencias, sus “propias pasiones”, su viejo hombre.

No podemos negar que la predicación lleva inherente algunos peligros, tales como la notoriedad, el orgullo o los peligros propios del conocimiento y las letras. El peligro que yo más temo es hablar por mi propia cabeza tanto por el daño que puedo hacer a mis hermanos y hermanas como por privarles de la voz de Dios como por tener que dar cuentas del mensaje que hablé al Autor de dicho mensaje. Eso me infunde un respeto reverente y me ayuda a recordar la razón de predicar.

WG: Amén. En tu opinión, Oscar, ¿cuáles son los grandes desafíos y las grandes necesidades del cristianismo contemporáneo?

OP: Un gran desafío del cristianismo contemporáneo es actualizarse y expresarse de una forma válida para la cultura de nuestro tiempo y espacio. La gran mayoría de comunidades cristianas viven otro tiempo-espacio, irreal para el no creyente. Algunas viven en el siglo XX o incluso el XIX y no mencionan los temas de actualidad. Otras son guetos culturales que no pueden afectar la cultura del lugar en el que viven porque se niegan a adaptarse y “vivir en este mundo”. También hay numerosas iglesias que se han conformado al mundo y otras que están agarradas a determinadas formas y tradiciones. En definitiva, mucho de lo que desprenderse si esperamos alcanzar al mundo en el año 2015. Un gran desafío.

WG: ¿Y las necesidades?

OP: En cuanto a las necesidades, quiero destacar la vital y urgente necesidad de los cristianos hoy de arraigarse en la Palabra de Dios. No la conocemos lo suficiente, no la estudiamos lo suficiente, no la vivimos lo suficiente y, por lo tanto, no conocemos y amamos a Dios en profundidad. Esto nos está pasando factura y el problema se va a agravar como no demos un giro radical hacia las Escrituras.

WG: Sí, señor. Oro por este giro radical. Finalmente, hermano, ¿qué consejo le darías a un creyente joven en nuestros días?

Sólo puedo decirle una cosa que tenga valor eterno para sus vidas: conoce la Palabra de Dios de tal forma que puedas decidir con criterio cómo vivir tu vida. Si eres cristiano y el Espíritu de Dios mora en ti, escucha todo lo que Dios tiene que decirte a ti hoy. Lo ha dejado dicho para ti, ¿no quiere saber de qué se trata?

WG: Fantástico consejo, hermano. Pues nada, adelante en todo. Gracias una vez más y qué el Señor te siga usando para edificar y fortalecer a muchos en Valencia y más allá.

* La semana que viene estaremos conversando con: Héctor Escobar (Sevilla).